Cuando el autocuidado puede convertirse en autocondena: el riesgo de obsesionarse con el 'self-care'

Cuando el autocuidado puede convertirse en autocondena: el riesgo de obsesionarse con el 'self-care'

Dedicarse tiempo a uno mismo siempre es necesario, pero sin buscar ideales inalcanzables. 

Una mujer dándose un baño con velas aromáticas y una mascarillaGetty Images/iStockphoto

Rutinas de belleza de doce pasos, sofisticados baños con sales minerales, velas aromáticas, meditaciones, lectura a las cinco de la mañana, mascarillas para el pelo, Pilates antes del amanecer, manicuras... El autocuidado es tendencia especialmente desde el inicio de la pandemia y se comparte en redes sociales bajo mensajes como ‘tiempo para mí’, ‘día de mimos’ o ‘prémiate’.

La base del autocuidado está en dedicarse un tiempo de relax en medio de la rutina y de las prisas para sentirse bien con uno mismo y, como dice la palabra, para cuidarse. Sin embargo, en los meses algunas voces defienden que este autocuidado puede convertirse en presión para encajar en ciertos moldes estéticos o que no deja de ser un negocio para las marcas de belleza y bienestar.

Para la psicóloga experta en imagen corporal Raquel L. Rubio es importante recordar que autocuidado “son aquellas acciones o tareas cuyo objetivo principal es proporcionar bienestar en nuestra salud física y mental” y que no implican las mismas rutinas o necesidades para cada persona o cada momento. “El autocuidado basado en rutinas de belleza (mascarillas faciales, cremas, uñas...) puede suponer un impacto positivo para la persona a nivel mental, ya que puede interpretarse como un espacio de tiempo creado por esa persona para generar bienestar. Puede que una mascarilla te hidrate la piel sin más, pero puede también suponer un momento que invita a la persona a respirar y a estar en calma, algo muy necesario hoy en día”, reflexiona la experta.

Rubio defiende que el autocuidado es “necesario siempre”, pero que es mucho más complejo que “una rutina de skincare”. “Que una persona sea capaz de permitirse no hacer deporte si está cansada es autocuidado. Saber decir 'no' y marcar límites también es autocuidado. Por eso hay que entender todo lo que engloba el concepto”, defiende la psicóloga.

“Que una persona sea capaz de permitirse no hacer deporte si está cansada es autocuidado. Saber decir 'no' y marcar límites también es autocuidado. Por eso hay que entender todo lo que engloba el concepto”
Raquel L. Rubio, psicóloga.

Para Elena Ramos y Marta Barrero, farmacéuticas expertas en dermocosmética y directoras del salón de belleza The Secret Lab, el autocuidado “la capacidad que tiene una persona de buscar y proteger su bienestar, sabiendo interpretar las señales que le manda su cuerpo y regalándose momentos de relax y disfrute, que le vuelven a reconectar consigo mismo”. “Y si encima eso te hacen sentir más guapa, ¡mejor que mejor!”, añaden. Ramos y Barrero defienden que la belleza siempre debe ir unida a la salud, tanto física como mental, y no centrarse únicamente en la apariencia. “Normalmente cuando uno está y se encuentra bien por dentro se siente mejor por fuera; por supuesto, alejándonos en todo momento de la obsesión o la frustración”, resumen las expertas.

Cómo saber si se ha convertido en obsesión y presión

“El autocuidado puede prometer bienestar, siempre y cuando no nos controle o genere una presión por alcanzar un ideal”, reflexiona Raquel L. Rubio. Es precisamente ese ideal el que se muestra en redes sociales y el que puede suponer un problema para algunas personas que no quieren quedarse atrás. “Las redes sociales son una plataforma extremadamente potente para convertir cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana en una moda o tendencia”, aseguran Ramos y Barrero, que reconocen “los productos cosméticos o los tratamientos de belleza” se han viralizado.

“Ante esto, la reflexión que hacemos es que nos parece maravilloso que el cuidado de la piel genere tanto interés, pero hay que poner el foco en quién ofrece esa información, quiénes son fuentes fiables y quiénes únicamente buscan hacer negocio o un puñado de likes”, defienden las farmacéuticas. “Reservar un huequito cada cierto tiempo para dedicárnoslo a nosotras mismas debería ser una prioridad en nuestras vidas, no porque seamos esclavas de nuestro físico o nos obsesione conseguir la piel o el cuerpo de X famosa, sino porque esos momentos de autocuidado son una inversión en nuestro bienestar. Si lo manejamos de una forma sana, pensando únicamente en el beneficio que estamos consiguiendo, no hay ningún problema”, señalan las expertas.

"Nos parece maravilloso que el cuidado de la piel genere tanto interés, pero hay que poner el foco en quién ofrece esa información, quiénes son fuentes fiables y quiénes únicamente buscan hacer negocio o un puñado de likes”
Elena Ramos y Marta Barrero, farmacéuticas expertas en dermocosmética y directoras del salón de belleza The Secret Lab.

Para ellas, “el peligro está cuando nos obsesionamos y nos dejamos influenciar por la publicidad engañosa o los filtros, que nos crean expectativas de una perfección inalcanzable e irreal”. Esto afecta especialmente a los adolescentes, como explica Ana Isabel Jiménez, experta en marketing y profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC. “La industria de la cosmética sigue vendiendo estereotipos, pero no de forma tan descarada. A ver al final también depende un poco del público al que te estás dirigiendo”, explica la docente.

Según Jiménez, la aceptación social “forma parte del día a día del segmento más joven” y eso se utiliza. “Están en una época de inseguridad en la que estar socialmente aceptados es importante, entonces se juega con el tema de los influencers y copiar su comportamiento”, defiende la profesora.

Como forma de saber si el autocuidado “viene predestinado por la presión de alcanzar” determinados cánones o conductas, Raquel L. Rubio recomienda hacerse algunas preguntas. “Si las conductas dirigidas a producir bienestar vienen diseñadas por pensamientos de rigidez ("todos los días tengo que..."), desprecio ("mi cara es un asco..."), comparaciones injustas ("si no hago esto, no conseguiré parecerme a tal persona..."), culpa ("si no lo hago, me siento mal porque siento ser un fracaso")... Quizás, más que autocuidado, este siendo una autocondena”, se lamenta la psicóloga.

Además, Rubio invita a hacer algunas reflexiones a tener en cuenta. “Hay que saber que lo que muestra Instagram es un 1% de la vida de una persona, por lo que, lo que muestre en redes no es proporcional a sus rutinas del día a día”, señala la experta, que también recuerde que ese ideal en ocasiones es impostado. “Algunas publicaciones o cuentas tienen objetivos como ganar dinero por medio de colaboraciones con ciertos productos, mostrar colaboraciones sin que se note o incluso mostrar una vida ideal por mera presión o deseabilidad social”, advierte la psicóloga.

El cambio en la industria de la belleza y el bienestar y todo lo que mueve

Esta idea de premiarse a uno mismo y de dedicarse un rato de calma en medio del estrés del día a día no son solo tendencia en redes sociales, sino que forman parte del centro de los valores de las marcas de cosmética y bienestar. 

"A partir de los 90 se pasa a un nivel superior y ya no basta con sentirse socialmente aceptado gracias a un producto, sino que te encuentres bien. Cosas más personales, más hedónicas", cuenta Ana Isabel Jiménez sobre la comunicación de este tipo de marcas. "Pasamos de ese producto que nos cubre esa necesidad social a uno que nos aporta un valor personal, hedónico, se da por supuesto que la necesidad social la está cubriendo. Si tú te encuentras bien, si tú te sientes bien y proyectas esa imagen de felicidad de cara al exterior... pues si tú te ves bien te verán bien", revela la profesora sobre lo que se busca transmitir. 

"Pasamos de ese producto que nos cubre esa necesidad social a uno que nos aporta un valor personal, hedónico. Si tú te encuentras bien, si tú te sientes bien y proyectas esa imagen de felicidad de cara al exterior... pues te verán bien"

La profesora lo califica como "la belleza como parte de ti mismo" y se ejemplifica en frases como 'hazte sentir bien', 'prémiate a ti mismo' o 'encuéntrate a gusto', que, como recuerda Jiménez, son recurrentes en anuncios o campañas. "Yo soy como soy y el producto me ayuda a resaltar esa belleza natural que yo tengo. Acéptate como eres que te hará sentir bien y a partir de ahí potencia tus puntos fuertes, que la marca te ayudará, te acompaña. Es ese concepto", detalla la experta sobre los valores de marca actualmente. 

Lo cierto es que premiarse a uno mismo está en auge desde la pandemia y así lo demuestran los datos. La industria cosmética generó en 2021 8.211 millones de euros y subió especialmente el consumo de productos para el cuidado de la piel y del cabello según los datos de Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética. Además, los datos a nivel mundial señalan que la industria del bienestar generó 4,4 billones de dólares en 2021 y se espera que alcance los 7 en 2025. Por cada 20 dólares gastados, uno de ellos se invierte en productos de bienestar según un informe de The Wellness Group

Para Ana Isabel Jiménez toda esta tendencia sigue la estela del 'porque yo lo valgo' que popularizo L'Oreal: "Ahora es un poco ‘te lo mereces’ porque oye, tú trabajas, te mereces un premio".