España crece mal

España crece mal

Manifestación de pensionistas en Bilbao, en febrero. EFE/Luis Tejido.EFE

España crece, pero crece mal. Los salarios pierden peso en el conjunto de la economía; la revalorización de las pensiones es, a todas luces, insuficiente; la precariedad laboral está instalada en una parte muy importante de las trabajadoras y trabajadores de este país; el proyecto de PGE-2018 no es útil para ejercer el papel redistributivo que requiere la sociedad española y, por supuesto, seguimos padeciendo una elevada tasa de desempleo, en la que miles de parados de larga duración se están quedando definitivamente fuera del mercado de trabajo. Asistimos a una recuperación económica que se puede sintetizar en un eslogan: crecemos sin repartir.

En opinión de CCOO, esta realidad responde a causas múltiples, pero en la parte que más nos afecta tiene que ver con una aparente paradoja. Las reformas laborales, aprobadas por el PSOE y el PP, que estaban diseñadas para promover la devaluación interna del país en la época de crisis, y que acentuaron esta y retrasaron la recuperación, en el actual momento de crecimiento económico están suponiendo un auténtico lastre para impulsar aun más el crecimiento y, sobre todo, para que ese crecimiento se distribuya de forma equitativa. Las reformas laborales dificultan la recuperación de los salarios (que han perdido, como media, un 7% de poder de compra entre 2008 y 2017; pérdida que en los sueldos más bajos se sitúa cerca del 20%).

La mejora de las empresas afecta a su conjunto, incluidas las pymes, aunque la patronal utilice "el victimismo" de la situación de las pequeñas empresas

A la vez, hay que fijarse en la evolución de las empresas. En 2016 las empresas no financieras ya ganaban 36.000 millones de euros más que antes de la recesión y repartieron 17.000 millones más en dividendos. Esta mejora, además, afecta al conjunto de las empresas, incluidas las pymes, aunque la patronal utilice "el victimismo" de la situación de las pequeñas empresas.

Asimismo, la reforma de pensiones del año 2013 explica la raquítica propuesta de subida del 0,25%, que el gobierno ha corregido parcialmente después de la ola de indignación social que ha generado. No obstante, lo más grave es la amenaza de aplicación del factor de sostenibilidad, que puede producir una importante merma de las pensiones futuras. Todo ello, en un marco de jibarización nuestro mermado Estado del Bienestar. Las rebajas fiscales de los últimos años han supuesto una reducción de más de 12 mil millones de euros, y hay que recordar que España mantiene un fuerte diferencial fiscal, superior a siete puntos, con la media de la UE.

Como ha ocurrido siempre, los momentos de salida de las crisis, cuando los beneficios de la recuperación no son repartidos equitativamente, inducen crecientes episodios de conflicto y movilización social. La espectacular jornada del día 8 de marzo o las movilizaciones en torno a la cuestión de las pensiones, dan pistas sobre expresiones del descontento social que adquieren diversas formas.

CCOO exige un cambio en la orientación de las políticas y en determinadas reformas

En este contexto, CCOO exige un cambio en la orientación de las políticas y en determinadas reformas. Se trata de impulsar un crecimiento sostenible sobre parámetros de mayor justicia social. Crecimiento CON distribución. En esta tarea, para incidir en una distribución más equilibrada entre capital y trabajo, y profundizar en la redistribución de la riqueza a través del Estado, creemos que el papel del sindicalismo de clase, y particularmente de CCOO, es fundamental.

Queremos impulsar una propuesta sindical ofensiva, rigurosa y socialmente legitimada. En la medida en que no haya respuesta por parte de quien tiene la obligación de procurar un desarrollo justo tras los durísimos años de crisis (Gobierno y empresarios), porque los núcleos de poder económico han salido reforzados por esta la gestión neoliberal de la crisis, vamos a ir a un proceso de conflicto social y de movilización creciente, que tiene que concitar seguimiento en la sociedad española, ya que el discurso sobre el necesario reparto de riqueza es casi hegemónico en la sociedad.

Es tiempo de apostar por un país con una distribución justa de la riqueza, con una mayor democratización de las relaciones económicas y laborales en España. Las últimas reformas (laboral, fiscal o de pensiones) son un enorme lastre. Transformemos la realidad, desde la propuesta, desde la firmeza, desde la voluntad de negociación pero también, por supuesto, desde la movilización social.

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