Estos hombres han tenido la viruela del mono y quieren que sepas algo
“Se transmite predominantemente a través del contacto piel con piel, pero no tiene por qué ser sexual”.
Jake* estaba comiendo como un día cualquiera con su pareja y su hijo de 15 años cuando empezó a notarse fiebre. Pasó cuatro días agotado y sin apetito y días después empezó a sentir niebla mental. 24 horas después, le apareció una lesión anal.
“Tuve una herida abierta durante cinco días que supuraba una mucosa clara y luego empezó a sangrar”, explica Jake.
“Era casi imposible sentarme y moverme era muy doloroso. Hacer de vientre era pura agonía, pero mi cuerpo me obligaba a hacerlo ocho o nueve veces al día. Cada una de esas veces era un baño de sangre”.
Fue a finales de julio cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la viruela del mono como una emergencia sanitaria mundial.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han calculado que hay 32.000 casos en todo el mundo, predominantemente en Europa y Estados Unidos, y los casos empiezan a aumentar en Sudamérica, el Sudeste Asiático, el Pacífico Occidental y el Mediterráneo Oriental.
El virus se notificó por primera vez en humanos en 1970 en la República Democrática del Congo, tras haber sido identificado en monos en un laboratorio danés en 1958 (de ahí el nombre). Sin embargo, antes de 2021, apenas se habían detectado casos en Europa.
Su poca incidencia hasta hace poco implica que todavía no se sabe mucho sobre su transmisión a la espera de más investigaciones. Este periodo de incertidumbre es similar al de las primeras etapas de la pandemia de coronavirus.
Mientras tanto, grupos de todo el espectro político piden que se actúe contra una enfermedad que está “causando verdadero miedo y ansiedad” en las comunidades homosexuales y un gran estigma con tintes homófobos.
Aunque cualquier persona, incluidos los niños, puede contraer la viruela del mono, el 98% de los casos actuales se dan en hombres homosexuales o bisexuales activos sexualmente. Así lo confirmó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, que ha aconsejado a los hombres que reduzcan su número de parejas sexuales mientras las autoridades sanitarias gestionan el brote.
Durante décadas, los hombres homosexuales han estado sometidos a un estigma injusto sobre la promiscuidad sexual, especialmente durante la pandemia del sida, y la incertidumbre en torno al aumento de la viruela del mono tiene paralelismos obvios para aquellos que recuerdan el apogeo de aquella crisis.
Por ello, los activistas afirman que es crucial que los mensajes sobre la transmisión de la viruela del mono y la vacunación se manejen con sensibilidad para evitar que se extienda el estigma contra la comunidad LGTBIQ+.
“Debemos reconocer con calma y responsabilidad que este brote actual de viruela del mono está afectando predominantemente a los hombres homosexuales y bisexuales”, dice Greg Owen, jefe de Profilaxis Preexposición en el Terrence Higgins Trust.
“Tenemos que reconocer que también se está propagando principalmente a través del contacto piel con piel, algo que se produce sobre todo durante las relaciones sexuales. No hay nada malo en afirmarlo. Sería problemático no hacerlo”.
Harun Tulunay, coordinador de formación de 35 años que trabaja con la organización benéfica contra el VIH/SIDA Positively UK, contrajo un grave caso de viruela del mono en junio.
“Sentía como si alguien me estuviera arrancando la carne de los huesos”, narra Tulunay sobre su experiencia. El londinense no cree que haya contraído la viruela del mono manteniendo relaciones sexuales, sino a través del contacto corporal, simplemente al tumbarse junto a su pareja.
Durante su estancia en el hospital, el dolor fue tan intenso que los médicos le tuvieron que administrar opiáceos para intentar controlar las molestias.
“No podía ni tragar. Así de mal me encontraba”, narra. “Me dolía más que los cálculos renales. Cuando me dieron antibióticos estaba llorando y pataleando en la cama y los médicos me tenían que sujetar”.
Aunque la mayoría de los casos de viruela del mono son mucho más leves, contraer el virus puede acarrear problemas de salud mental derivados.
Por su parte, Jake había estado en estrecho contacto con su padre, de 80 años, en los días anteriores a la aparición de los síntomas. Por eso, tras recibir el diagnóstico, tener que decirle a su familia que ellos también podían estar en peligro le produjo un estrés enorme.
“Mentalmente fue muy difícil”, dice este director de servicios profesionales de 40 años que es bisexual.
“Eso implicó que mi padre se enterara de que tengo una relación abierta, lo cual fue duro de compartir. Mi padre, de 80 años, hasta ahora se las había arreglado para lidiar con mi bisexualidad hablando de ella lo menos posible. Ahora se han puesto en contacto con él para ofrecerle una vacuna, ya que puede haber estado expuesto”.
“Es importante subrayar que la vacunación no proporciona una protección instantánea contra la infección o la enfermedad, ya que eso puede llevar varias semanas”, explica el director general de la OMS. “Eso significa que los vacunados deben seguir tomando medidas para protegerse, como evitar contactos estrechos y relaciones sexuales con otras personas que tengan o corran el riesgo de tener viruela del mono”.
Al igual que en los primeros días de la pandemia por coronavirus, la viruela del mono también está afectando a personas que están sanas y en buena forma física.
“No tengo ninguna otra enfermedad”, dice James*, que tiene 36 años y ha pedido permanecer en el anonimato. “Hago deporte seis veces a la semana y mi estado físico y mi salud son mi máxima prioridad. El hecho de que esto me afectara tanto me dio mucho miedo. El aislamiento también me resultó muy difícil, tres semanas desde el primer síntoma se hacen muy duras”.
Por su parte, John Thomas solo sufrió síntomas leves, pero cree que uno de los principales retos es precisamente convencer a las personas que tienen casos leves de que se aíslen para proteger a los demás.
“Creo que los casos leves son menos conocidos en comparación con todas las historias de terror que circulan”, dice. “Si no sabes que tienes la viruela del mono o lo disimulas para que la gente no sepa que la tienes, puedes contagiar el virus a otros”.
Y añade: “Si no hubiera estado pendiente de posibles síntomas, probablemente me habría ido a una discoteca el viernes y probablemente también el sábado por la noche. Creo que todavía no se sabe lo suficiente sobre la transmisión, y si se sabe, los mensajes que nos llegan son confusos.”
Thomas hizo bien en pensárselo dos veces antes de ir a la discoteca, afirma el doctor Lawton, que afirma que es más probable que la viruela del mono se propague en un ambiente intenso y concurrido en el que la gente lleva menos ropa.
“Se trata sin duda de una fuente potencial de infección”, afirma. “Se transmite predominantemente a través del contacto piel con piel, pero no tiene por qué ser sexual”.
A la espera de más investigaciones, los activistas como Owen intentan ser pragmáticos: “Tiendo a no ‘preocuparme’. La preocupación puede ser muy debilitante”.
* Algunos nombres han sido cambiados por motivos de privacidad.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido y adaptado del inglés por Daniel Templeman Sauco.