Cómo echarle crema solar a un niño pequeño

Cómo echarle crema solar a un niño pequeño

Encuentra a un niño pequeño. Los reconocerás por sus 60 centímetros de estatura y por su forma de correr como maníacos alrededor de la casa con un puñado de comida (o lo que sea) en la mano y gritando: "¡Mío, mío! ¡Noooo! ¡Ahhh!" antes de darse de bruces con la mesita del salón.

Alberto Pomares via Getty Images

1. Encuentra a un niño pequeño. Los reconocerás por sus 60 centímetros de estatura y por su forma de correr como maníacos alrededor de la casa con un puñado de comida (o lo que sea) en la mano y gritando: "¡Mío, mío! ¡Noooo! ¡Ahhh!" antes de darse de bruces con la mesita del salón.

2. Una vez que lo tengas en tus garras, quítale la ropa lo más rápido (humanamente) posible. Hay un 100 % de posibilidades de que no quiera colaborar, así que empieza por quitarle la camiseta, y así le sujetas los brazos y la cara hasta que puedas volver a soltarlo con seguridad. Entonces te dará una patada.

3. Pon una mano encima del niño y coge un bote de crema con la otra. Nota: la marca de la crema solar no importa, pero si es chico, no compres un bote rosa, porque dirá que solo es para "eztúpidas princesas" y tendrás que pasarte otros 20 minutos convenciéndole de que la crema es unisex.

4. No quites tu mano de encima del niño y llena de crema solar un vaso de chupito. Según los expertos en niños, esta es la cantidad adecuada de loción que necesitarás para tu hijo. Según los expertos en madres, esta también es la cantidad de whisky adecuada que necesitarás tras un día de diversión veraniega en familia.

5. Ponte un poco de crema en las palmas de la mano, luego frótatelas de modo que parezca que llevas guantes blancos. Pon tus manos en posición, mira a tu niño fijamente a los ojos, y luego susúrrale con tu mejor voz de cuentacuentos: "¡Aquí viene el hada de la crema!"

6. Ataca.

7. Mientras el niño grita: "NOOOOO, ¡QUE QUEMAAA!", y tú le sigues: "¡ESPERA UN POCO, TONTORRÓN!", extiéndele la crema lo más rápido que tus manos de madre te permitan. Pies, dedos, piernas, torso; si hay piel, cúbrela, y cúbrela bien. A Dios pones por testigo de que este año no habrá quemaduras. Por encima de tu cadáver.

8. Si la situación se te va de las manos y el niño escurridizo se las arregla para escapar, sal corriendo inmediatamente detrás de él. Los pequeños suelen ser fáciles de pescar. Sin embargo, si el tuyo se trata de un pequeño malvado genio, quizás te veas en una tensa situación de empate en la que te gritará: "¡Tú NO eres mi jefa!" y te amenazará con restregar su cuerpo anti rayos UVA en tu mueble más preciado. Si esto ocurre, aleja todos tus deseos de mutilar a su muñeco favorito y, en su lugar, pide refuerzos.

9. Cuando por fin lleguen los refuerzos (papá o un perro muy capacitado), nómbrale encargado Oficial de Sujetar al Niño, y aplícale con delicadeza y furia la crema en esa carita triste que te mira. Asegúrate de ponerle en la nuca y detrás de las orejas, y si de forma accidental le cae un poco de loción en los ojos, la boca o la nariz y empieza a chillar como tu peluda tía Linda cuando se hizo las ingles brasileñas por primera vez, simplemente se la quitas y le dices: "¡Ay, lo siento! Pero esto no habría pasado si te hubieras estado quieto como te pedí. ¿A que no? ¿A que no? Ya sabes, consecuencias".

10. Cuando hasta la más mínima parte de su cuerpo esté cubierta de una fina y blanca capa protectora, puedes ponerte a discutir con tu hijo o hija por su bañador. Dependiendo de la contestación que recibas, la discusión podrá convertirse en una sesión intensa de ejercicio a muerte o en una clase de pilates improvisada. Hidrátate. Por otra parte, esto es una misión de dos, así que no dejes que el encargado Oficial de Sujetar al Niño huya a ver los deportes y/o a tocarse las narices hasta que la misión haya sido completada.

11. Ahora que tu hijo está más protegido del sol que una criatura de las mazmorras vestida con un traje espacial, estáis preparados para iros. Abre la puerta con decisión, coge a tu familia y disponte a pasar un gran día de diversión. ¡Te lo mereces, mami! Pero no lo olvides: llévate tu vaso de chupito porque tendrás que volver a ponerle crema cada dos horas.

Aplica el whisky, con el doble de frecuencia.

Traducción de Marina Velasco Serrano