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Este es el animal más feliz del mundo

Este es el animal más feliz del mundo

Una de las características más notables de estos animales es su capacidad para obtener la mayor parte del agua que necesitan de los alimentos que consumen.

Oso y sus críasAnadolu via Getty Images

En el vasto y diverso reino animal, pocos seres han capturado la atención y el cariño de los humanos como el quokka. Este pequeño marsupial, originario de Australia, ha sido apodado "el animal más feliz del mundo" gracias a su característica sonrisa que parece estar siempre presente. Pero, ¿qué hace que el quokka sea tan especial y cómo ha llegado a ser conocido por su felicidad?

Desde el año 2013, los quokkas han ganado popularidad en las redes sociales, donde miles de turistas comparten sus fotos con estos adorables animales. Sin embargo, detrás de su simpática apariencia, hay una historia fascinante sobre su hábitat, comportamiento y los esfuerzos de conservación necesarios para protegerlos.

El quokka, cuyo nombre científico es Setonix brachyurus, es un pequeño marsupial que pertenece a la familia de los macropódidos, la misma que incluye a los canguros y wallabies. Estos animales son nativos de Australia y se encuentran principalmente en la isla de Rottnest, cerca de Perth, y en la isla de Bald, en los alrededores de Albany. También existe una pequeña colonia en el área protegida de Two Peoples Bay.

Los quokkas son herbívoros y su dieta se compone principalmente de hojas, hierbas y brotes. Una de las características más notables de estos animales es su capacidad para obtener la mayor parte del agua que necesitan de los alimentos que consumen, lo que les permite sobrevivir en ambientes secos. En estado salvaje, los quokkas pueden vivir hasta diez años.

El tamaño de un quokka es comparable al de un gato doméstico, con una longitud que varía entre 40 y 90 centímetros y un peso de entre 2,5 y 5 kilogramos. Su pelaje es de color marrón, con poco o nada de pelo en las patas y la cola. Como todos los marsupiales, las hembras de quokka tienen una bolsa o marsupio donde las crías se desarrollan después de nacer.

El carácter del quokka es otro de los aspectos que contribuyen a su fama de ser el animal más feliz del mundo. Estos animales son extremadamente sociables y curiosos, lo que los hace acercarse a los humanos con facilidad. Su comportamiento juguetón y activo, junto con su aparente sonrisa, ha cautivado a muchos turistas que visitan su hábitat natural.

A pesar de su popularidad, los quokkas están clasificados como una especie vulnerable debido a la pérdida de hábitat y la depredación por parte de animales introducidos como los zorros y gatos. Se estima que quedan entre 7.000 y 15.000 quokkas en el mundo, lo que ha llevado a la implementación de diversas medidas de conservación.

Para aquellos que deseen ver a los quokkas en su hábitat natural, es importante seguir ciertas normas y procedimientos para garantizar la seguridad y bienestar de estos animales. En la isla de Rottnest, por ejemplo, se requiere que los visitantes mantengan una distancia segura de los quokkas y eviten alimentarlos, ya que la comida humana puede ser perjudicial para su salud. Además, está prohibido tocar a los quokkas, y cualquier interacción debe ser supervisada por guías locales.

El proceso para visitar a los quokkas en Rottnest incluye la compra de un boleto de ferry desde Perth o Fremantle, seguido de un recorrido guiado por la isla. Los visitantes deben estar preparados para caminar y explorar, ya que los quokkas son más activos durante las horas del amanecer y el atardecer. Es recomendable llevar una cámara para capturar la experiencia, pero siempre respetando las reglas establecidas para la interacción con la fauna local.

En cuanto a los esfuerzos de conservación, varias organizaciones en Australia están trabajando para proteger a los quokkas y su hábitat. Estos esfuerzos incluyen programas de reproducción en cautiverio, la restauración de hábitats naturales y campañas de concienciación para educar al público sobre la importancia de preservar esta especie única.

El quokka, con su eterna sonrisa y naturaleza amigable, ha logrado convertirse en un símbolo de felicidad y resiliencia en el mundo animal. Sin embargo, su supervivencia depende de la continua colaboración entre conservacionistas, gobiernos y el público en general para asegurar que estos encantadores marsupiales sigan sonriendo por muchos años más.