Aparece en Mallorca una valiosa moneda usada de ritual del año 320 d.C.
Su hallazgo "confirma" las hipótesis en las que los arqueólogos e investigadores trabajan desde hace tiempo.
El descubrimiento del barco romano Ses Fontanelles, hallado en la costa de Palma de Mallorca, continúa dejando pistas a los investigadores y buzos que trabajan alrededor del navío, acerca de la fecha en la que pudo tener lugar el naufragio.
Según informó el director de operaciones arqueológicas, Miguel Ángel Cau, de la Universitat de Barcelona, su equipo ha encontrado una moneda acuñada procedente de la ciudad de Siscia, actualmente Sisak (Croacia) y cuya existencia habría tenido lugar en el siglo IV de nuestra era. Todo apunta a que se habría acuñado en el año 320 d.C.
Los trabajos encabezados por Cau pretenden culminarse a finales de este año, fecha estimada en la que se extraerá el pecio del fondo marino de manera definitiva. Una labor muy trabajosa y en la que por el camino, se van recabando todo tipo de datos hasta de las piezas que puedan parecer más insignificantes, ya que todas ellas pueden explicar -en mayor o menor medida- cómo el barco llegó hasta ahí, cuándo naufragó, cuáles eran las pretensiones de las personas a bordo, etc.
De acuerdo con Cau, el hallazgo de esta nueva moneda solo "confirma" las teorías e hipótesis que ya manejaba su equipo después de la extracción de ánforas en el año 2022, y que ya revelaron algunas pistas acerca de la fecha en la que pudo tener lugar el naufragio.
El director asegura que esta moneda tenía una utilidad ritual a la hora de botar un barco en la carlinga. En ese hueco, donde se ubicaba el mástil, se colocaba la moneda, ya que se creía que esto le traería buena fortuna, aunque salta a la vista que no ocurrió lo esperado.
Con todo, se trata de "la primera confirmación empírica" de los datos con los que ya trabajaban, y Cau asegura que el hallazgo "va más allá de lo anecdótico", y puede ser considerado como un descubrimiento de primer nivel.
Como ya se ha mencionado anteriormente, el objetivo es que se extraiga el barco, bien a finales de año o como tarde, a inicios de 2025, si la climatología lo permite. Será en ese momento cuando el pecio se ubique en el Castell de Sant Carles, lugar en el que se instalará un estanque exclusivamente para acoger al nuevo invitado, que estará disponible para ser visitado por el público durante un año y medio.