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Esto es lo que tienes que hacer si ves que el tiempo pasa más deprisa a medida que envejeces

Esto es lo que tienes que hacer si ves que el tiempo pasa más deprisa a medida que envejeces

Experiencias nuevas, el secreto para ralentizar el paso del tiempo.

Las moscas volantes son fruto del proceso de envejecimiento del ojo y no suelen produir problemas más allá de incomodidad.Getty Images

Con la llegada de diciembre y las luces navideñas iluminando las calles, muchos se sorprenden al notar cuán rápido ha pasado el año. Este fenómeno no es nuevo, pero sigue intrigando a científicos y expertos, quienes han investigado por qué nuestra percepción del tiempo cambia con la edad.

Durante la infancia, los años parecían eternos. Cada día estaba lleno de experiencias nuevas: el primer día de escuela, juegos desconocidos o la emoción de explorar lugares inéditos. Según Adrian Bejan, profesor de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Duke, esto ocurre porque "nuestro cerebro está diseñado para registrar cambios". Los niños, al enfrentarse a un flujo constante de novedades, acumulan muchas más memorias, lo que hace que el tiempo parezca extenderse.

En contraste, la vida adulta está marcada por la rutina. Los trayectos habituales, las tareas repetitivas y un entorno familiar limitan los estímulos nuevos que procesamos. Según Psychology Today, esta falta de novedad reduce la cantidad de información que el cerebro registra, acelerando nuestra percepción del tiempo. Bejan añade que con los años, "el cerebro recibe menos imágenes nuevas", lo que contribuye a la sensación de que el tiempo pasa volando.

Este fenómeno es universal. Una investigación liderada por la psicóloga Ruth Ogden reveló que el 77 % de los adultos siente que las festividades, como la Navidad, llegan más rápido cada año. Curiosamente, en Irak se reporta una percepción similar respecto al mes sagrado del Ramadán.

Para contrarrestar esta sensación, los expertos recomiendan romper con la monotonía. Aprender algo nuevo, como tocar un instrumento o cocinar una receta distinta, o realizar actividades fuera de lo común, como viajar, puede ralentizar nuestra percepción del tiempo. Incluso pequeños cambios, como variar el trayecto al trabajo o practicar deportes distintos, pueden despertar al cerebro y hacer que los días se sientan más largos y significativos.

Además, la práctica de la atención plena, como saborear conscientemente un café o prestar atención a los sonidos del entorno, puede intensificar las experiencias cotidianas. La meditación y otras técnicas para reducir el ruido mental también ayudan a recuperar la sensación de que el tiempo transcurre más despacio.