La primera victoria de Hung Hsiu-chu

La primera victoria de Hung Hsiu-chu

Los principales candidatos a presidir Taiwan son dos mujeres. No es casualidad. De los actuales ciento trece legisladores, treinta y ocho son mujeres, representando el 33,6 por ciento del total. El Índice de Desigualdad de Género de la ONU, a pesar de que Taiwan no participa en dicha organización, le sitúa en segunda posición en el mundo, solo por detrás de Holanda.

AFP

Hung Hsiu-chu, de 67 años de edad, ha revolucionado la política taiwanesa. Contra todo pronóstico, superó con creces (46,2 por ciento) el umbral del 30 por ciento mínimo de apoyo cívico para revalidar su candidatura en las primarias internas del Kuomintang (KMT). La vieja nomenclatura del partido nacionalista batallaba en la sombra para resolver entre bambalinas el vacío que aventuraban tras un esperado fracaso que no llegó a producirse. El peor parado de todos, Wang Jin-pyng, presidente del Yuan legislativo, quien unos días antes se desdecía a si mismo mostrando ahora su disposición a "sacrificarse" si el partido le pedía encabezar la contienda presidencial. El Comité Central del KMT nominó a Hung, y el próximo 19 de julio, una convención nacional debe ratificar su candidatura a la presidencia, aspirando a prolongar el mandato del KMT (2008-2016).

Tsai Ing-wen, su rival y principal favorita a las decisivas elecciones del próximo 16 de enero, felicitó a Hung por su nominación, instándola a un compromiso con una nueva cultura electoral que deje a un lado el manido recurso a las calumnias y difamaciones. La primera tarea de Hung en tal sentido ha consistido en desmentir las acusaciones de fraude académico en relación a sus estudios de maestría en la Universidad Estatal de Misuri, EEUU.

Hung llevó a cabo su campaña interna prácticamente en solitario, sin el apoyo de las instancias oficiales del KMT, que ahora su presidente Eric Chu le ofrece de forma incondicional. Pero Hung es una paracaidista en su propia formación política, gobernada de viejo por clanes de los que no forma parte y que podrían obstaculizar su estrategia electoral si consideran amenazados sus propios intereses. No obstante, paradójicamente, esa rebeldía que Hung representa ante el aparato del partido constituye una de sus principales bazas ante una opinión pública recelosa de los intereses creados que protegen los guardianes de las esencias de la vieja formación nacionalista.

El estilo directo y sin rodeos de Hung, adobado con una energía que sorprende a propios y extraños, junto a una especial sintonía con los sectores más humildes de la sociedad taiwanesa, causa impresión dentro y fuera del KMT.

Respecto a su línea política, Hung, partidaria a ultranza del entendimiento con el continente, abandera la firma de un tratado de paz cuyo sustento radica en el concepto de "una China, una misma interpretación", que la plataforma política del KMT no recoge de forma explícita. Hung la define como una versión avanzada del Consenso de 1992 (una China, dos interpretaciones) que marcó el mandato del aun presidente Ma Ying-jeou. Según Hung, "una China" sería la República de China, no la República Popular China, a diferencia del entendimiento actual que sostiene que cada parte interpreta según su criterio cuál es la China actual. Su fórmula posibilitaría, por primera vez, que Beijing reconociese la existencia de la República de China. No es verosímil, pero sin duda, en el continente, Hung goza de mayor simpatía que Tsai, quien aboga por el mantenimiento del statu quo y el respeto al orden constitucional vigente.

A pesar de que el representante de Washington en Taiwan, Kin Moy, se apuró a ofrecer a Hung la posibilidad de viajar a EEUU, tal como hizo su rival Tsai Ing-wen en las semanas precedentes, no está claro que vaya a secundar la oferta antes de las elecciones. Indudablemente, necesita tiempo para afianzar su campaña en la isla, pero tampoco le entusiasma la idea de viajar a EEUU para "ser entrevistada y aprobada", en una invectiva al oblicuo significado de la misión llevada a cabo por la líder del PDP.

Los principales candidatos a presidir Taiwan son dos mujeres. No es casualidad. De los actuales ciento trece legisladores, treinta y ocho son mujeres, representando el 33,6 por ciento del total. El Índice de Desigualdad de Género de la ONU, a pesar de que Taiwan no participa en dicha organización, le sitúa en segunda posición en el mundo, solo por detrás de Holanda. La igualdad salarial entre hombres y mujeres alcanzó en 2013 el 82 por ciento.

El principal error de la dirección del KMT, que vive con relativo desconcierto sus primeras elecciones primarias, fue subestimar a Hung, quien hizo gala de una peculiar astucia y versatilidad. El proceso vivido en los meses precedentes evidenció que Hung, hasta entonces considerada una líder de segunda fila, logró sumar un apoyo significativo de la opinión pública y entre los cuadros medios de su formación. Su tendencia es al alza. El KMT concurría a los comicios de enero con un sentimiento interiorizado de inevitable derrota. Ahora, cuando menos, hay partido.