Vence a la pereza: date el gusto del triunfo
La historia que os cuento aquí demuestra dos cosas: que los grandes cambios se consiguen con un cúmulo de pequeñas decisiones, y que cada una de esas decisiones solo se logra superando la pereza. La próxima vez que la pereza te mire a los ojos y tengas que tomar la decisión de superarla, no pienses «Yo-no». Piensa «Yo-sí».