… Y otra de más de lo mismo para más de lo mismo

… Y otra de más de lo mismo para más de lo mismo

El aleteo de una mariposa en California provoca un derrumbe en medio mundo. Hasta en la formidable Suiza.

Logotipo de Credit Suisse.FABRICE COFFRINI/AFP via Getty Images

Todo empezó, nuevamente, por la avaricia de uno o unos ejecutivos de un banco regional de Estados Unidos, el ‘Silicon Valley Bank’, especializado en empresas emergentes del sector tecnológico; pero el problema es que, primero, hay muchos directivos avariciosos, y, segundo, que en estos tiempos la economía es global. Y que el ‘First Republic Bank’ sigue en la UVI. No hay fronteras para el dinero. Es el ‘efecto mariposa’ famoso, una primera derivada de la teoría del caos. El aleteo de una mariposa en California provoca un derrumbe en medio mundo. Hasta en la formidable Suiza. Refugio del capitalismo y Foro de sabios (que los hay) y sabiondos (que se cuelan para la foto) en Davos.

Lo hemos visto, lo estamos viendo en realidad, incluso en la quintaesencia de la solidez bancaria por antonomasia: el gobierno confederal de Suiza ha tenido que intervenir inyectando dólares en vena y forzando al USB a comprar el Credit Suisse, que está en la cuerda floja. ‘Un problema bancario’. Pero ayer por la mañana todos los bancos españoles, bajaron en la bolsa, aunque luego el IBEX 35 remontó. El rescate no calma del todo a los mercados; si bien la reacción conjunta y los mensajes de Lagarde amortiguan el golpe. E inyectan cierta esperanza. Porque los inversores no se fían…del todo, al menos de momento. Tienen que ver más datos.

El aumento del precio del dinero por los bancos centrales quizás no ha sido un buen remedio: probablemente ha empeorado el síndrome al afectar a las inversiones a medio o largo plazo. Harán falta más hechos, más ríos de liquidez, que buenos deseos.

Y la derecha nacional, que sigue con su estrategia de chochos y pejines, tiene un problema táctico muy, pero que muy serio: no le puede echar la culpa a Zapatero. Tampoco puede transferir la responsabilidad a Pedro Sánchez y a su gobierno social comunista, que muy al contrario trató de desarrollar un conjunto de medidas que vistas ahora pueden considerarse preventivas y hasta ‘visionarias’.

Han sido como cortafuegos para evitar las repercusiones que tuvo la ‘gran crisis’ gobernada por el PP, siguiendo la estela de la ‘gran timonel’ de la ortodoxia, ya periclitada, Angela Merkel, que desplumó a las clases trabajadoras y a las emergentes clases medias, que, en el colmo de los colmos, tuvieron que salvar a la banca. 60.000 millones, más más que menos, que aún no han devuelto. No solo en euros contantes y sonantes sino en agradecimiento. Haciendo amigos….

Hasta ahora mismito todos los beneficiados con aquél sacrificio colectivo miran para otro lado e incluso se indignan cuando el gobierno plantea aumentar los impuestos a las grandes fortunas en circunstancias que requieren un esfuerzo adicional a toda la sociedad. Otra vez, y viéndolas venir, desde la Casa Blanca, se ha exigido más solidaridad (e igualdad) a los ricos y muy ricos: porque este nuevo crack no es un hecho aislado. Como tampoco son exactamente beneficios caídos del cielo los artificios financieros. La verdad es que en la mayor parte de los países se está planteando aumentar la fiscalidad a los tramos superiores. De entrada, en Reino Unido, el premier Sunak abandonó hasta con displicencia, la loquinaria bajada general de impuestos de su breve antecesora. Lo que cunde es cumplir de verdad la progresividad fiscal sin lo que son absurdos privilegios disfrazados de abuelitas. Que un político, con una sólida fortuna y un gran sueldo, se beneficie bono social para la calefacción, como el vicepresidente del gobierno de la Comunidad de Madrid, ya es de ‘cum laude’ en el doctorado de caradura y poca vergüenza.

Que por un resquicio legal esto pueda suceder, no significa que sea obligatorio que suceda. El político ha de dar ejemplo. Buen ejemplo. No mal ejemplo. Y si se equivoca, pues lo corrige. Decía el ex ministro Soria López, sin duda hablando de oídas, que lo peor no es meter la pata, sino no saber sacarla.

Está la pandemia, que exigió enormes inversiones en salud, y que dejó en evidencia a los sistemas de sanidad pública, sometidos a una salvaje dieta severa por el neoliberalismo. Lo único que han aprovechado Núñez Feijóo y Díaz Ayuso son la vendas usadas que se ponen en los ojos pata no ver lo que no quieren ver y que la realidad no les joda ni el discurso ni el titular. Esto pone en un serio aprieto al profesor Tamames, porque a pesar de toda su sabiduría no constaba en el borrador de su e.moción filtrado para hacer boca nada de lo que ya estaba pasando.

La derecha, del uno al otro confín, no se lo esperaba; creía que lo de la ‘baraka’ del presidente Sánchez era un cuento de ‘las mil y una noches’. O de la mil y dos. Pero el banco de Silicon Valley, capital del chip y el chop chop, se ha hecho presente: ¿cómo afectará a España y, naturalmente, a los españoles?, ¿las medidas de protección social públicas que la derecha considera un despilfarro, siempre que su primer beneficiario no sean empresas privadas, que por su propia condición rentista e intermediaria disminuyen el efecto final, no son acaso una iniciativa imprescindible en las presentes circunstancias? Item más: los fondos comunitarios Next Generation, esa especie de Plan Marshall post pandemia, planteado desde el principio por Moncloa y un pequeño grupo de mandatarios europeos, y que el PP consideró una ocurrencia publicitaria, y luego, al salir adelante, trató de boicotear y descalificar con frecuentes y patéticas peregrinaciones a Bruselas, ¿no han preparado acaso a la UE para afrontar mejor esta nueva ‘pandemia’ financiera’? Los coletazos de la gran recesión, la covid, la invasión de Ucrania, el enorme esfuerzo de rearme….

Y no será porque no se haya oído el monótono sonar de los tambores de guerra, cada vez más cercanos, avisando de la furia en movimiento. Cuando aún no hemos salido del tiempo en que han saltado por los aires nuestros mundos de certezas y lecciones aprendidas…en fase de borrado.

Todo en lo que teníamos confianza, lo que nos parecía intocable por puro sentido común y espíritu de supervivencia como pueblo y sociedad, o ha desaparecido, o está en trance de ir desapareciendo. Nuestra mayores señas de identidad como europeos, la democracia y el Estado de Bienestar, están puestos en duda por los jinetes del apocalipsis, el populismo y el nacionalismo, que quieren volver a sembrar el caos y la guerra con los clásicos discursos del odio y de la inacabable revancha anclada en el medievo.

Occidente tiene muchos problemas con la nueva China de Xi, pero la nueva China de Xi es una importante tenedora de deuda USA. Por cierto, no sabemos todavía si con una esta nueva crisis económica disparada desde un prometedor enclave de Estados Unidos, punta de lanza de las nuevas tecnologías y del nuevo mundo alumbrado por internet, la banca y la hacienda china se verá contagiada o si el enigmático Xi aprovechará la circunstancia para presionar a Biden en todas la confrontaciones en marcha. ¿Y Moscú? Putin ya tiene, por las enormes inversiones de su guerra particular en Ucrania un serio problema interior: técnicamente Rusia está al borde de la quiebra, y ya ha comenzado, discretamente por miedo al polonio en el café, una tímida rebelión de los oligarcas que sostienen al régimen con ínfulas zaristas leninistas.

En estos tiempos, y con casi todos los bancos mundiales en bolsas altibajas, y con los inversores temblando de miedo, a pesar de la rapidez en la reacción de los bancos centrales y de los gobiernos inyectando liquidez para cortar el pánico, conviene releer lo que Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, escribía en 1802 a Albert Gallatin, secretario del Tesoro: “Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que todos los ejércitos listos para el combate. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos privados, y todas las entidades que florecerán en torno a ellos, privarán a los ciudadanos de lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta que sus hijos se despierten, sin casa y techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron” (en traducción de Paco Álvarez, a quien se lo agradezco de crisis a crisis).

Nuestro Baltasar Gracián daba este consejo: “Dos cosas acaban presto con la vida: la necedad y la ruindad”. Aviso a trashumantes.