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Alertan del flaco favor que le hacen los abuelos a sus nietos con esta contundente frase

Alertan del flaco favor que le hacen los abuelos a sus nietos con esta contundente frase

La dificultad de saber cuándo se debe castigar o premiar a un niño lleva a cometer errores para que aprendan y asienten conductas positivas.

Unos abuelos con su nieta.BERNARD BODO / GETTY IMAGES

El premio y el castigo son de las cuestiones más difíciles de gestionar en la educación de los hijos. Ni qué decir para los padres, pero también para el resto de las personas que participan en su proceso de educación, incluidos los queridos abuelos. No es fácil saber cuándo debemos reforzarlos para motivarlos a hacer y pensar de forma ética y positiva y tampoco el quitarles algún privilegio, sobre todo al que suela estar acostumbrado. 

Todo ello lleva a que cuando a menudo, por ejemplo, los abuelos tienden a prometer regalos a los nietos si se portan bien no están actuando de la manera más adecuada, según aseguran los psicólogos expertos en educación y los pedagogos. Aunque también hay que decir queentre ellos también hay distintas opiniones sobre las diversas maneras que existen de abordar estos temas. 

Lo que está claro, según estos expertos es que los buenos resultados de algo que haga el niño no deben vincularse con los regalos, recalcan. Aunque también hay que distinguir, matizan diversos psicólogos, entre los regalos y los premios. Según esta teoría, el regalo no tendría que estar relacionado con ninguna condición o conducta del menor, otra cosa serían los premios por un esfuerzo realizado o por un logro determinado. tiende a premiar los resultados, con lo que hacemos personas resultados. 

Un ejemplo los los regalos que les traen los Reyes Magos. Se los van a traer con independencia de ninguna condición. Lo que no tiene nada que ver con el premio, como decíamos, ni con el castigo, por tanto. 

Hay expertos que defienden que el castigo no debe formar parte del aprendizaje del niño sino más bien habría que inculcarle el respeto por lo que está bien y lo que no lo está. Cosa, como ya sabemos, nada sencilla. Por ejemplo otros profesionales defienden la educación en lo que llaman "la disciplina positiva", como es el caso de la psicóloga Jane Nelsen, que defiende precisamente eso, que se debe educar en el respeto y evitar culpar o castigar a los niños.

Como datos sobre esta cuestión, los especialistas mencionan que, por ejemplo, un 85% de los niños norteamericanos de 4 años creen que Papá Noel es real; a los 6 años, esta cifra pasa a ser del 65%, y con 8, del 25%. Por lo tanto, no van a temer quedarse sin regalos porque van a dar por hecho que van a llegar en cualquier caso. Además, con las amenazas con no tener regalos por Navidad, no vamos a conseguir que un niño se arrepienta de algo o lo corrija, apuntan estos expertos.

En general, sus recomendaciones son que los padres y abuelos, antes de premiar, amenazar con quitar algo o castigar piensen en cómo se pueden sentir los niños ante esa situación y si en realidad van a aprender algo con ello o cambiar de actitud de cara al futuro. Porque al final, la idea de educar va unida a asentar conductas y conocimientos que permanezcan a largo plazo y que ayuden a los niños a formarse una personalidad positiva y segura de sí mismos, a la par que respetuosa con los demás. 

“Al decirle a un niño que recibirá regalos solo porque es bueno, esperan una recompensa y no aprenden a que ser bueno es valioso por sí mismo y que con independencia de lo que hagan merecen ser respetados y valorados”, ha explicado, por ejemplo, Marta Panizo, psicóloga general sanitaria y directora de Catarsis Psicología, a Telecinco.

Eso puede hacer que se desvíe de lo importante, que es actuar correctamente por ayudar a otros o sentirse bien consigo mismos, incide esta experta. Y, además, fomenta que los niños den más importancia a lo material que a valores, pilares de su autoestima, personalidad y a experiencias que vivan. En su opinión de esta psicóloga, lo mejor sería ayudar al menor a que entienda que sus acciones tienen un impacto positivo en él y en los demás y que eso ya es una recompensa. Una tarea, como decíamos, complicada y que requiere, como todo en la educación, mucha constancia y paciencia, así como ser congruente con la línea que se dedice adoptar al educar a un niño y no caer en contradicciones. Como colofón, y pista a la vez, la mayoría de los pedagogos insisten en que, a la hora de educar, tiene mucho más efecto el premio que el castigo.