Homenaje a Madrid: arqueología de la ciudad

Homenaje a Madrid: arqueología de la ciudad

¿Qué tiene que ver el documental Robles, duelo al sol con Madrid? Mucho. Según fui progresando en la investigación de la vida y antecedentes de José Robles Pazos, descubrí que el Madrid que él y John Dos Passos transitaron, era también mi Madrid. Mi espacio favorito. El lugar que he paseado tantas y tantas veces por cuestiones de trabajo, por placer o junto a mi familia.

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El documental Robles, duelo al sol, que el próximo viernes 1 y domingo 3 de mayo se estrenará en Documenta Madrid, tiene sus localizaciones principales en la ciudad de Madrid. Lugares transitados por los corresponsales de prensa internacional mientras se mantuvo el asedio a la ciudad durante la guerra civil, que fueron pateados ampliamente por John Dos Passos y José Robles Pazos. Lugares donde se desencadenan momentos trascendentales dentro del documental, como la calle Gran Vía de Madrid, la plaza de Callao, el Círculo de Bellas Artes, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y uno de los pueblos más señeros de esta provincia, Fuentidueña de Tajo.

Todos los edificios que transita en imagen el documental, y que visitaron antes y durante la guerra nuestros protagonistas, siguen en pie, tomando el testigo de la historia hasta nuestros días.

Una de las piezas fundamentales, que sirvió de base de trabajo visual para retratar la ciudad y el campo de Fuentidueña de Tajo (Madrid) lo encontramos en el documental Tierra Española, que John Dos Passos vino a rodar con Joris Ivens en abril de 1937, en apoyo a la causa republicana, con el objetivo de convencer al presidente Roosevelt del apoyo y venta de armas al Gobierno de la República.

El objetivo de una parte del rodaje en 2014 fue replicar lo más exactamente posible, en las mismas localizaciones, los planos que el operador de cámara holandés, John Ferno, había hecho a las órdenes de Joris Iven, situando nuestra cámara en los mismo ángulos de la Gran Vía, de la Plaza de Callao, o en Fuentidueña.

Con la visita de John Dos Passos Coggin, nieto del novelista, a Funtidueña de Tajo, el magnetismo de las localizaciones revisitadas, la sensación de transitar del pasado y el valor sentimental de la recuperación de aquellas imagines, cobró todavía más valor para todo el equipo. Pudimos hacer la labor de campo para localizar las calles y la finca de Fuentidueña de Tajo, gracias a su alcaldesa Aurora Rodríguez Cabeza, donde los campesinos del pueblo instalaron en 1937 un sistema de drenaje para cultivar alimentos y llevarlos a Madrid, mientras resistiera el frente, para paliar la terrible hambruna que asolaba a la población, en un año de sequía extrema.

Uno de los primeros enclaves que visitó John Dos Passos al llegar a Madrid fue la planta 13 de Edificio de Telefónica, en pleno corazón de la ciudad, lugar en el que, tal y como cita el novelista, el censor Arturo Barea revisaba los textos de los corresponsales, y desde donde los periodistas internacionales trasmitían sus crónicas, a veces codificadas para salvar la censura. Desde el balcón de la Torre de Telefónica, podían divisar en primera persona el avance de las tropas en el Paseo de Rosales, en la Casa Campo o en Guadarrama, a la vez que eran un objetivo que destruir para las tropas franquistas.

El Hotel Florida -ahora El Corte Inglés de Callao-, como relata John Dos Passos en su único artículo para la revista Squire, Habitación y baño, en el Hotel Florida, era el lugar donde se alojaba la prensa internacional. No sólo por estar en el centro de la ciudad, sino porque también desde su posición estratégica y elevada, se podía seguir la batalla.

Otro enclave emblemático en el rodaje, es la azotea del edificio del Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá. Fue el lugar donde estaban situadas las baterías de defensa antiaérea de la República. Su espléndida terraza, testigo de aquella batalla, ahora abierta al público, presidida por la diosa Minerva, nos hace reflexionar sobre su protección bélica, con casco y coraza, observando a los visitantes.

Todos estas localizaciones históricas hicieron que el público pudiera observar en el documental el centro de Madrid desde arriba. Poder ver la Gran Vía desde todos los posibles ángulos de sus azoteas, a vista de pájaro, tal y como lo vio John Dos Passos, poco antes de conocer la noticia de la muerte de su amigo José Robles Pazos. Su desolación y reacción inmediata le llevaron a dar un largo paseo por las calles del centro de la ciudad. Atravesaría la calle Preciados, en compañía de la periodista Josie Herbs, en una de cuyas bocacalles se encuentra el Hotel Londres, primer lugar donde Dos Passos se alojó al llegar a Madrid en 1916, todavía hoy activo.

Muy cerca de allí, en la calle Alcalá, al otro lado de la Plaza Mayor, permanece erguida la Academia de Bellas Artes de San Fernando, lugar donde José Robles compaginó el estudio de dibujo con su carrera, y donde Márgara Fernández Villegas fue alumna de escultura, porque su padre no la dejó estudiar una carrera universitaria, que habría sido Filosofía y Letras, como la de su marido.

La Sierra de Guadarrama fue otro lugar frecuentado por los Institucionistas de la época y lugar de paseo de los dos amigos, tal y como recoge el biógrafo oficial de John Dos Passos, Twosend Ludington . Hay una foto muy especial en el documental que ilustra ese momento de plenitud en la naturaleza, en la que Pepe aparece mirando la inmensidad de un paisaje arbolado, y que Mauricio Ortiz Robles, uno de sus nietos, en México D.F, nos envió generosamente, anhelando imaginar una de esas excursiones de su abuelo junto a Dos Passos.

¿Qué tiene que ver el documental Robles, duelo al sol con Madrid? Mucho. Según fui progresando en la investigación de la vida y antecedentes de José Robles Pazos, descubrí que el Madrid que él y John Dos Passos transitaron, era también mi Madrid. Mi espacio favorito. El lugar que he paseado tantas y tantas veces por cuestiones de trabajo, por placer o junto a mi familia y donde me ha sido inevitable pensar, después de recuperar las imágenes de archivo, en la sensación de ir paseando con mis hijos y ser engullida por el impacto atronador de una de esas bombas.