El reportero del Express, Adam Toms, viajó a la isla canaria tan querida por los británicos. "Fui a Tenerife por primera vez; hay una cosa que no entiendo", ha asegurado el inglés.

El calor que se siente al bajar del avión en España es diferente al que se siente en un día cálido en el Reino Unido: más intenso y denso. Tras aterrizar en Tenerife, me recordó los inicios de las vacaciones familiares en Almería, donde mi tío tuvo una villa durante un tiempo. 

Tengo recuerdos especiales de aquella época, como paseos por un pueblo cercano y por la playa, disfrutando de la comida local en restaurantes o con una barbacoa junto a la piscina, paseando por el Mercadona y contemplando las noches estrelladas desde la azotea.

Al igual que Anakin Skywalker, no me gusta mucho la playa, ya que la arena se mete por todas partes. Pasé mucho tiempo relajándome, algo que mis padres se habían ganado a pulso. 

Pero, como era un niño con más energía y pocas responsabilidades, a menudo me aburría un poco. Había un límite de libros para leer. Si no, tenía que recurrir a la televisión diurna. 

Al recorrer Tenerife durante unos días para cubrir las protestas contra lo que los activistas locales llaman masificación turística, sentí que los británicos disfrutaban de la misma clase de descanso: holgazaneando, disfrutando de un merecido descanso y sin hacer gran cosa.

Pero esto simplemente no es compatible conmigo. No entiendo cómo la gente puede pasar semanas haciendo esto sin frustrarse y con ganas de volver a casa.

Quizás el hecho de que, sobre todo en el sur de la isla, uno esté rodeado de pubs irlandeses y escoceses ayude. 

Por cierto, me parece un poco extraño que la gente viaje cientos de kilómetros y gaste cientos de libras para llegar a estos lugares, cuando podrían hacer lo mismo en un auténtico pub británico durante un día soleado en casa.

Podría ser beneficioso probar un lugar más diferente a lo que están acostumbrados. Hoy en día, puedo elegir mis propias escapadas y suelo elegir lugares con mucha cultura y lugares que explorar.