Filologías hebrea, románica, eslava y portuguesa: las carreras menos demandadas por los alumnos

Filologías hebrea, románica, eslava y portuguesa: las carreras menos demandadas por los alumnos

EFE

Cuando Ana Belén Plaza entra en su clase de la Universidad está casi como en casa. Nunca hay más de 4 o 5 alumnos: todos se saben sus nombres, incluídos los profesores, que conocen la situación y evolución de cada uno. Es casi una clase particular.

Plaza cursa cuarto de Filología Portuguesa en la Universidad de Extremadura, una de las carreras que, año tras año, es una de las menos demandadas por los estudiantes. Según datos del Ministerio de Educación, entre filología hebrea, portuguesa, románica, eslava e italiana, tradicionalmente las carreras con menos alumnos, no llegan a los 150 nuevos estudiantes en toda España cada curso.

Previsiblemente, este año sucederá igual, por lo que todas esas carreras son una opción para aquellos que no han logrado una gran nota para el acceso a la Universidad. La baja demanda hace que un 5 sea suficiente para cursarlas.

Clara Carbonell comenzó filología Hebrea, en su caso en la Universidad Complutense de Madrid. Decidió estudiarlo por vocación, que se le despertó de niña cuando hizo un viaje a Israel: "A mi regreso a España supe que tenía que dedicarme a los estudios hebraicos, que por fin había encontrado esa vocación que había estado buscando durante mucho tiempo".

Plaza, la estudiante de portugués, admite que la gente le "mira raro" cuando dice lo que estudia, pero ella se siente orgullosa. "Me gustan mucho los idiomas y creo que en Extremadura el portugués es esencial por la situación geográfica", indica.

LAS VENTAJAS DE SER CUATRO

Los estudiantes de estas carreras subrayan que ser pocos en clase tiene sus ventajas. "Es la sensación de una pequeña familia a la que siempre puedes recurrir. Facilita que se tienda un puente de confianza y confidencia entre el profesor y el alumno, lo que no va reñido en absoluto con el respeto y la seriedad", indica. Asegura que tampoco existe "cohibición al levantar la mano y manifestar la propia ignorancia".

"Podemos dedicar más tiempo a la evaluación y corrección de sus actividades, ayudándolos con un control mucho más regular de su evolución", apoya Iolanda Ogando, profesora de portugués en la Universidad de Extremadura (50 alumnos en total).

¿POR QUÉ SON TAN POCOS?

Pero, ¿por qué son siempre estas las carreras menos demandadas? "Estamos hablando de filologías como la eslava, la hebrea, la románica... son idiomas que en España están muy poco extendidos y las carreras son muy específicas y muy teóricas", explica Enrique Javier Vercher, profesor de filología Eslava en la Universidad de Granada, donde "no llegan a 60" los estudiantes que la cursan.

Ogando añade más razones: "La sociedad española no tiene una gran tradición de estudio de lenguas extranjeras y si una gran masa de estudiantes adultos se apuntan a los cursos de inglés en instituciones públicas y privadas, las otras lenguas tienen siempre una afluencia mucho menor".

No todas las carreras con poca demanda son de la rama de humanidades ni filologías. En los últimos años, el número de alumnos de Ingeniería Geomática y Topografía ha caído de forma ostensible. Por ejemplo, en la Universidad de Oviedo este curso sólo se han matriculado 13 alumnos.

"El 70% de los titulados que obtenían el titulo, trabajaban de forma casi automática en la construcción. Ahora la crisis ha castigado de forma contundente este campo y dejado a muchos técnicos en el paro. Esta falta de demanda ha repercutido directamente en las perspectivas laborales de los futuros titulados, que ven la carrera con una baja salida profesional", explica Cristina Allende, profesora del Grado en la universidad asturiana.

ESPERANZAS DE FUTURO

Habitualmente, se piensa que los alumnos de las carreras menos demandadas tienen grandes dificultades para encontrar un trabajo en su ámbito. Los propios profesores reconocen que, en muchas ocasiones, es así: "Son estudios que las empresas no demandan. Lo más lógico es acabar como profesor de español en el extranjero, porque ser aquí profesor de, por ejemplo, filología eslava es complicado", explica el profesor de eslava Enrique Javier Vercher.

"Decantarse por una carrera tan minoritaria como esta es visto por gran parte de la sociedad como un suicidio económico a corto y largo plazo, además de uno intelectual", reconoce Clara Carbonell, la estudiante de filología Hebrea. "Al acabar, me gustaría dedicarme al mundo de la investigación", añade.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy subdirector en El HuffPost España. Junto a todo el equipo, trato de que el medio conserve la esencia que le caracteriza desde su fundación: escuchar a la gente, no importa desde donde nos lea, apostando siempre por nuevos formatos y por el contenido que demanda la calle, tratado siempre con la máxima rigurosidad.

 

Sobre qué temas escribo

Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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