Isaías Lafuente: "No debemos darle una importancia apocalíptica al nivel de polarización que tenemos"

Isaías Lafuente: "No debemos darle una importancia apocalíptica al nivel de polarización que tenemos"

Entrevista al periodista sobre el lanzamiento de su libro 'Unidad de vigilancia lingüística': "En España hay más ruido que nueces y tenemos que pensar en las nueces".

El periodista Isaías Lafuente.AURORA PASCUAL / HUFFPOST

Pasan los años y el periodista Isaías Lafuente (Palencia, 1963) sigue enseñando los estudios de la Cadena SER y la panorámica de Madrid que se vislumbra desde la sede ubicada en plena Gran Vía de Madrid con un brillo en los ojos parecido al de sus primeros días.

Un pelín cansado tras participar en un programa de televisión hasta algo más de la medianoche y con su café en la mano, el comunicador abre las puertas de la casa que comparte, entre otros, con Carles Francino. Lo hace para hablar de un texto de 384 páginas, Unidad de vigilancia lingüística, en el que ha logrado recopilar 20 años de historia de la radio con su famosa sección de gazapos que continúa sacando muchas sonrisas en La Ventana.

Se ha convertido en uno de los periodistas más influyentes en redes sociales, aunque es un adjetivo con el que no se siente identificado porque no cobra nada por ello. Pero muchos de sus mensajes sobre temas de actualidad y políticas suelen triunfar bastante entre sus más de 218.000 seguidores en X.

Una postura que también adopta al hablar en la entrevista de la ley de amnistía, del futuro de Alberto Núñez Feijóo, de si hay menos libertad ahora que antes o del término del año 2023 elegido por la FundéuRAE, la polarización: "No debemos darle una importancia apocalíptica al nivel de polarización que tenemos".

- 20 años de gazapos dan para mucho. Como oyente, además de ser un momento de humor también lo es de aprendizaje. ¿Dirías que Isaías Lafuente ha aprendido con muchos de estos errores?

- Aprendo constantemente, porque no soy lingüista profesional, soy periodista. Soy un periodista que valora la herramienta que tenemos que utilizar y que tenemos el deber de cuidar. Pero lo que hago es aplicar las técnicas del periodismo a la lengua. A mí me denuncian un error, confirmo primero que ese error existe y después me documento sobre el error. Hay errores muy evidentes que no necesitan gran consulta, pero otros sí. Con muchas vigilancias sutiles, aprendo constantemente. Es que nosotros tenemos un ejército muy potente, de gente muy culta y preparada. Nos ayudan a señalar caminos que, si los aprovechamos bien, nos sirven para aprender, para corregir y para mejorar.

- ¿Cómo es trabajar con esos peones?

- Es complicado porque son muchas las vigilancias semanales que nos llegan. Pero por otro lado es muy sencillo, porque solamente se trata, primero, de comprobar, de verificar que el error ha existido. La radio se escucha en condiciones que a veces creemos oír cosas que no se han dicho. En segundo lugar, dar respuesta a ese error. Decir cuál es, según la norma vigente, lo que se debería haber dicho en vez de lo que dijimos. Hay un tipo de errores que a mí son los que más me interesan y que nos ayudan a ver cómo evoluciona la lengua. Y se trata de los que hoy lo son, pero que al final la norma termina admitiéndolos.

Son tropiezos que lo que nos van indicando es como la lengua se va modificando con el paso del tiempo. Nosotros somos dos segundos en la historia de nuestra lengua, pero estos 20 años en la transición del siglo XX al XXI, nos han permitido certificar muchas evoluciones que eran consideradas error por la Academia y ha terminado admitiendo o normalizando. Ahora mismo se me ocurre, por ejemplo, el imperativo del verbo ir. El ‘idos’ famoso, que muy poca gente utilizaba. La mayoría usaba 'iros'. Ese imperativo del ir lo hemos corregido muchísimo en la unidad de vigilancia, hasta que un día tuvimos que decir ‘bueno, la academia ya ha admitido esto’. Lo que pasa es que después la academia va poniendo diques que pretenden contener esa evolución y que me parece que no sirven absolutamente para nada. Porque dicen ‘admitimos el iros, pero solamente en el caso del verbo ir, no en el caso del verbo marchar’. Y es muy raro que el que dice iros no diga marcharos. 

- ¿Te has llevado alguna reprimenda en estos años?

- En 20 años, con 800 informes que hemos hecho, solamente he recibido una queja de un compañero de una agencia que, además, fue una queja que le había llegado. Hablé con él y le dije, ‘mira, no sé si escuchas la sección, pero procuramos no reírnos de la gente’, hacemos un ejercicio en el que además todos entramos y ahí acabó la conversación. Pero, en estos 20 años, solamente he recibido una queja de un compañero que no era de la Cadena SER. No quiere decir esto que no haya gente que se sienta ofendida y se calle. Pero sí que te puedo decir que, si bien el mensaje que me llegaba al principio era ‘Isaías, por favor, no me saques en la unidad de vigilancia’. Ahora el mensaje que me llega es ‘oye, hace mucho tiempo que no me sacas’. Eso es algo bueno. La unidad de vigilancia ya se ha convertido en una imagen de marca y sobre todo que predicamos con el ejemplo. Los que más entramos en la unidad de vigilancia, somos, por este orden, Francino y yo.

La unidad de vigilancia ya se ha convertido en una imagen de marca y sobre todo que predicamos con el ejemplo. Los que más entramos somos, por este orden, Francino y yo

- Si Isaías Lafuente se tuviera que ir a una isla desierta con pocas cosas, ¿por qué una de ellas tendría que ser la RAE? ¿Sueles recurrir mucho a ella?

- Pues porque la lengua es apasionante. Me eduqué en una sociedad y en un sistema educativo en el que todavía se decía aquello de que ‘la letra con sangre entra’. Entonces nos obligaban a aprender de memoria determinadas cosas y a no cuestionarnos la norma. La palabra es un mundo apasionante. Alguna vez hice el juego de si toda la evolución la pudiéramos concentrar en un año ficticio, desde el principio de los tiempos hasta hoy, la palabra nació a última hora del 31 de diciembre y nuestra lengua concreta nació el 31 de diciembre, como a las 22:30 de la noche.

Es decir, estamos manejando una herramienta secular, tiene diez siglos de vigencia y, sin embargo, digamos que es una lengua recién estrenada. También cuando hablamos de los errores, nosotros manejamos una lengua maravillosa que es el castellano, que nació por un puñado de mal hablantes que dijo 'yo me desmarcó del latín'. Gracias a ellos tenemos ahora una lengua preciosa.

- Tengo apuntado que en el año 2004 la palabra del año, según el diccionario Webster, fue el término 'blog', mientras que de la de 2023 ha sido 'polarización'. ¿Crees que estamos peor que entonces?

- Nuestra historia ha sido una historia de polarizaciones. Antes, estas polarizaciones se resolvían a base de guerras y de sangre. En estos momentos, la polarización es sobre todo dialéctica. Las redes sociales han democratizado la palabra y eso está muy bien. La gente que ahora mismo insulta a través de las redes sociales es la misma gente que se acordaba de tus muertos cuando te veía en televisión, solo que lo hacían delante de una pantalla y tú no te enterabas.

Esa polarización que existe y que creo que hay algunas formaciones políticas, por qué no decirlo, que están empeñados en azuzarla, no es una polarización que responda a la relación normal que mantenemos en la sociedad. Lo que pasa es que esa polarización es un buen caldo de cultivo para que en un momento dado la cosa se nos pueda marchar de las manos. Creo que no debemos darle una importancia apocalíptica al nivel de polarización que tenemos.

- Bastantes de estos gazapos han sido de algunos de nuestros políticos. ¿Es ahora más fácil pillarles?

- Pues sí, porque queda documentado y queda guardado, precisamente, gracias a la tecnología. Esta sección que nosotros empezamos hace 20 años hubiera sido una sección mucho más precaria hace 30 o 40 años. De hecho, ya no gazapos. Ahora en la fonoteca lo tenemos todo y no solamente accedo a toda nuestra emisión, sino a la emisión de otras radios y a la emisión de otras televisiones. Creo que la tecnología nos ha servido para documentar y para poder preservar este tipo de errores, como también conservamos y preservamos los aciertos.

- ¿Gusta más fijarse en los errores que en los aciertos?

- Los errores son más llamativos y nos permite también mirarlos con una media sonrisa. Nos pasa automáticamente cuando vemos tropezar a alguien por la calle. No sabemos si se va a partir la crisma, pero lo primero que nos brota es una sonrisa. No hay que perder ese sentido del humor a la hora de analizar nuestros propios tropiezos. Es una buena herramienta para desenvolverse en la vida en general. Siempre digo que esto es la sección verde de la radio. Lo que otros esconden y tiran a la basura, nosotros cada semanita lo recuperamos y con eso elaboramos una media hora de radio que es verdad que la unidad de vigilancia puede dar una imagen distorsionada de nuestras capacidades. Parece que somos un puñado de mal hablantes los que estamos al frente de los micrófonos. Pero no, lo único que nos pasa es que el que habla más pues tiene más capacidad de errar. Hemos vigilado decenas de miles de horas de radio y de ahí ha salido un libro. El error es menor al acierto.

- Te caracterizas por ser uno de los periodistas que más claro suele hablar en X sobre temas de actualidad política. ¿Qué piensas de la ley de amnistía acordada por el Gobierno?

- Estamos ante un asunto muy discutible. En el caso de la ley de amnistía, en la que hay dos versiones enfrentadas, la del Gobierno que dice es un mal del que haremos necesidad, virtud, porque esto conducirá a la normalización de la situación en Cataluña. Y creo que es una intención loable. Es una intención arriesgada políticamente y esto también forma parte de lo loable que es la intención. Y después está por otra parte la gente que legítimamente se opone o le parece horrible que se conceda la amnistía a quien en un momento determinado puso en riesgo, digamos, la normalidad en la que vivíamos en aquel momento en España.

En todo caso, lo que debemos de hacer es reivindicar la solvencia y la solidez de nuestro Estado democrático. Si esta ley de amnistía es inconstitucional, tenemos un tribunal que decidirá si lo es o no. Pero debemos afrontar la situación con una cierta normalidad. Si miramos a nuestro pasado y si miramos el presente, lo que se está viviendo en otros países, pues creo que en España hay más ruido que nueces y tenemos que pensar en las nueces y valorar. Sobre la nuez puede haber opiniones enfrentadas, pero no conviene anunciar cada día el Apocalipsis.

Si esta ley de amnistía es inconstitucional, tenemos un tribunal que decidirá si lo es o no. Pero debemos afrontar la situación con una cierta normalidad

- Una de esas personas que suele anunciar el Apocalipsis suele ser el líder de la oposición. ¿Cómo valoras el cambio de discurso de Feijóo desde las elecciones generales?

- No creo que haya cambiado su discurso. Tiene este discurso sorprendente desde que llegó al liderazgo del Partido Popular. Porque él pasaba por ser uno de los perfiles moderados de un PP que se estaba tirando al bosque y, de repente, ha llegado aquí y ha cambiado su discurso. Seguramente, porque ve que solamente tiene dos posibilidades de llegar al Gobierno, que es uno, consiguiendo una mayoría absoluta, otro, gobernando con Vox. Ha tomado una decisión que a mí me parece que es una decisión errónea, que es adecuar el discurso del PP, que había conseguido durante 40 años integrar a la extrema derecha dentro de sus filas, al discurso que está manejando Vox.

Las habas, aquí en España, se han jugado siempre en el ámbito del centro, del centro de izquierda, del centro derecha, pero el centro... Conviene no separarse de esos consensos por arañar un puñado de votos. Es muy difícil que el PP pueda pactar con el PNV cuando tiene un socio de Gobierno ahora mismo en las comunidades y en los ayuntamientos que quiere ilegalizar a ese partido. Ha tomado un camino que espero que se enderece.

- ¿Crees que marcado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso?

- Marcado sí, porque ella fue la primera en hacer y en dar este paso y a ella le ha salido bien. Pero a pesar de que la presidenta de la Comunidad de Madrid diga que Madrid es España y que España es Madrid, y estas melonadas que suele soltar, pues no es así la cosa. De hecho, hemos tenido a un PSOE gobernante durante muchos años, que hace muchísimo tiempo que no gobierna en la capital. Entonces, Madrid y España son diferentes. Y en España, a veces, ese discurso soberbio de ‘Madrid es lo mejor’ o ‘nos están robando’, cada vez que se toman decisiones que lo que pretenden es que se reparta todo el poder político, el poder económico, entre territorios que han sido menos beneficiados que Madrid. Esos privilegios de los que goza Madrid son los que le han llevado a tener una muy buena posición dentro de España. Pero conviene no restregárselo al resto de los españoles.

- ¿La ves como posible rival de Feijóo?

- No lo sé. Es que la política va a pasos tan acelerados que no lo sé. Quién iba a pensar que Isabel Díaz Ayuso, que perdió clarísimamente las elecciones en sus primeras elecciones y que llegó al Gobierno gracias a que Ciudadanos decidió que el pacto era únicamente con el PP... Es que ni ella. Pero de la misma manera, se ha producido una aceleración muy fuerte desde no tener perfil para ganar unas elecciones a convertirse en una presidenta con mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid.

En el otro lado, hemos visto tres liderazgos del PP, el de Rajoy, el de Casado y el de Feijoo, que han caducado. Pero Pedro Sánchez sigue ahí. En una situación, también muy precaria, de equilibrista, pero sigue. La política es muy complicada y no me atrevería a hacer vaticinios sobre lo que será.

Hemos visto tres liderazgos del PP, el de Rajoy, el de Casado y el de Feijoo, que han caducado. Pero Sánchez sigue ahí. En una situación de equilibrista, pero sigue

- Hemos visto que España ha sido de los pocos países europeos que han aguantado la embestida de la extrema derecha en Europa. ¿Qué opinas del parón que ha habido en las anteriores elecciones?

A la extrema derecha la estamos frenando bien en España. No hay ahora más extrema derecha que la que había hace 30 años. Lo que pasa es que, antes, se iban a partidos minoritarios y ahora aparecen. El Vox que tenemos en estos momentos, nace en origen de gente del PP que en un momento dado decide desmarcarse. Sí que ha pasado otra cosa y es que esos diputados, esos escaños en las comunidades autónomas o en los ayuntamientos, le han dado suficiente poder como para colarse en gobiernos municipales y autonómicos.

Veremos cómo evoluciona. Hemos visto otras fuerzas emergentes a lo largo de los últimos años que han crecido como la espuma y se han desvanecido como la espuma. El crecimiento de Vox se produjo por una repetición electoral. Digamos que, con Vox, hay una parte de espejismo que veremos si se diluye o si se consolida. Creo más bien que se diluirá. Confío mucho en el sentido común de los ciudadanos españoles. Votan siempre con bastante precisión y con bastante tino.

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Sergio Coto es redactor en El HuffPost. Nació en Madrid, en 1995, y estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar a El HuffPost, trabajó como redactor en '20 Minutos', 'El Mundo', 'La Sexta', 'Bankinter' y 'El Plural'. Puedes contactar con él en sergio.coto@huffpost.es