José Ignacio Lapido: "La industria musical se ha buscado muchos de los problemas que tiene"

José Ignacio Lapido: "La industria musical se ha buscado muchos de los problemas que tiene"

Entrevista al músico, que presenta su nuevo disco, 'A primera sangre'. 

El músico José Ignacio Lapido.NACHO GARCÍA GONZÁLEZ

Dice el músico José Ignacio Lapido (Granada; 1962) en una de sus últimas canciones que aún sigue “perfeccionado el arte de sobrevivir". No debe de ir por mal camino, dado que lleva más de 40 años logrando capear los temporales que afectan a su gremio.

En todo este tiempo le ha dado tiempo a liderar una de las bandas más aclamadas del rock en español, 091, que se disolvió en 1996 y regresó a la vida en 2016, y a publicar nueve discos en solitario. El último, titulado A primera sangre, acaba de ver la luz.

Para ello ha tenido que buscarse la vida y montar su propio sello discográfico, llamado Pentatonia Records, con el que ha conseguido seguir publicando sus canciones.

Lapido atiende a El HuffPost en un céntrico café de Madrid. Pide una Coca-Cola Zero, mira asombrado el exiguo tamaño del botellín y comienza a responder preguntas.

Hace años decías que, cuando acababas de grabar un disco, te quedabas "como perro al que quitan las pulgas". Pero esta vez dices que ese proceso no ha sido tan agónico. ¿Qué ha cambiado?

Estas cosas tampoco se planean ni para que salgan bien ni para que salgan mal. Se intenta que salga todo bien, que sea todo fácil, pero a veces las cosas se complican. El inicio del proceso, que es la creación de las canciones, tiene vida propia. Aunque tengas muchos años de oficio, como es mi caso, a veces cuesta más. Otras veces he utilizado la metáfora de que te quitan una muela y te quedas ya a gusto porque lo tienes ahí, sabes que lo tienes que echar, tienes esas canciones que están incluso doliendo tenerlas ahí y que no acaban de terminarse y cuando las acabas y haces el disco y todo pues te quedas descansando. Incluso el título del disco hace un poco referencia a eso. En este caso, el proceso de creación y de grabación no ha sido un duelo a muerte. No sabría explicarte el porqué, pero tanto la composición de las canciones como la grabación, la preproducción, ha sido todo espontáneo, fluido, natural... Y yo me congratulo de ello porque, aunque la composición musical y de escritura de canciones tiene algo de agónico y de lucha, esta vez ha sido más sencillo para mí. Y no sabes lo que me alegro de que así haya sido.

¿Cómo has llevado el confinamiento y la pandemia? ¿Cómo sobrevive un músico confinado?

A duras penas. El confinamiento echó por tierra los planes que teníamos. Mi banda 091 habíamos empezado una gira de presentación del disco que grabamos en 2019, que era nuestra vuelta a la vida discográfica después de un montón de años. Empezamos la gira y en marzo de 2020 nos encerraron a todos y aquello cambió nuestros planes por completo y paralizó nuestra actividad profesional. No solo la nuestra, sino la de todo el gremio y de las artes escénicas, que estuvimos mucho tiempo con restricciones. En cierto modo lo entiendo, pero sufrimos en primera persona todo tipo de restricciones. Luego, cuando se fue abriendo un poco más el panorama, he sobrevivido dando conciertos yo solo, cosa que no había hecho nunca. Siempre he sido un músico que se ha acompañado de otros músicos, de una banda de rock, pero las circunstancias me obligaron a enfrentarme. Di algunos conciertos con mi guitarra solamente, o en formato dúo con el piano. Y básicamente así hemos ido solventando este periodo de tiempo aciago. Y también he gastado el tiempo componiendo. Las canciones que van en el disco están compuestas en ese periodo, entre mitad de 2020 hasta finales de 2021. 

En 2005, cuando acababas de montar tu propia discográfica, decías en una entrevista que estabas "capeando el temporal", que es la misma expresión que has utilizado recientemente. ¿Sigue la cosa igual? ¿Qué problemas tiene la industria ahora?

Hay que diferenciar. Yo llamo industria discográfica a las grandes compañías, a las multinacionales. Yo lo que hago es la guerra por mi cuenta, la guerra de guerrillas. Yo autogestiono mi carrera discográfica y no me puedo considerar industria porque es una cosa muy artesanal. Yo monté el sello en 2005 porque no encontraba salida para mis producciones discográficas. Y, en vez de quedarme en mi casa, me busqué la vida montando un sello que llevamos familiarmente, mi mujer, Maria del Mar, y yo. Y desde entonces todos los discos que he grabado los he editado con mi sello, e incluso dos reediciones que se hicieron de 091 también lo hemos editado ahí. La industria tendrá sus problemas y yo tengo los míos. Los que tenga la industria a mí no me interesan nada. Sé cuáles son pero no me interesan nada. Que se las apañen ellos. Muchos de los problemas que tienen se los han buscado por su falta de empatía con los músicos y su falta de proyectos a largo plazo porque solo han buscado siempre la rentabilidad inmediata y no han cuidado carreras de largo recorrido. Si tienen problemas, allá ellos.

"Creo que es un ejercicio de honestidad hacer canciones que corresponden a tu edad"
José Ignacio Lapido

¿Cuáles son tus problemas?

Son otros. Son del día a día. Es háztelo tú mismo. Es una tabla de salvación que me busqué para poder seguir editando discos. Tiene mucho trabajo añadido, pero me da pie a no depender de opiniones ajenas, de calendarios ajenos, y hacemos la cosas como queremos y como nuestros recursos económicos nos dejan. Pero estamos contentos.

Citabas ahora a tu mujer y hace poco que has recalcado la importancia de tu familia en este disco. ¿Qué te aportan ella y tus hijos?

Esto es una cosa familiar. Mi mujer se encarga de un montón de cosas de las que yo no tengo tiempo de hacer en la compañía. Editar un disco requiere una serie de trabajos administrativos, de coordinación, tienes que llevar la web, tener relaciones con la distribuidora, con la oficina de promoción, con bancos, con empresas que hacen los envíos... Todo eso lo lleva para adelante María del Mar. Y en este caso también se ha añadido el trabajo de mi hijo Nacho, que es fotógrafo y ha hecho las fotos de promoción de este disco. Y estoy orgullosísimo de él.

En una de las canciones del disco hablas de "la ingenuidad de aquel que imaginaba tormentas", una clara referencia al disco de 091 Tormentas Imaginarias, de 1993. ¿Qué pensaría aquel Lapido de 1993 del Lapido actual?

En el 93 ya era yo un profesional de la música y muchos tienen aquel disco como la cumbre artística de 091. Creo que a nivel musical y lírico podemos estar muy orgullosos de ese disco porque se consiguieron buenos temas, el grupo trabajó muy bien. ¿Qué pensaría? No lo sé exactamente, pero quizá un poco de incredulidad al ver que, tantos años después, siguiera en el negocio. Quizá, pero no lo sé. Quizá no se lo plantearía porque el Lapido aquel, dos años después de aquello, decidió junto a sus compañeros acabar con la banda y estuvimos 20 años fuera del negocio hasta 2016. Así que cualquiera sabe lo que pensaría.

"Yo lo que hago es la guerra por mi cuenta, la guerra de guerrillas"
José Ignacio Lapido

La religión salpica muchas canciones de todos tus discos. ¿Qué te sugiere la religión? ¿Es una herencia del colegio, de la infancia, que te ha quedado ahí?

Pero no hablo tanto de religión como de la idea del bien, del mal, de la salvación, del pecado, de la culpa. Conceptos que maneja la religión católica que aprendí, como casi todos los de mi generación, en el colegio. Eso te queda marcado. Muchas cosas de las que aprendes de pequeño, lees de pequeño, permanecen en ti, pero no por creencia. En este caso lo uso muchas veces como metáfora de esos conceptos. La Biblia es un pozo sin fondo literario de historias, de parábolas, que te sirven para explicar determinadas circunstancias del presente, lo mismo que la mitología, que también la uso mucho. Muchos de los símbolos que tienen vienen muy bien en una canción, donde en tres estrofas y un estribillo tienes que contar algo. En tres minutos tienes que describir un estado emocional o una visión del mundo. Y viene bien utilizar ese tipo de símbolos que todo el mundo comprende por economía de medios literarios.

También tratas mucho la muerte, pero no desde un punto de vista trágico, sino con ironía e incluso humor. ¿Es esa la mejor forma de aproximarse a algo a lo que todos nos encaminamos? 

Enfrentarse al tema de la muerte es un ejercicio sano, utilizando una paradoja de humor negro. Hablar de la muerte es sano. Eso tiene hasta gracia. Hay que tratarlo desdramatizándolo. Ante la certeza de que nos va a llegar nuestro momento, se trata de celebrar y brindar por los momentos vividos, por las cosas que nos han hecho mejores, por las cosas que hemos disfrutado. La muerte no se suele tocar en la música pop, a no ser en el plano romántico. Se toca más en el folk o en el blues. Yo no tengo ningún problema, pero supongo que la edad influye al plantearte determinados temas que cuando eres joven los ves muy lejanos. Mis canciones parten de la reflexión y creo que es bueno hacer las canciones que te tocan por edad. No podemos ser eternos adolescentes. Creo que es un ejercicio de honestidad hacer canciones que corresponden a tu edad.

"El símbolo religioso que yo me pondría encima de la cabeza sería un signo de interrogación"
José Ignacio Lapido

Hablas siempre mucho del mundo de los sueños. ¿Por qué?

El mundo onírico es muy rico literariamente hablando. Siempre me ha atraído mucho esa frontera entre la realidad y el sueño, el claroscuro, esa incertidumbre que no sabes si estás hablando de lo soñado o lo vivido. Es un tema que siempre me ha atraído y creo que viene de mi afición por el surrealismo, de mi querencia por los autores, pintores y artistas surrealistas que buceaban mucho en el mundo de los sueños.

En muchas de tus canciones hablas de tus múltiples dudas. ¿Por qué? ¿Qué sensación te provoca esa gente que siempre parece estar en posesión de la verdad?

Antes decíamos que hablar de la muerte era sano. Plantear dudas es más sano todavía. Dudar es un ejercicio intelectual de primer orden. Dudar por sistema, poner en duda creencias que creemos muy arraigadas en nosotros. Pues a lo mejor es bueno dudar de ellas. Puedes llegar a la misma conclusión que tenías antes, pero ponerlas en cuestión es bueno. El símbolo religioso que yo me pondría encima de la cabeza sería un signo de interrogación. Creo que en mis canciones hay muchas dudas flotando y pocas certezas. Pero es que en mi vida pasa eso. Tengo un mínimo de certezas vitales, pero tengo muchas dudas. Y a veces cambiar de opinión no está mal si al sitio donde te diriges es más correcto que al que ibas.

"Agradecería a los políticos que me hablaran como adulto y no como un niño que se cree los cuentos de hadas"
José Ignacio Lapido

En el disco hablas de un ministro y haces una referencia a la infantilización con la que nos tratan los políticos. ¿Cómo ves el panorama que nos rodea?

La referencia al ministro es un recurso para referirme al poder, no a un ministro determinado. Esa canción habla de la frontera entre lo que llamamos locura y lo que llamamos cordura. Las distintas formas que hay de distorsionar la realidad, que se puede distorsionar porque tengas un trastorno, una enfermedad mental, porque tomes sustancias o drogas o desde el poder porque les convenga distorsionar la realidad para mantenerse ahí. La corrupción del lenguaje es uno de los métodos más utilizados para distorsionar la realidad. Cuando digo que hablarnos como a niños es parte de la solución del ministro, me refiero a que muchas veces como adultos agradeceríamos que nos dijeran la verdad, para variar. Que reconocieran a veces la imposibilidad de arreglar ciertos problemas humanizaría a la gente que está en el poder. Porque parece que son super héroes que pueden arreglarlo todo, cuando cualquiera con un mínimo de formación sabemos que hay problemas, si no irresolubles, bastante difíciles. Pero ellos cada cuatro años pretenden hacernos creer que tienen el poder de arreglarlo todo como si viviéramos en Disney. Yo, como adulto, agradecería que me hablaran como tal y no como un niño que se cree los cuentos de hadas.

En las últimas semanas han salido personajes afirmando que hace 30 años, o en la Transición, había más libertad que ahora. ¿Estás de acuerdo?

¿Hace 30 años? Hace 30 años estábamos ya en democracia, ¿no? Hace 30 años era el año... 93. No sé, no sé a qué personajes te refieres.

Mario Vaquerizo, Miguel Bosé y Toni Nadal.

Ah. ¿Toni Nadal?

Sí, el tío de Rafa Nadal, que fue su entrenador.

Anda que estoy yo enterado. Pues yo creo que la Constitución que había es la misma que hay ahora, si no estoy equivocado. O vivo en otro mundo... La Constitución se votó en el 78 y, una vez que entra en vigor, las libertades fundamentales son las mismas. Así que no sé a qué viene esa chorrada. Que me hablen de Fernando VII pues lo entiendo. Pero del 78 o del 92, cuando ya había un gobierno socialista... No sé. Tampoco me estás hablando de Kierkegaard, me estás hablando de Mario Vaquerizo. Yo qué sé, no tengo ni idea de lo que habla. No sigo a ese tipo de personajes.

FECHAS DE LA GIRA 'A PRIMERA SANGRE'

21 de abril – MURCIA – Garage Beat

22 de abril – SEVILLA – Custom

29 de abril – GRANADA – Teatro CajaGranada

12 de mayo – CÓRDOBA – Sala Hangar

13 de mayo – MÁLAGA – La Cochera Cabaret

19 de mayo – MADRID – Sala Cool

20 de mayo – BILBAO – Kafé Antzokia

26 de mayo – VALENCIA – Loco Club

27 de mayo – ZARAGOZA – Casa del Loco

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Rodrigo Carretero es Traffic Editor Manager en 'El HuffPost' y trabaja desde Madrid. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Valladolid y Máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid, ha trabajado en 'El Día de Valladolid', en 'El País' y en las radios musicales del grupo Prisa. Puedes contactar con él en rodrigo.carretero@elhuffpost.es