Descubren una inesperada consecuencia que sufrirá España por la alarmante sequía del Amazonas
Su impacto en la atmósfera afectará al clima de nuestra península.
Aunque para muchos puede ser sorprendente, el aumento de la temperatura del agua del Atlántico tropical tiene relación con el incremento de las sequías en la selva amazónica. Este tipo de relaciones, llamadas "teleconexiones atmosféricas", hace tiempo que las conocen bien los científicos. Sin embargo, la peculiaridad de la relación antes mencionada tiene que ver con un nuevo descubrimiento en el que intervienen, además del río Amazonas y el Océano Atlántico, el anticiclón de las Azores.
Y es que el río Amazonas es fundamental para la salinidad de los océanos del planeta, ya que al ser tan inmenso, es el que vierte la mayor parte de agua dulce a nuestros mares. Un artículo recientemente publicado por la revista científica Nature asegura que una reducción de esa descarga de agua del Amazonas al Atlántico reducirá la temperatura del agua en la parte ecuatorial del mismo.
Y como la previsión es que el calentamiento del Atlántico se intensifique debido al aumento de la temperatura media global, la consecuencia va a ser que la selva amazónica sufra periodos de sequía más largos, intensos. Y si llueve menos en el Amazonas, de éste llegará menos agua al mar.
Impacto en la atmósfera
Los científicos han explicado que este fenómeno va a tener impacto en la atmósfera, debilitando lo que se conoce como la célula de Hadley, que se trata de una circulación cerrada de aire que discurre entre los 0 y los 30 grados norte. El aire asciende en el Ecuador, viaja hacia el Norte en altura y, cuando se enfría lo suficiente, cae de nuevo hacia la superficie. Ese aire que baja es el que genera las altas presiones subtropicales, como el anticiclón de las Azores. Y así llegamos a la parte final de esta conexión.
Si la célula de Hadley se debilita, de forma paralela también el sistema de altas presiones, provocando que aumente la circulación de los vientos del Oeste, que son los provocan las borrascas en algunas zonas de la Península Ibérica, como Galicia. Es más, los cambios de la temperatura del Atlántico alterarán la dinámica de los anticiclones lo que afectará a nuestro clima. Cuando hay anticiclones, el aire desciende y eso provoca que se caliente y que se pierda la humedad, impidiendo la formación de nubes y, por tanto, la posibilidad de que llueva.