Un psicólogo revela las tres señales secretas para detectar a un jefe tóxico
Según el psicólogo Daniel Goleman se trata de personas con muy baja inteligencia emocional.
El ámbito laboral es uno de los que más tiempo del día a día se lleva de las personas en edad adulta. Se pasan ocho horas al día en el trabajo y las interacciones con jefes y compañeros se hacen muchas veces las que más tiempo llevan del entorno social.
Por este motivo y porque las relaciones laborales pueden influir en la forma en la que se trabaja o incluso en el rendimiento y la productividad de los trabajadores, se deben cuidar los vínculos y la forma en la que los superiores se comunican con los empleados.
Tal y como recoge ABC, Daniel Goleman, psicólogo y autor del libro Optimal: How to Sustain Personal and Organizational Excellence Every Day la falta de inteligencia emocional de un buen líder y los comportamientos tóxicos de estos pueden limitar el crecimiento del mismo. Además, apunta a tres comportamientos de jefes tóxicos a evitar si se quiere tener un buen liderazgo.
En primer lugar apunta a que estos jefes tóxicos regañan en público, cosa a evitar si se quiere tener una buena inteligencia emocional. Según Goleman, si el líder decide dar una reprimenda en tono violento y "se enfada y se va de la lengua, grita públicamente y menosprecia a un subordinado directo" esto provoca que el empleado se aleje y "odie a ese jefe".
El segundo punto a tener en cuenta es la perfección o el perfeccionismo. Está bien ser exigente con los resultados, pero según Goleman no hay que obsesionarse, ni tampoco centrarse únicamente en los errores y lo negativo que puedan hacer los empleados, ya que de esta forma bajarían la moral de los empleados.
Para el psicólogo, si un líder se encarga de recalcar continuamente "lo que está mal en la gente, nunca lo que está bien" puede hacer "esta postura crítica se la dirijan también a sí mismos".
Por último recuerda que estar discutiendo constantemente tampoco es signo de una buena inteligencia emocional y puede crear un ambiente tóxico en el lugar de trabajo. Los jefes que "siempre están discutiendo y nunca están de acuerdo" pueden provocar que los empleados sientan que sus opiniones no son valoradas o que no son capaces de cumplir con los objetivos.
"Enzarzarse en disputas constantemente debilita al grupo, [...] es mejor si un líder puede ayudar a resolver discusiones", señala Goleman, según recoge ABC.