Es ya uno los fenómenos más duraderos y con una trayectoria más larga en las últimas décadas, al recorrer más de 10.000 kilómetros desde Australia el pasado 4 de febrero y atravesar todo el Índico hasta África austral.
Al menos dos personas han fallecido y varias decenas han sido heridas. Las autoridades alertan del inminente peligro de inundaciones, crecidas de ríos y deslizamientos de tierra.
LA ONU moviliza ayuda para refugiados, alimentos y atención sanitaria, mientras que los talibanes, desesperados, garantizan que habrá "facilidades" para la entrega.
Cinco días después, algunas zonas permanecen aún incomunicadas y con cortes de suministro de electricidad, con los servicios de emergencia tratando de llegar.
Según los científicos que lo monitorizan está “en plena forma” y amenaza con aumentar su huella devastadora. Hay más de 7.000 evacuados y cerca de 2.000 casas destrozadas.
Unos pescadores captaron el angustioso momento en el que una madre delfín moribunda intentaba salvar a su cría en la laguna de Mauricio, donde hace cerca de un mes se derramaron toneladas de petróleo. Aún se investiga si este desastre natural fue la causa del fallecimiento de al menos 40 de ellos en la zona.
El fuerte diluvio dejó atrapados a varios miembros del personal y más de 20 perros en un hospital canino de la provincia china de Sichuan. Los bomberos acudieron al rescate y sacaron a los animales sobre sus hombros con el agua hasta el pecho. Después de seis horas de trabajo, todos salieron ilesos.
Varios operarios de Adif arrojaron al río Sil uno de los 11 vagones que descarrilaron el pasado 28 de julio en Sobradelo (Ourense), sin ningún tipo de protección. Según la entidad pública de transportes, “no hay riesgo de contaminación ni vertido de carga" porque se encontraban vacíos, pero afirma que se ha iniciado una investigación y que depurarán responsabilidades.
El temblor, de 6,4 grados, se saldó con un muerto, decenas de viviendas derrumbadas y un apagón que ha dejado sin electricidad a la totalidad de la isla
El conocido fenómeno del “agua alta” en Venecia, la subida de las mareas, alcanzó durante la noche del martes los 187 centímetros en lo que es la peor inundación desde 1966. El desastre se ha cobrado la víctima de un hombre de 78 años, que falleció electrocutado en su casa.