Pablo Echenique: "La hipótesis de que Yolanda Díaz no quiera contar con Podemos no existe"

Pablo Echenique: "La hipótesis de que Yolanda Díaz no quiera contar con Podemos no existe"

Entrevista con el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, que presenta su libro 'Memorias de un piloto de combate'.

Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, tras la entrevista.SERGI GONZÁLEZ / EL HUFFPOST

"La historia de un 'cascao' que se doctoró en Física, dirigió Podemos e hizo posible el primer gobierno de coalición". De esta manera se describe el libro Memorias de un piloto de combate, de Pablo Echenique (Argentina, 1978), el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, que edita Arpa y que prologa quien fuera líder de la formación morada y vicepresidente, Pablo Iglesias. 

Para quien piense que se trata de otra sesuda obra de un político hablando sobre sus ideas y su trayectoria, nada más lejos de la realidad. Hay política, sí, y la visión del parlamentario morado sobre sus vivencias en Podemos, desde su creación en 2014 hasta el Gobierno de coalición, pasando por la división interna y el enfrentamiento con Íñigo Errejón. 

Pero también asoma la parte más personal y quizás menos conocida de un político peculiar, como él mismo explica, con una discapacidad del 90% con la que convive desde nacimiento por culpa de la atrofia muscular espinal que padece y de la que cuenta cómo le condiciona toda su vida, desde que se despierta hasta que se acuesta. También, por supuesto, cuando tiene que hacer sus necesidades. Sobre el sexo, aclara, quien pague por el libro no habrá pagado lo suficiente para conocer tal información. 

¿Qué le ha motivado a abrirse así en este libro?

El libro tiene una historia curiosa. Yo primero tengo la intención de escribir un libro de la historia de Podemos y la historia que me ha tocado vivir en primera línea de política, y gente más lista que yo me dice, mira, eso no está escrito pero es bastante conocido. ¿Por qué no escribes una historia de tu vida? Tú eres un personaje peculiar. Y desde ese punto de vista subjetivo, explicar quién eres y, al mismo tiempo, contar de primera mano cómo viví Podemos y lo que ha pasado en estos años. Sí que tiene las dos dimensiones: cómo es tener una discapacidad muy alta en primera fila de la política y al mismo tiempo la historia de lo que hemos vivido como país en los últimos años. 

¿Cómo es un día a día suyo?

Lo cuento en el libro. A mí me cuesta todo un poco más, o bastante más, según qué cosas. Lo más complejo y para lo que las personas con un alto nivel de dependencia necesitamos más ayuda, es el principio del día: levantarte de la cama, ir al baño, ducharte, vestirte y la colocación en la silla. En mi caso esto último es muy fino, porque si no estoy bien sentado me hago daño. Yo siempre he tenido una vida muy activa, y ahora más, y tengo que estar todo el día fuera de casa. Y tampoco puedo tener a una persona asistiéndome permanentemente porque es inviable en el tipo de vida que llevo y tengo que estar muy bien sentado en la silla. Digamos que el principio del día es la parte más compleja y tediosa y para la cual la mayor parte de la gente dependiente necesita ayuda. 

Dice que es compleja la colocación en la silla, ¿cómo es?

Hay diferentes soluciones. Hay gente que lleva un corsé. Yo no, yo voy sentado en un asiento que tiene la forma de mi cuerpo, que te lo hace un técnico de ortopedia. En mi caso es bastante divertido porque te cubren el cuerpo de yeso porque tienen que hacer un molde con la forma de tu cuerpo. A partir de ahí, hacen un asiento con material termoplástico donde vas más o menos bien, pero aun así llevas una cinta que te sujeta en la cintura y hay diferentes puntos de apoyo en los que te puedes hacer daño si haces demasiada presión. Entonces, la persona que te ayuda a sentarte te tiene que colocar en un sitio muy específico y muy concreto. Sobre todo es práctica. Un día lo haces mal, te haces daño, aprendes. Al día siguiente lo haces mejor y al final le pillas la técnica.  

"Estamos muy lejos de que el Estado se haga cargo de la asistencia de las personas dependientes"

Todo esto conllevará una inversión. ¿Qué parte está cubierta por la Seguridad Social? ¿Hasta qué punto la gente puede tener acceso a estas herramientas?  

Hay déficits muy importantes pero en diferentes grados y ámbitos. Por ejemplo y concreto para que se me entienda. Las ayudas de ortopedia no están mal. Son escasas, tardan tiempo en llegar, que eso para una familia que no puede adelantar el dinero es un problema, pero no están muy mal. Por ejemplo, para una silla eléctrica te dan 4.000 euros. Eso te permite comprarte una silla 'normalita'. Eso no está mal del todo. Pero en la asistencia personal, eso estamos a día de hoy muy por detrás de países más avanzados. Y eso que en esta legislatura hemos aumentado muchísimo la inversión en Dependencia. Pero claro, una persona que tenga un nivel muy alto de dependencia necesita, si no quiere depender de un familiar, contratar a dos personas. Y eso son 3.000 euros al mes. Es algo que ninguna familia trabajadora se puede permitir. Y, sin embargo, la Ley de Dependencia no te paga eso ni de lejos, ni la décima parte. Estamos muy lejos de que el Estado se haga cargo de la asistencia de las personas dependientes. Eso aboca a que te ayude un familiar, casi siempre mujeres y de una forma invisibilizada y sin remuneración; o que acabes en una institución. Ese es el punto en el que estamos en España habiendo mejorado las partidas muchísimo, pero muy lejos todavía de que el Estado dé una cobertura completa a las personas dependientes, que es a lo que tenemos que aspirar. 

Cuenta en el libro el motivo por el que en público le vemos en mangas de camisa.

Sí, como ahora [ríe]. Es porque tengo muy poquita fuerza. Mi enfermedad el síntoma fundamental que provoca es debilidad muscular. Entonces, si me pongo mucha ropa me cuesta mucho moverme. Me cuesta mover la silla, me cuesta escribir en la tablet y me limita mucho la actividad. Con lo cual, tengo que elegir. Tengo que decidir: ¿me pongo más ropa para tener menos frío pero me muevo peor o me pongo menos ropa, paso un poco de frío pero me muevo mejor? Por eso llevo menos ropa de la que debería.

Va a desarrollar resistencia al frío. 

Bueno, yo no sufro demasiado el frío, pero es verdad que hay un problema y es que, si se me enfría la mano de conducir la silla ya no la puedo conducir. Y eso es un problemón, porque conducir una silla eléctrica otra persona no es nada fácil. Se puede hacer. Enrique, el de mi ortopedia, como trabaja de eso, se pone de pie al lado de una silla y desde abajo la mueve bien. Pero una persona que no haya hecho eso cien veces no lo puede hacer. La tengo que conducir yo y si se me ha enfriado la mano, no puedo. Pero el frío lo aguanto bastante bien, a lo mejor es la sangre navarra que tengo, que me hace aguantarlo bien.  

Precisamente hay una parte del libro en el que cuenta el acto de Podemos en Zaragoza en el que conoció a Pablo Iglesias, ¿cómo fue aquel encuentro?

Bueno, ahí iba algo abrigado, aunque menos que el resto de la gente, porque claro, era enero a las 19:00 de la tarde en Zaragoza. Hacía un frío bestial ese día. Y Pablo nos sacó a la calle porque se desbordó sorprendentemente. En ese momento todo era boca a boca y por Twitter. Y llegaron 700 personas a una sala en la que cabían 400. Y dijo: hay trescientas personas fuera, pues vamos fuera. Ahí cuento en el libro que yo estuve afiliado un año a Ciudadanos pero mi experiencia en la militancia política era nula, infinitesimal. Y claro, Pablo nos decía: "os tenéis que organizar políticamente". Yo tomé la palabra y le dije, "a ver, esto que dice de que nos tenemos que organizar es como cuando yo escucho en la radio, en la Operación Salida de vacaciones, que hay que salir de forma escalonada. Es muy razonable, pero yo ¿a qué hora salgo? Cuando me dices que nos organicemos, pienso, ¿y yo qué hago?". Entonces ahí es cuando me dice "organizarse políticamente es como follar. A follar no se aprende viendo porno, no se aprende porque alguien te diga cómo se hace. Se aprende haciéndolo. Pues organizarse políticamente es igual, tendrás que aprender haciéndolo". 

"He notado condescendencia por ser de Podemos, no por mi discapacidad"

Terminó siendo secretario de Organización, ¿se aprende follando?

Sí, sí, la política se aprende haciéndola. Sobre todo gente como nosotros que no ha hecho carrera de esto y que venimos de fuera de la política. Es algo que nadie te enseña a hacer. La comunicación política, yo nunca había sido portavoz de nada y creo que ahora no lo hago mal. Aprender a negociar es un arte, conlleva una técnica y hay que saber. No hay un manual que te diga cómo negociar unos Presupuestos Generales o un Gobierno de coalición. Se aprende haciéndolo.

¿Ser secretario de Organización es el mayor marrón que le puede tocar en un partido?

Bueno... no lo sé. O sea, es un marrón gigante. Si no es el primero, es el segundo. Pero está en disputa con ser el secretario general. Yo lo fui en Aragón y claro, las decisiones definitivas y últimas recaen sobre tus espaldas y eso conlleva una enorme responsabilidad. Ser secretario de Organización es muy difícil, porque tienes que gestionar un equipo humano gigante. Y en política hay egos y hay que gestionarlos. Y cada vez que alguien tiene menos de lo que piensa que debería tener pues tienes un problema que tienes que resolver, pero es verdad que el secretario general tiene que tomar decisiones que nos afectan a todos y que incluso afectan al país. 

Ha hablado de la negociación política, ¿ha notado condescendencia? 

Hacia mí no. A ver, voy a matizar. Por mi discapacidad no. Lo que sí hemos notado la gente de Podemos es que hay algunos partidos que nos repiten demasiadas veces que ellos llevan muchos más años en esto y que tienen mucha experiencia y que nosotros no tenemos tanta. Esa condescendencia sí, pero por tener una discapacidad no. 

"Cuando un descerebrado me dice una barbaridad pienso que cualquier persona que tenga una discapacidad está escuchándolo y le puede hacer daño"

En el libro usted se denomina a sí mismo en broma como un "cascao", pero, ¿no cree que a veces las bromas sobre usted han excedido lo moralmente aceptable?

Sí. Pero no por mí, porque tengo la piel muy gruesa ya. Pero sí porque muchas veces pienso en cómo le puede afectar a otras personas con discapacidad cuando ven las cosas que me dicen a mí. Y eso sí me afecta. A mí que un descerebrado me diga una barbaridad, no me duele personalmente. Pero sí que pienso, cuando es en Twitter o en la televisión, que cualquier persona que tenga una discapacidad está escuchándolo y le puede hacer daño. En ese ámbito, sí. 

Uno de los episodios se titula No poder limpiarte el culo que tiene relación con esto mismo que dice, ¿no?

Claro, claro. De hecho, es una cosa que me dicen mucho. Hoy mismo en Twitter un descerebrado me decía una cosa habitual que es "los españoles hemos pagado tu asistencia sanitaria" y yo le contestaba que eso de que las personas con discapacidad cuestan dinero es lo que decían los nazis antes de mandarlos a los campos de exterminio. 

Otra de las cosas que te dicen es lo de limpiarte el culo, que yo creo que tiene que ver con una reacción patriarcal al avance del movimiento feminista. El patriarcado ha respondido al feminismo con una hiperhormonación testosterónica, por eso tienen líderes que están más tiempo en el gimnasio que en el Congreso y por eso les gustan tanto las pistolas y este tipo de cosas. Deben sentir que otra persona te tenga que ayudar a ir al baño es una merma en tu hombría. Yo quiero provocar en ese capítulo diciendo, pues sí, yo no me puedo limpiar el culo y ojalá fuera la única cosa que no puedo hacer, porque hay una lista bastante más larga.  

En el libro dice que no habla de cómo practica sexo porque "tampoco has pagado tanto por este libro". En este sentido, le quería preguntar por la polémica por las declaraciones del actor Telmo Irureta sobre los asistentes sexuales para personas con discapacidad, ¿qué opinión le merece?

Creo que es un debate muy complejo que en el libro abordo una parte de él, no todo, porque no hablo específicamente de asistencia sexual. Pero sí que hay en la sociedad actual la lógica de competencia capitalista de que yo soy más que tú porque tengo un coche caro o un reloj caro, ha permeado a las relaciones personales. Es decir, hay competitividad en el mundo de los afectos y hay gente que enseña a su novio guapo como quien enseña un reloj. Esto hace que cualquier persona que no se ajuste a la norma estética dominante tenga mayores dificultades para encontrar una pareja. Esto, cuando tienes una discapacidad física lo vives y te hace daño. Sobre todo cuando eres adolescente es muy difícil de sobrellevar y eso es real y es un problema. Ahora, yo a título personal nunca he apostado por esa opción. Sí que creo que conviene dejar claro que es algo diferente a la prostitución. De hecho, hay muchas mujeres con discapacidad que acuden a asistentes sexuales. Es algo distinto. Pero es algo que yo personalmente no he utilizado ni creo que lo vaya a hacer. Es un debate muy complicado. 

En el libro habla del alto coste personal que ha supuesto para usted meterse en Podemos y en la política. ¿Cuánto tiempo más se ve trabajando en la política?

No mucho más. Creo que es difícil predecir dónde vamos a estar dentro de dos años cualquiera de los que estamos en primera línea. Primero, porque todavía no está definido cómo se va a reconfigurar nuestro espacio político y, segundo, porque va a haber unas elecciones generales después de las autonómicas y municipales que pueden cambiarlo todo. Entonces, creo que nadie que esté en política sabe dónde va a estar dentro de dos años. Yo espero que no mucho más, porque yo no quiero hacer carrera en la política, como nadie de Podemos, y porque estar en una fuerza política que aspira a reducir los privilegios de los más poderosos pasa una factura personal muy importante. Con lo cual, esto no es vida para nadie y los que estamos en Podemos estamos un tiempo y dejamos paso a otros compañeros. 

"Yo no me puedo limpiar el culo y ojalá fuera la única cosa que no puedo hacer, porque hay una lista bastante más larga"

¿Cuál es su idea después de la política?

Bueno, pues ojalá poder volver a la ciencia. Echo mucho de menos la ciencia. Siempre que pillo a un científico por banda le como la oreja a unos niveles que a veces me da vergüenza. Que a veces digo, déjalo ya, déjalo ir. Porque claro, hace mucho tiempo que no puedo pensar en ciencia o hablar de ciencia. Y cuando tengo una mínima oportunidad atornillo a la persona al suelo y lo tengo ahí un buen rato. Ojalá pueda volver ahí, pero es verdad que seguramente tendría que estudiar mucho y que habría un período de transición, porque en los nueve años que llevo fuera de la ciencia han cambiado muchas cosas y ha habido muchos avances en mi campo. 

¿No hay ningún diputado científico al que se pueda acercar?

Tenemos un diputado ingeniero de Sevilla que ha entrado recientemente, Ezequiel, pero no, los demás... No es habitual encontrar científicos en política. Es otra cosa más que tengo. En el libro hago la broma. Nací en otro país, vengo de familia humilde, soy científico, tengo más de un 90% de discapacidad. Todo eso junto en una misma persona es muy raro encontrarlo, y en política más. 

Antes ha mencionado de pasada la reconfiguración del espacio político de Podemos, ¿hacia dónde tiene que ir?

Nosotros estamos trabajando y vamos a trabajar siempre para que haya un acuerdo con todas las piezas del espacio. Con Sumar, evidentemente, y con todos los demás. En el libro cuento que casi la primera tarea que me encomienda Pablo Iglesias cuando se me nombra secretario de Organización es armar el acuerdo de 2016, el más amplio de las fuerzas transformadoras no independentistas en España. Estoy muy orgulloso de haber sido pieza clave en ese acuerdo. En Podemos siempre hemos buscado esa unidad y creo que es indispensable que la podamos conseguir de nuevo. Es lo que hay que intentar y lo que vamos a intentar. 

"Los asistentes sexuales es algo que yo personalmente no he utilizado ni creo que lo vaya a hacer, pero el debate es complicado"

Va a ser indispensable la presencia de Podemos en esa unidad, ¿no? 

Hombre, yo creo que nadie entendería la política de los últimos nueve años sin Podemos. No habría tope de gas, no habría subida del SMI, no habría coalición, no habría ERTEs... Esa pregunta no hace falta ni contestarla. Es evidente que Podemos es ya parte de la historia política de España y aspiramos, aunque haya muchos poderes que aspiren a lo contrario, a que ese ciclo político que abre el 15-M y que nosotros somos la principal manifestación partidista, no se cierre y no volvamos a la época en la que había tantas cosas que eran imposibles y que no se podían hacer. 

O sea, que no entendería que Yolanda Díaz no quisiera contar con Podemos. 

Vamos, esa hipótesis directamente no existe. Yo estoy seguro de que Yolanda va a contar con Podemos. 

En el libro también habla de Íñigo Errejón, ¿cómo vivió usted ese proceso de división interna?

Pues con mucha tensión. Duró muchos años esa batalla interna en Podemos. Dedico un par o más de capítulos a ello porque se prolongó en el tiempo. ¿Cuál es la clave de esa batalla? No son las diferencias políticas o estratégicas entre el 'errejonismo' y los que estábamos con Pablo Iglesias. Ese no es el problema, es normal que en una fuerza política haya diferentes puntos de vista y es sano, de hecho, que los haya. El problema es que el 'errejonismo' trató de hacerse con el control del partido por vías no democráticas y sin tener la mayoría de la militancia a su favor. Es esa falta de ética en la práxis política la que censuro en el libro. No las ideas, los puntos de vista o los planteamientos estratégicos. De hecho, algunos los puedo compartir. Pero se llevaron a cabo unas prácticas que no son legítimas en el interior de un partido. 

Por suerte, cuando yo estaba acabando de escribir el libro, Sergio Pascual, que era la mano derecha de Íñigo en todo esto, escribió un libro confirmándolo, porque si no aquí puede haber como un juego de versiones. Dice lo mismo que digo yo, aunque desde su punto de vista. Eso que se hizo no estuvo bien y ese es el meollo de la cuestión. En política hay que respetar unas mínimas reglas del juego que no se deben cruzar, independientemente de lo que uno piense. 

"Yo estoy seguro de que Yolanda va a contar con Podemos"

El otro día le escuché palabras amables hacia Sergio Pascual.

Sí. Yo esto lo he pensado mucho antes de que sacara su libro. Él hizo una cosa que no es nada habitual en Podemos, en este lado de la política: se fue sin hacer daño mediático. De hecho, se fue de una forma elegante. Yo comentaba esto hace poco con gente del grupo parlamentario y me decían que no sólo eso, sino que se quedó en el grupo parlamentario trabajando como diputado y sacando mucho trabajo adelante. Creo que, más allá de que hizo lo que hizo y él mismo lo reconoce, la forma en que se fue es digna de elogio.  

¿Qué opinión tiene de Íñigo Errejón?

Creo que es una persona inteligente. Y más allá de que hizo cosas que no se deben hacer cuando estuvo en Podemos y también cuando montó Más Madrid ocultando ese acuerdo a la dirección de Podemos, creo que forma parte de un espacio político, el suyo, con el que tenemos algunos puntos en coincidencia. Cuento en el libro que en los debates privados en los que pude estar con él cuando formaba parte de la Ejecutiva, ahí sí él iba de frente. En el resto de su táctica, ya no tanto. Por decir cosas positivas, vamos. 

¿Es reconciliable la relación de Podemos con Errejón y Más País? 

Creo que una vez que esa corriente ha decidido irse de Podemos y montar un partido nuevo, es más fácil hablar con ellos. Nosotros nos hemos puesto de acuerdo con Compromís y con IU, con quien teníamos diferencias de estilo político y de estrategias en 2016. ¿Es posible ponerte de acuerdo con otras fuerzas que tienen estilos diferentes al tuyo? Es posible. Lo que es insostenible es que dentro de la misma organización haya gente intentándose hacer con el poder todo el rato de formas no democráticas. Pero una vez que esa gente tiene su propio partido, hablar con ellos no es tan complicado. De hecho, Iglesias propuso a Más Madrid llegar a un acuerdo en las últimas elecciones en Madrid. Es decir, una vez no están haciendo la guerra dentro, se puede hablar como con cualquier otra fuerza política. Eso pienso yo.  

Habla en el libro de Julio Anguita como referente, ¿qué le parece tener el mismo referente que Macarena Olona?

Yo creo que si Julio estuviera con nosotros sería quien mejor podría contestar a esta tipa, porque, en fin, una cosa es el 'trumpismo', decir barbaridades para alcanzar notoriedad pública, y otra es hablar de una persona que ya no está diciendo una estupidez que no se la cree nadie. Pero vamos, creo que Julio contestaría mucho mejor que yo a esta tipa. Evidentemente, Julio representa todo lo contrario que Vox. 

Y sí, es un referente para mí por dos motivos. Porque se atrevió a hablar muy claro. Habíamos visto poca gente hablando así de claro en la izquierda como él. Y compartía con Podemos una manera de ver la política que para mí es fundamental, que es la convicción de que no basta con tener razón o el mejor programa, hay que gobernar. Las fuerzas que representamos a la gente trabajadora, a la gente humilde, a la mayoría social, tenemos que tener voluntad de poder. Porque si no accedemos a las instituciones de gobierno no vamos a poder cambiar la vida de la gente. Julio tenía eso y por eso lo machacaron y lo demonizaron. En el libro cuento algunas similaridades con el acoso que hemos sufrido. Recuerdo ver Lo + Plus donde lo ponían de loco, de perturbado, de Quijote. O cuando se filtró la casa donde vivía en los medios, algo similar a lo que le hicieron a Pablo. Cuando dices la verdad y tienes voluntad de poder desde la izquierda te pasa lo que le pasó a Julio y lo que nos pasó a nosotros. Por cierto, los que estaban en la calle acosando a Pablo son los que votaban a Macarena Olona, por situar el debate en sus términos.  

"En los debates privados, Errejón sí iba de frente. En el resto de su táctica, ya no tanto"

Hablando de voluntad de poder, esa ha sido una de las diferencias con Teresa Rodríguez, de la que habla en el libro. Usted se presentó con ella en el primer Vistalegre, ¿qué piensa de su trayectoria ahora que ha dejado la política activa?

Ahí sí que además de la lucha por el control de Podemos, que cuento en el libro que Izquierda Anticapitalista tenía voluntad de gobernar Podemos, sí que hay una diferencia política importante en la estrategia. Nosotros sabemos que para cambiar la vida de la gente hay que mancharse las manos. ¿Gobernar con el PSOE es fácil? No. ¿Gobernar con el PSOE te mete en contradicciones permanentemente? Todos los días un par de veces. Claro, pero si no estás en el Consejo de Ministros o en el Consejo de Gobierno de una comunidad autónoma, no puedes cambiar de forma material la vida de la gente. 

A esto añado: la gente que peor lo está pasando tiene prisa. Necesitan que hagas algo para pasarlo un poquito mejor, para no estar tan mal, y lo necesita ya. No dentro de ocho años, cuando a lo mejor tenga mayoría absoluta o relativa y entonces pueda entrar en un Gobierno sin subordinarme al PSOE. La gente necesita cambios ya, especialmente la más humilde. Creo que en este ciclo político hemos demostrado que es muy difícil hacer cambios si no estás en el Gobierno. Esa es una diferencia estratégica que siempre hemos tenido con Anticapitalistas y con la gente de Teresa. Ellos no lo ven igual, no están dispuestos a ensuciarse las manos de esa manera y yo creo que no hay otra opción. Es eso o renunciar a que tus ideas acaben publicadas en el BOE.