El inexplicable árbol que representa a la ciudad de Madrid cuyo fruto emborracha si se come sin precaución
Contiene un alcaloide con efectos similares a los de la embriaguez.

El madroño, con su vibrante fruto rojo y su característica silueta, es mucho más que un simple árbol en Madrid. Representa un símbolo profundo de la capital de España, cuyo significado va más allá de la botánica para convertirse en un emblema de identidad y tradición, siendo incluso la base del famoso escudo de la ciudad.
Sin embargo, pocos conocen la curiosa característica del fruto de este árbol tan característico. El madroño es una baya de unos dos centímetros que, además de ser una fuente rica en vitaminas C y E, flavonoides, pectina y minerales como el magnesio y el fósforo, contiene un alcaloide con efectos similares a los de la embriaguez.
Por ello, el agrónomo Daniele Paci recomienda en su cuenta de Instagram no consumir grandes cantidades de madroños, ya que su nombre científico, Arbustus unedo, se traduce como "solo uno", en referencia a los efectos intoxicantes del fruto. El alcaloide que contiene puede causar mareos y la sensación de estar ebrio si se ingiere en exceso.
Un fruto muy versátil
El madroño es un árbol que puede crecer entre 10 y 12 metros de altura. Sus frutos maduran entre el otoño y el invierno, comenzando con un color amarillo que, a medida que maduran, se transforma en un rojo en el exterior y amarillo en el interior. Sus flores son especialmente ricas en néctar, lo que las convierte en un atractivo para las abejas.
De estas flores se obtiene una miel rara y costosa, explica el portal 3bee.com. La dificultad de su producción, que incluye la floración tardía y la intervención de los apicultores para eliminar la humedad después de la cosecha, explica su alto precio. Los frutos del madroño también se utilizan para hacer compotas, que se consumen crudas con un toque de azúcar. Estas tienen un sabor aspero y ácido, con un regusto amargo.
A partir de la fermentación de los frutos, se elabora el "vino de madroño", una bebida ligeramente espumosa y con bajo contenido alcohólico. Asimismo, el madroño puede usarse en la producción de aguardiente y licor.
El Oso y el Madroño: raíces históricas en Madrid
La figura de El Oso y el Madroño es un emblema de Madrid, admirado y fotografiado por miles de personas cada día, aunque muchos desconocen su origen. El símbolo tiene sus raíces en la Edad Media, cuando el oso era un animal común en los alrededores de la ciudad, siendo parte del paisaje en los bosques cercanos.
El madroño, por su parte, se asoció a la figura del oso en 1222, cuando la Villa y la Iglesia firmaron un acuerdo para dividir las tierras cercanas, asignando a la Villa los bosques y a la Iglesia los pastos. A pesar de que no se sabe por qué se eligió un madroño, algunos historiadores sugieren que podría ser por la abundancia de este árbol en el pasado o por el parecido de su nombre con el de la ciudad.
El Oso y el Madroño es una escultura de bronce de 4 metros de altura y 20 toneladas, realizada por el escultor villenense Antonio Navarro Santafé e inaugurada en 1967. Originalmente ubicada en la Puerta del Sol, la estatua ha tenido varios desplazamientos a lo largo de los años.
En 1986, fue trasladada al inicio de la calle del Carmen debido a una remodelación de la plaza, y en 2009 regresó a su ubicación original tras otra reforma. Actualmente, tras una nueva peatonalización, la escultura ha cambiado ligeramente su orientación, mirando ahora hacia el centro de la plaza, consolidándose como uno de los emblemas más representativos de la capital española.