Señalan al país "culpable" de iniciar sin querer la crisis actual de los alimentos ultraprocesados

Señalan al país "culpable" de iniciar sin querer la crisis actual de los alimentos ultraprocesados

La pobreza en EEUU durante la Gran Depresión hizo necesaria la elaboración de comidas hipercalóricas baratas.

Varios alimentos ultraprocesadosGetty Images/iStockphoto

La Gran Depresión que vivió Estados Unidos tras la caída de la bolsa de valores de Nueva York en 1929 sumió al país en unos años de pobreza en los que los ciudadanos tenían enormes dificultades para conseguir comida.

Esta era una situación nueva para el considerado país de la prosperidad. "La Gran Depresión fue la primera vez en la historia de EEUU en que el Gobierno federal decidió que tenía la responsabilidad de dar de comer a los hambrientos. Y eso fue un cambio enorme", explica en BBC Mundo Andrew Coe, coautor junto a Jane Ziegelman del libro A Square Meal. A culinary history of the Great Depression ("Una comida completa. Una historia culinaria de la Gran Depresión").

Aparecen los primeros alimentos ultraprocesados

Ante esta nueva situación de incertidumbre, Franklin D. Roosevelt y los demás líderes políticos tuvieron que buscar la manera de evitar que sus ciudadanos murieran de hambre. Así, además de entregar comida directamente, comenzaron a buscar alguna forma de hacer que los estadounidenses pudieran acceder a alimentos sin gastarse mucho dinero.

En esta búsqueda, Eleanor Roosvelt comenzó a preparar comidas que vendía por 7,5 centavos. Entre estos platos se encontraba una gelatina rellena con trozos de frutas y verduras. Este tipo de comida, que seguía siendo escasa y de mala calidad, dio inicio a la Dieta Estadounidense Estándar, un concepto adoptado por algunos académicos que en inglés se traduce como Standard American Diet, o SAD, palabra que se traduce como "triste".

La guerra creó una nueva necesidad

Ante la inminente llegada de la Guerra Mundial, que comenzó en 1939, a EEUU le preocupaba que muchos de los jóvenes que podían ir al frente estaban desnutridos. Para revertir esta situación, el Gobierno aportó por introducir más calorías en su dieta, lo que se transformaría, bajo su punto de vista, en más energía y fuerza, además de mejor salud.

Finalmente, Coe señala que "una de las cosas que hizo el gobierno federal fue pedirle a las compañías de alimentos, y especialmente a las panificadoras, que le agregaran vitaminas a los alimentos". "Fue una especie de excusa para elaborar ultraprocesados, porque si podías agregarle vitaminas a la comida, entonces no tenías que preocuparte realmente o enfocarte demasiado en la calidad del resto de los ingredientes", añade. Y esta comida ya no se vendía en pequeños comercios, sino en grandes supermercados "con filas y filas de envases refrigerados, cajas y productos".

'Cenas de TV'

De esta forma, surgió un nuevo concepto: cenas de TV. La popular marca Swanson bautizó así a las cajas que traían dentro una bandeja de aluminio con alimentos precocidos que tan solo debían calentarse y en 25 minutos estarían listos para comer.

Estas cenas de TV, también bautizadas por el marketing de la industria como "comida de conveniencia", no solo ahorraban el trabajo de prepararlas, sino que además eran baratas. "Si nos remontamos a los años 50 y 60, con las comidas preparadas las mamás no necesitaban estar en casa para cocinar. Podían tener un trabajo, ser independientes", afirma Gardner.

Para bajar aún más su precio, la industria alimentaria comenzó a sustituir ingredientes completos por partes de esos ingredientes, rompiendo la cadena nutricional que traían, y añadieron azúcares, sal y grasas de mala calidad para  mejorar su sabor. Los alimentos pasaron de ser naturales a ultraprocesados. "Desde una perspectiva estadounidense, ese fue un gran cambio y condujo hacia esta comida preparada: poco gasto, muchas calorías, pero no necesariamente mucha calidad", sostiene el profesor de Stanford.

Consecuencias para la salud

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) describe a los ultraprocesados como "muy convenientes (listos para consumir, casi imperecederos), muy atractivos para los consumidores y muy rentables (ingredientes de bajo costo, larga vida útil) para sus fabricantes". 

Sin embargo, se trata de alimentos "nutricionalmente desequilibrados y propensos a ser consumidos en exceso y desplazar a los otros (…) grupos de alimentos", alerta el organismo. "Nuestra capacidad innata para sentir plenitud y saciedad se puede eludir con ciertas capas de comida y manipulación para que sea tan buena que simplemente no te diste cuenta de que habías comido suficiente y comas en exceso", añade Christopher Gardner, director del Estudios de Nutrición del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Stanford, en California.

Además, este tipo de comida es altamente adictiva debido a la elevada cantidad de sal, azúcar y grasa que contienen, ya que las vías de recompensa de dopamina se activan en el cerebro.