Con qué puedes entrar y con qué no al concierto de Taylor Swift en el Bernabéu

Con qué puedes entrar y con qué no al concierto de Taylor Swift en el Bernabéu

Tras una primera noche en el estadio madrileño, ya se conocen más detalles sobre los controles de acceso al recinto.

Taylor Swift en su primera noche en el Santiago Bernabéu.xaviTorrent

Los conciertos de Taylor Swift en The Eras Tour son todo un ritual para sus fans que llevan casi un año preparando el momento de ver a su cantante favorita sobre el escenario. El show, desde que los teloneros Paramore se suben al escenario, hasta que acaba el último acorde de Karma, la canción de cierre del espectáculo, tiene una duración total de 4 horas y 15 minutos.

Por ello, muchos se prepararon su artillería particular para hacer frente al gran evento como baterías portátiles, disfraces y retoques de purpurina. Algunos incluyendo también medidas para las pausas para el baño, aunque algún swiftie haya llegado a optar por usar pañales para no perderse ni un segundo.

Tras una primera noche en el Santiago Bernabéu, muchas de las dudas se han resuelto. Por ejemplo, muchos se preguntaban que si se permitía acceder con power banks para recargar el móvil durante el espectáculo y lo cierto es que los controles de seguridad del recinto permiten el acceso con una batería portátil siempre y cuando sea de un tamaño menor que el móvil.

Con respecto a si se permite el acceso de agua, desde la promotora Last Tour informaron antes de los conciertos que se podía llevar una botella de plástico blando transparente de una capacidad máxima de 50cl. Aunque no permiten el acceso con la botella en sí, en el control la vuelcan en un vaso de cartón con el que sí que se puede acceder al estadio. Además, en el interior del Bernabéu se puede comprar un vaso de plástico, cuyo coste con agua y vaso es de cuatro euros, que se puede volver a llenar de forma gratuita gracias a los distintos trabajadores equipados con mochilas que van rellenando por el recinto.

Para los que tengan duda de si piden el DNI para comprobar quién es el titular de las entradas, en este caso, algunos fans han reportado que se les ha pedido la documentación, especialmente en los casos en los que las entradas no se han adquirido en las vías oficiales de venta.

Con respecto al tamaño de los bolsos, desde Last Tour informaron de que las dimensiones eran de máximo 44 cm alto x 22 cm largo x 15 cm profundidad. Tampoco se permite el acceso con cámaras o equipos fotográficos, así como portátiles, tablets o walkie talkies. 

Aunque la purpurina y los brillantes están más que permitidos, aerosoles y perfumes están prohibidos en el interior.

Los 'toilet breaks' del concierto

El perderse parte del concierto por ir al baño es una de las mayores preocupaciones de los fans de la cantante de temas como Fortnight o Cruel Summer. Sin embargo, entre eras hay tiempo suficiente para ir al baño y no perderse nada.

De hecho, hay quienes han encontrado hasta cuatro minutos si se marcha desde el final de la versión de 10 minutos de All Too Well que pone fin a la era Red hasta que empieza Enchanted, de Speak Now.

También recomiendan ir al baño antes de que comience la era Folkmore, que aúna Folklore y Evermore, tras Reputation, ya que esta es la transición más larga de todo el espectáculo. 

Otras opciones son entre Lover y Fearless, donde el tiempo entre una y otra es de dos minutos y medio. 

Además, cabe destacar que dentro de la organización del estadio, no se producen aglomeraciones ni colas kilométricas para las entradas de los baños y que los propios trabajadores animaron a usarlos de forma unisex para aliviar el baño asignado a mujeres.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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