'Arroz y desgracias': el restaurante familiar que triunfa en Twitch al convertir su cocina en un 'reality'

'Arroz y desgracias': el restaurante familiar que triunfa en Twitch al convertir su cocina en un 'reality'

Entrevista a Aarón y Tomás, dos de los integrantes de una de las revelaciones de Twitch. 

Aarón, Tomás y Ainara en directo en Twitch.TWITCH ARROZ Y DESGRACIAS

Aarón, Tomás, Isabel y Ainara son los integrantes de Arroz y desgracias, un canal de Twitch con más de 220.000 seguidores que ha superado en tres años las 300 millones de visualizaciones. 

Los cuatro trabajan en Arroz y cañas, un restaurante ubicado en Guadalix de la Sierra, un pueblo de la sierra de Madrid conocido, entre otras cosas, por ser el lugar donde está ubicada la casa de Gran Hermano. Ahora, a falta del reality de Telecinco, ellos han montado el suyo propio. 

Al inicio de la pandemia, con los cierres perimetrales ahogando a los negocios de la zona, Aarón tuvo la idea de poner una cámara en la cocina del restaurante para grabar todo lo que allí acontecía. Ahora esa idea ha hecho que, solo en TikTok, tengan más de 98 millones de 'me gusta' y 850.000 seguidores. 

Tomás, el patriarca y cocinero del negocio, y Aarón, su hijo y cabeza pensante junto a Ainara, su pareja, reciben a El HuffPost en una entrevista que se ha emitido a través de Twitch, precisamente en el canal de Ainara. 

Tomás reconoce en tono de humor que su hijo, como de costumbre, lo engañó para este proyecto. "Te vamos a poner un micro en la solapa y vamos a grabar lo que hagas", le dijo. A lo que él respondió: "Es peligroso porque en una cocina te quemas y te acuerdas del más allá. Te cortas y rueda todo dios". El cocinero reconoce que "a la gente le gusta ver cómo uno se cabrea". 

El éxito del canal los llevó en 2022 a México, a los Esland, algo así como los Goya de los creadores de contenido. Ahí, reconocen, es donde comienza "el boom". Aarón explica que cuando ellos empiezan —en plena pandemia y con Twitch en plena explosión debido a los confinamientos— sólo hay contenido sobre videojuegos, algo que ahora ha cambiado ya que en la plataforma se pueden ver directos de casi cualquier cosa. 

Sobre cómo se llevan con otros streamers, ambos comentan a todos les unen las mismas inquietudes: "Todos queremos el mejor contenido para los canales, todos tenemos ego, ganas de crecer, ser los mejores y ser top uno, es para todos igual. Hay creadores con los que nos llevamos mejor y otros peor, pero todo se queda en relaciones personales como las hay en cualquier profesión". 

Y añade: "Somos la familia estructurada más desestructurada de toda España y eso es atractivo para el público". 

"Somos la familia estructurada más desestructurada de toda España y eso es atractivo para el público"

Reconoce Tomás que le gusta que lo reconozcan y valora del contenido que hacen la naturalidad. La cocina en la que trabajan no deja de ser un reflejo de cómo son ellos como familia, con todo lo que ello supone: "Es retransmitir la vida sin trampas ni cartón. Si lo estás pasando mal que lo vean ellos". 

Sí que reconoce que ha tenido que ir puliendo un poco su vocabulario porque era "muy áspero": "Cuando estás muy contenido se me escapa cualquier barbaridad, salgo adelante y digo soy así qué vamos a hacer". 

Esta mencionada naturalidad es una de las claves del éxito del canal. "¿Cómo es posible que una familia humilde hayamos superado los 300 millones de visualizaciones?", se pregunta Tomás, que señala que le paran para darle las gracias en cualquier pueblo o gasolinera de España. 

Aarón explica que sus padres "han sido toreros detrás de la barrera" y que se han encontrado el éxito un poco de repente porque no eran conscientes de todo lo que estaban moviendo: "Han visto directamente los frutos y se han asustado un poquitín". 

Lo peor, las críticas

Pero no es oro todo lo que reluce. La fama y el éxito trae consigo la crítica y más en redes sociales donde muchos se amparan en el anonimato para descargar frustraciones contra todo aquel que pillan por delante. 

Hasta en un canal como Arroces y desgracias, cuyo contenido no es muy polémico, hay sitio para el odio. Cuenta Aarón que hay dos partes negativas en el proyecto: las críticas y la cantidad de horas que dedican a preparar todo lo que luego pasa en directo. 

"Cuando tenemos la cámara encendida el trabajo está hecho, lo complicado es lo que hay que hacer detrás, que nunca desconectas buscando nuevos formatos, gestionar", explica Aarón. 

Sobre las críticas en cuestión, revela el hijo de Tomás hay dos tipos: las culinarias y las familiares. En lo referente a las culinarias, comenta que son una cocina y que "en España hay mucha cultura gastronómica y mucho chefecillo que se piensa que sabe cocinar y que te viene a dar clases a un hombre que lleva 50 años". 

"Mi padre es muy fácil de querer, es muy viral, no es tan sencillo de encontrar en Twitch"

La otra vertiente por la que son criticados es curiosa. Al ser cuatro personas las que forman parte del proyecto, como pasa en cualquier reality de la tele, la audiencia tiene un favorito y carga contra el resto. 

"Hay gente que es muy fan de mi padre y nos tira hate Ainara y a mí. Y al contrario. Cuando rompes la barrera y dices 'me da igual lo que digan porque la gente no tiene ni idea' crea contenido sin preocuparte", señala. 

Eso sí, como se dice de algunos streamers, su padre es incancelable: "En el canal dicen mucho 'Don Tomás es pastor y nada me falta'. Mi padre es muy fácil de querer, es muy viral, no es tan sencillo de encontrar en Twitch. La gente por defenderle cae en la crítica al resto de la familia". 

Tomás reconoce que después de 40 años cocinando y mandando en muchas cocinas, tanto de España como del extranjero, lleva las críticas sobre cómo se hace tal o cual plato regular y señala que aquí "no hay una cultura gastronómica hay una necesidad de comer". 

El primer viral

El primer gran viral del canal lo protagonizó Tomás hace unos meses cuando un grupo quiso entrar a comer a su negocio pasadas las diez de la noche. Lamenta el hostelero que "la mayoría piensa que los cocineros y los camareros no somos trabajadores, somos esclavos". En esa arenga explicaba que los trabajadores tienen un horario que cumplir y que a esas horas ya deberían estar en su casa y no atendiendo a nadie. 

"No se dan cuenta de que un cocinero empieza a trabajar a las ocho de la mañana porque hay que partir, fregar, colocar. Tienes tus partidas preparadas pero a las cuatro casi se ha terminado todo. Los cocineros estamos cansados, estamos con hornos a 240 grados, estamos agotados. Luego está el caradura que está sentando en frente y cuando ve que no tienes mucha gente te vienen ocho a comer con todos sus santos huevos. Entonces es cuando te rebelas. Le dije 'lo siento pero está la cocina cerrada'. Le pegó una patada a una mesa y nos insultó pero no comió", explica ahora. 

Añade Tomás que su restaurante "no es una ferretería" donde se puede entrar cinco minutos antes del cierre a pedir unos tornillos: "En un restaurante entras a las cuatro y tardas hora y media en comer, esa hora y media me la estoy jugando con la inspección, inclusive que me denuncie la trabajadora porque no está en su horario". 

El hostelero apostilla que el suyo es el único trabajo que se hace corriendo: "Tú vas al médico o a Hacienda y esperas tu turno. En un bar estoy harto de ver cómo corren los camareros. Si ves a un camarero que está parado sí le puedes pedir pan, pero si va corriendo para acá y para allá no le puedes parar para pedirle un vaso de agua, vaya usted a tomar por culo, levántese y vaya usted al servicio o pida en la barra". 

Para Tomás, la mala educación es lo peor del comensal español, algo que no es simplemente decir "buenos días" al entrar, es saber comportarse: "En un restaurante se entra a tropel, te piden a tropel, te revientan la mesa, se sientan, voces, gritos, saltan. En la mesa en la que usted se está sentando ha habido un trabajo profesional de un camarero en montarla. Ha estado 10 minutos y en un momento ha venido usted y la ha desarmado. Siéntese usted tranquilamente y pida la carta, que va usted a comer". 

¿Restaurante lleno o 5.000 viewers?

En Arroz y desgracias tienen la suerte de tener dos vías de negocio: la del canal de Twitch y sus derivados y la del restaurante Arroz y cañas. Pero qué es mejor para ellos, ¿tener una media de 5.000 espectadores en directo o tener el restaurante lleno? Como en todo en la vida, hay matices. 

"Hay muchos factores. Tener 5.000 o 10.000 es interesante pero es aún más que venga gente a comer de toda España y de todo el mundo. La satisfacción que tú te encuentras cuando vienen de Argentina, México, Australia y van a comer a tu casa es una satisfacción", comenta Tomás. 

Sobre ganar dinero señala el hostelero que "llega un momento en que no es importante ni aun no teniéndolo" porque si ya bastante jodido es trabajar peor es hacerlo de mala leche y a regañadientes. 

"¿Si digo que gano dinero? Mentira. ¿Que pierdo? Tampoco. Pero la satisfacción que tengo cuando alguien viene y me dice 'Don tomas hágame una tortilla española para ver si es como dice'. Cuando se la han comido y me dicen 'fenomenal', pues me da igual, como si no paga". 

"Ahora mismo tanto Arroz y desgracias como el restaurante creo que generan lo justo y necesario para que el ecosistema se mantenga"

Aarón, el cerebro junto con su pareja Ainara de todo lo que rodea al negocio del directo en Twitch, responde que "depende" a la pregunta si es mejor tener lleno el restaurante a tener 5.000 espectadores. 

"Si tienes el restaurante lleno pero tienes que tener 12 camareros, 14 cocineros y tienes el restaurante lleno una hora los beneficios que quedan cuando pagas son pocos, lo mismo con Twitch. Si tienes 5.000 viewers pero tienes cinco editores, una baja tasa de retención y de monetización pues da menos. La gente se piensa que tanto la hostelería como la creación de contenido es a coste cero, todo lo que ganas es para ti, y dista bastante de la realidad", comenta. 

En tres años que llevan con los directos han empezado a ganar algo más de dinero en este último ya que los dos primeros no ganaban casi nada y todo lo que generaban era para reinvertirlo en equipo. 

Aunque, después de muchas vueltas, parece que ganan los espectadores: "Creo que si te quedas con 5.000 o el restaurante lleno ganan los viewers pero es que 5.000 no los tiene todo el mundo. Con 5.000 eres top 20 de Twitch España, que es un top bastante alto". 

"Ahora mismo tanto Arroz y desgracias como el restaurante creo que generan lo justo y necesario para que el ecosistema se mantenga, ganamos lo que nos gastamos en hacerlo y nos sobra lo justo para vivir. El yate lo tengo desguanzándose y el jet sin gasolina. Da para vivir como un sueldo normal corriente en España y con eso estamos más que contentos", sentencia Aarón. 

En cuanto al futuro del canal, Tomás lo tiene claro: "Vamos al número uno". "Tenemos un problema, el contenido depende de nuestras vidas y del estado en el que nos encontramos cada uno en ese momento", le apostilla el hijo. 

Para Aarón, están en un punto perfecto porque no tienen ninguna presión a la hora de crear contenido. Además, tienen una comunidad muy fiel. El horizonte más próximo es el verano, época del año donde el restaurante tiene más movimiento por la zona en la que está ubicado. 

"Queremos disfrutar del verano porque tenemos viewers y tenemos gente en el restaurante. En invierno cuando baje la gente que hay en el pueblo ya veremos cómo es el contenido. Si podcast, videojuegos, IRL en familia... Nuestro contenido es efímero. No es algo que podamos hacer durante 20 años porque mis padres se merecen más ese descanso", finaliza Aarón. 

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Álvaro Palazón es redactor de virales, televisión y de deporte en 'ElHuffPost' y trabaja desde Madrid. Es Licenciado por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Puedes contactar con él en alvaro.palazon@huffpost.es