Los análisis de sangre son herramientas clave para evaluar nuestro estado físico. Sin embargo, muchas personas desconocen cuánto influyen sus hábitos en los resultados, especialmente en valores como el azúcar en sangre o el colesterol.

Uno de los errores más comunes, destaca Psicología Torino, es ingerir alimentos ricos en azúcares simples o grasas saturadas poco antes de las pruebas. Consumir dulces, bebidas azucaradas, frituras o carnes procesadas en las 24-48 horas previas puede distorsionar los resultados, advierten los especialistas. Estas elecciones elevan temporalmente los niveles de glucosa y colesterol LDL, dando lugar a una evaluación de la salud que puede alejarse de la realidad.

La recomendación general es optar por una dieta equilibrada basada en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras en los días anteriores al análisis. Asimismo, evitar el alcohol también es fundamental, ya que puede alterar los niveles de azúcar en sangre y afectar la función hepática.

Otro factor clave, pero a menudo pasado por alto, es la hidratación. La deshidratación puede concentrar ciertas sustancias en la sangre y alterar las mediciones. Por ello, es preferible mantener una buena ingesta de agua y evitar bebidas alcohólicas o azucaradas. Incluso los zumos de frutas naturales pueden contener altos niveles de azúcar, por lo que se recomienda preferir agua o té sin azúcar.

El estado emocional también desempeña un papel muy importante. El estrés y la ansiedad elevan el cortisol, una hormona que puede aumentar el azúcar en sangre. Técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda pueden ayudar a reducir estos efectos. Dormir bien y mantener una rutina constante de actividad física en los días previos también puede contribuir a estabilizar los niveles analizados.

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