Una nutricionista oncología pide dejar de comprar productos de supermercado con más de esta cantidad de gramos de azúcar en la etiqueta
Una alimentación saludable juega un papel fundamental para prevenir, pero también durante el tratamiento cuando la enfermedad ha sido diagnosticada.
Seguir una dieta saludable, en la que apenas tienen cabida alimentos procesados, con alto contenido en grasas saturadas y azúcares, es una forma de prevenir la aparición de algunas enfermedades, entre ellas, como han demostrado numerosos estudios, algunos tipos de cáncer.
“El 40% de los tumores que se diagnostican podrían evitarse con una nutrición saludable, pero muy importante esto también, sostenida en el tiempo”, señala María José Villanueva, dietista nutricionista del Instituto Médico de Oncología Avanzada (INMOA) y del Centro Nacional de Prevención del Cáncer (CNPC) en la web de salud cuidateplus.com.
En ese mismo artículo, destaca además la importancia de la nutrición cuando la enfermedad se ha diagnosticado y se está recibiendo tratamiento. "Cuando a un paciente le diagnostican cáncer, todo su entorno empieza a decirle lo que tiene que comer. Y entonces, al final, esto deriva en que el paciente, que ya no tiene ganas de comer en la mayoría de los casos, acaba comiendo cuatro cosas y bloquea muchísimo a la familia a la hora de prepararle la alimentación. El dietista-nutricionista le acompaña hasta la mesa casi. Le aporta recetas, menús y le da pistas de cómo combinar los alimentos”, insiste la experta en la importancia de dejarse aconsejar por un nutricionista oncológico.
Villanueva apuesta por una dieta variada y sana, en estos casos y siempre, y aconseja evitar el consumo de azúcar, "aunque esto no significa no poder tomarlo nunca, se puede de forma ocasional". Además, recomienda fijarse siempre muy bien en las etiquetas comprobando que no superen los 5 gramos de azúcar por 100 gramos de producto (galletas, cereales para el desayuno, bollería, pastelería industrial...).