Lo del chicle y el fracaso del género humano

Lo del chicle y el fracaso del género humano

Estoy viendo a sus detractores de siempre (esa retahíla de machitos, carcas, etc) sonreír acariciando gatos y decir: venga, mataros entre vosotras, feministas coñazo.

Carolina Iglesias y Victoria Martín, del podcast 'Estirando el chicle'.PODIUM PODCAST

Venga voy con la polémica sobre Estirando el chicle, que creo que solo falta mi bendita opinión, que sé que estabais esperando como agua de mayo, en este verano tremendo.

Conozco personalmente a las dos comunicadoras y cómicas Victoria Martín y Carolina Iglesias. No somos amigas, somos colegas. Las sigo desde que supe de ese (ahora) exitoso podcast que realizan que se llama Estirando el chicle y que nació en el confinamiento, desde sus casas, sin pretensiones, sin alardes. Se lo han currado muchísimo las dos. Son pioneras en esa puesta en escena, en maneras de narrar, en modos de estar en el audiovisual. Sin prejuicios (cosa que valoro, porque yo sí tengo: nos separan 20 años y tenemos referentes de la cultura pop distintos), con honestidad y con mucha frescura. Además, son inteligentes e irónicas. Todo bien. Me gusta muchísimo que estén en la treintena. Las escucho con gusto, abierta del todo a sus ocurrencias, a sus gamberradas, a sus puntos de vista.

Conecto con casi todo lo que cuentan, defienden y reivindican. Me hacen muchísima gracia, además. Me rio con ellas. Siento que habitamos la misma casa. Ellas con un plus: se atreven a dar la cara de una manera que yo jamás me atreví, y que, pese a mi exposición pública actual, nunca me atrevería. Bravo por ellas.

Con sus dos premios Ondas a cuestas han tenido una gira espectacular en 2022, agotando las entradas en lugares como el Wizink Center. Son dos tipas con talento pues, y por encima de todo, son buena gente. Muy buena gente. No conozco a nadie de su entorno, ni personal ni profesional que diga lo contrario. Ser mujeres cómicas, de ese tipo, con un podcast tan iconoclasta, con éxito, no es fácil: ellas se tienen que ganar cada día la reputación, cosa que pasa muy a menudo con las mujeres, no nos engañemos. Y cada día, cómo no, han de escuchar insultos, risotadas, llamadas de atención de los rancios, de los señoros (también de determinado tipo de señoras, claro), de los Pacos plastas del mundo que siguen empeñados en darnos lecciones, en explicarnos las cosas y sobre todo en no reírse con ellas, porque ellas en general, y Vicky y Carolina en particular, ya lo dicen ellos, no son graciosas.

Ambas son sensibles, vulnerables, llevan como pueden la presión mediática y el éxito, y surfean con todo eso a cuestas. La propia Vicky lo contó en Profundamente, el espacio sobre salud mental que este año ha iniciado La Ventana.

Para su especial del podcast estival invitaron a Patricia Sornosa y a Patricia Espejo, pareja cómica que lideran el podcast Patricias. Espejo, además es colaboradora de Estirando el chicle desde el principio. Sornosa es conocida en el mundillo podcast/cómico/feminista/ por sus salidas de tono contra lo queer, lo trans, siendo colocada en el universo Terf.

No conozco de nada a Patricia, pero estoy al tanto de sus puntos de vista sobre lo trans, puntos de vista que deploro. Es difícil no saber del personaje, a poco que estés pendiente del mundo digital, de la comedia de mujeres, de esta tristísima polémica entre feministas que defienden la inclusión de las trans en este ecosistema, y las que bajo ningún concepto la toleran.

Estirando el chicle es un podcast que defiende a muerte a todo lo defendible de verdad en estos tiempos: el feminismo, la libertad (la de verdad, no la de Ayuso), la tolerancia, el progresismo bien entendido… Las salidas de tono de Sornosa sobre lo trans encajan mal en el universo del chicle, la verdad.

Yo llevo la sección del audiovisual en La Ventana de la Cadena SER desde 2012, y conduzco el programa Y tú que miras tanto en La SER como aquí, en el Huff. Soy muy cuidadosa sobre las personas que invitamos al programa y sé que nunca invitaría a Patricia. Pensaría que no cuadra con la “línea editorial” del lugar desde el que contamos las cosas que pasan en las pantallas. Si el jefe Francino no supiera quién es Patricia y me propusiera que la invitáramos le daría razones para el no.

Ha sucedido alguna vez, que nos hemos planteado a un invitado digamos controvertido, y entre nosotros, junto con el equipo, hemos llegado a acuerdos. Hay líneas rojas evidentísimas: no llega al estudio de la radio, ni a las entrevistas del Huff nadie que sepamos a ciencia cierta que es un homófobo, un racista, un machista, un xenófobo, un facha airado y prepotente, preconstitucional, un maltratador confeso…

Y si encima lo ha evidenciado en sus apariciones públicas, si ha convertido en chistes sus exabruptos, ya ni te cuento… Pero un día me podría pasar, faltaría más.

Organizo y conduzco encuentros culturales bajo la marca Conversatorio, en diferentes ciudades y ahí sigo la misma máxima. Solo se sienta conmigo en ese sofá gente interesante, con cosas que contar. No se cuela nadie que esté en el filo de lo que NO. Aunque, repito, un día se me podría colar. Solo converso y llevo a los centros culturales, a los teatros, a personajes de disciplinas distintas cuyo discurso contribuya a que el mundo sea más amable. Solo quiero que los que escuchan la charla salgan de la sala siendo más felices y más sabios. Que creo que es lo mismo que consiguen las chicas de Estirando el chicle, por cierto. Quizá los fans de Patricia Sornosa sientan eso también cuando salen de verla actuar. Pero hay un crossover imposible aquí: las fans de Vicky y Carolina, las que escuchan sus diatribas, es difícil que simpaticen con las de Sornosa. Me consta que hay muchas feministas pro-trans, contrarias a las llamadas terf, entre las seguidoras de las primeras. También me consta un colectivo importante de trans que las siguen desde el principio y que valoran su apoyo, su risa, su descaro.

Dicho esto, me resulta difícil de entender la invitación al podcast, pero, seamos justos, estas cosas suceden. Estoy bastante segura de que las dos creadoras de Estirando el chicle sabían de los puntos de vista de Sornosa. Otra cosa es que lo valoraran al invitarla, quizá no lo pensaron, quizá no estuvieron lo suficientemente atentas, quizá les pareció reduccionista quedarse solo con esa parte del pensamiento de la cómica, que es más amplio, más transversal. No lo sé. Lo que sí sé es que estas cosas pasan, que puede que se colara sin más, puede que fuera un error, puede que, incluso sabiéndolo decidieran con dudas o sin dudas, tirar para adelante.

En todo caso, tras la polémica, quedó claro en este comunicado lo que pensaban:

Sea como sea, lo que me parece un fracaso absoluto del género humano es la cantidad de mierda en forma de amenazas, insultos, agresiones verbales, exabruptos, que les ha caído a las dos cómicas de Estirando el chicle por esta ¿anécdota?, por este ¿error?.

Eso es lo que me tiene estupefacta. Entre otras cosas, porque mientras las lapidan las que supuestamente emiten en la misma frecuencia que ellas, (que no sé si han escuchado el podcast en cuestión, por cierto, diría que no), yo estoy viendo a sus detractores de siempre (esa retahíla de machitos, carcas, etc) sonreír acariciando gatos y decir: venga, mataros entre vosotras, feministas coñazo, je je…

Las abrazo a las dos desde aquí. Muy fuerte y con muchísima empatía.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.