David Jiménez: "El establishment madrileño es quizá el más estúpido de todas las capitales europeas"

David Jiménez: "El establishment madrileño es quizá el más estúpido de todas las capitales europeas"

Entrevista al periodista y escritor que estrena nueva novela, 'Días Salvajes'.

David Jiménez posando con su libro.JAVIER OCAÑA

Unos 20 kilómetros y varios puntos de renta per cápita separan Villaverde de La Moraleja. Los dos son barrios de Madrid pero la distancia entre ambos ejemplifica lo que se conoce como brecha social. 

En Días Salvajes (Ed. Planeta), David Jiménez (Barcelona, 1971) une ambos mundos por una terrible tragedia que tiene como víctima a una familia humilde y como verdugo al hijo de una de las grandes familias de banqueros de España. 

Jiménez le dio un tirón de orejas al periodismo español con El Director (Ed. Libros del KO) en 2019 y muchos todavía no se han recuperado. En una mañana primaveral de Madrid, en el conocido Hotel de Las Letras de Gran Vía, el periodista recibe a El HuffPost en una acogedora sala llamada Punto y aparte, todo muy simbólico para hablar de periodismo, política y poder. 

  Libro de David Jiménez.JAVIER OCAÑA

- ¿Dónde se siente más lo que es el poder y la fama, siendo director de El Mundo o saliendo en el podcast de Jordi Wild?

Nunca he hecho nada que haya tenido el impacto de mi dos entrevistas con Jordi Wild. No conocía a Jordi Wild cuando me ofreció hacer la entrevista y tanto el impacto que ha tenido en mis libros, a la hora de llegar a más lectores, como en el hecho de que después de haber sido corresponsal durante 20 años, director de El Mundo, rara vez me reconocían por la calle. Ahora se me acercan chavales. Hoy, youtubers como Jordi Wild tienen más influencia probablemente que grandes medios generalistas que antes marcaban la agenda.

- ¿Cómo ha sido tu aproximación a este mundo de los streamers tan alejado un poco de lo que es el periodismo tradicional?

En mis orígenes fui uno de los que se resistió a internet, lo tengo que admitir, luego me di cuenta de que era un cambio inevitable, que no había nada que hacer y que no era una amenaza, era una oportunidad.

- Hace poco me vi una entrevista tuya con Jesús Cintora en YouTube y me chocó que esa charla no se diese en una televisión o en una radio nacional.

Bueno, porque Cintora está vetado en la mayor parte de los medios. Por eso me solidarizo. He conocido los vetos y la censura en un país supuestamente democrático como España más allá de que pueda estar o no de acuerdo con las cosas que diga Cintora cualquier veto, cualquier censura, cualquier voz acallada sin una justificación me negativo para la libertad de expresión.

- Parece que hay vida fuera de lo convencional, Sálvame se ha pasado a Twitch...

Internet ha democratizado la comunicación. Gente que antes que sólo podía encontrar una voz en los medios principales ahora puede montar un podcast desde la cocina de su casa y llegar a sus seguidores, creo que eso es muy bueno. Es verdad que en medio de la oferta masiva que hay se cuela mucha basura y cada vez es más difícil distinguir las cosas rigurosas y la verdad de la mentira y la desinformación. Ahí es donde tenemos que hacer un esfuerzo. Es lo que veo en gente mayor y en chavales que son susceptibles de ser manipulados por estos gurús de internet.

- Hablando con unos amigos decíamos que en tono de broma que los boomers, con sus móviles, nos van a llevar a la Tercera Guerra Mundial, ya que comparten todo lo que se encuentran y encima se encienden por cosas que no han pasado.

Las redes han sido decisivas en la propagación del odio, la intolerancia y la desinformación. Nunca antes los manipuladores tuvieron herramientas tan poderosas para desinformar por eso es más importante que nunca contrarrestarlo con buen periodismo.

- Vi el otro día el programa En primicia, en RTVE, donde se entrevista a periodistas veteranos y describen un mundo en las redacciones que ya no existe, basado, según en palabras de muchos de ellos, en alcohol, prostitutas, etc.

Afortunadamente hemos dejado atrás la época más rancia de ese periodismo de pacharán. Nunca he comprado esta idea de que lo que hacen los jóvenes está mal y que era todo mejor antes, no es verdad. Ahora los jóvenes tienen sensibilidades sociales que los periodistas no tenían. En los medios tradicionales existe el síndrome de la película de El Sexto Sentido, de estás muerto pero no lo sabes. Hay mucha gente en esta profesión que se le pasó la época y si se agarra desesperadamente sin dejar paso a los que vienen detrás, que es lo que tenemos que hacer. Hay un tapón generacional, no sólo en el periodismo, en España que está impidiendo que mucho talento ocupe el puesto que le corresponde.

- En Días Salvajes hay un personaje de una familia muy importante de Madrid que comete un una imprudencia. Hasta a la hora de afrontar problemas y tragedias la gente con dinero lo tiene más sencillo. Se contrapone muy bien lo que son las dos formas de afrontar la tragedia en el lado rico y en lado pobre, donde no hay dinero pero sí hay una red de cuidados.

Uno de los clichés más ciertos es que el dinero no da la felicidad. Tienes que tener cubiertas tus necesidades básicas y vivir cómodamente pero a partir de ahí hay cosas que determinan la felicidad por encima del dinero. En Días Salvajes hay una familia de banqueros muy rica pero también disfuncional donde se ve claramente que a pesar de tenerlo todo se comportan como si no tuvieran nada. Tienen ese hijo desbocado que provoca un accidente y en un instante cambian los destinos y su situación y ellos luchan porque eso no ocurra. Es una reacción natural en las élites, preservar sus privilegios. En la novela, por otro lado tienes ese entorno humilde que al final es un reflejo de las dos España que tenemos. Hay una brecha social que se ha agrandado con los años que está provocando un resentimiento justificado.

- Es ficción pero en España mandan esas familias.

En España mandan un centenar de familias. Están en la empresa, en la política, en los medios de comunicación y es un error ver esos tres poderes en separado, en realidad son el mismo muchas veces y trabajan de manera coordinada para mantener sus privilegios.

- Es un poco cursi esto de decir que Madrid es un personaje más, pero qué importancia tiene Madrid dentro de esta España que defines, ¿hay un nacionalismo madrileño o, como llaman algunos, existe el ‘Procés cañí’?

En Días Salvajes se refleja una élite madrileña que quizá es la más estúpida que tienen ninguna capital europea. Es un establishment sin ninguna curiosidad cultural, con una visión patrimonialista de sus privilegios y con un talante rancio muchas veces que viene de que en gran parte no está ahí por mérito, sino muchas veces por herencia, por contactos, influencia... uno lo ve cuando ve los palcos del Mutua Open en Madrid y el comportamiento de la élite. Cuando he estado he llegado a la conclusión de que el establishment madrileño es quizá el más estúpido de todas las capitales europeas que he conocido.

- La novela transcurre en la España dosmilera, ¿de aquellos barros estos lodos?

Seguimos sufriendo la resaca de la España eufórica de los 2000 y los excesos que se cometieron. La fiesta terminó con hostión considerable y todavía hoy, el hecho de que las desigualdades hayan aumentado, la brecha social también, la política que tenemos y la manera de comportarse del mundo de la empresa vienen en parte porque los culpables de aquella crisis no pagaron las consecuencias.

- Es un ciclo que se repite.

Estamos repitiendo los errores de la España eufórica de los 2000 y estoy convencido de que va a terminar igual de mal. La construcción, los motores de la economía, las dinámicas de esa España cada vez más desigual donde La moraleja y Villaverde, esos dos barrios que describo en Días Salvajes siempre han estado muy separados pero quizá no tanto como hoy.

- Hay un personaje que sufre una terrible pérdida y empieza a ir, de forma escéptica, a terapias de grupo. ¿Es más duro enfrentarse a una terapia de grupo o a una emboscada en un país en guerra?

Cuando los dolientes de estas terapias de grupo fueron tan generosos que me permitieron entrar en la intimidad de su dolor sabía que iba a ser duro pero también me dije he estado en guerras, en desastres naturales, creo que lo podré llevar y sin embargo fue de las cosas más difíciles que he hecho. En una de estas terapias había padres que habían perdido a sus hijos, quizá la más traumática de las ausencias y a la vez que fue una experiencia dura me ayudó a comprender el proceso del duelo. A parte del dolor y la tristeza lo que vi espíritu de querer volver a vivir y salir adelante que me admiró. En esas terapias lo que une es la pérdida. Hay gente de izquierdas y derechas, que tienen más o menos dinero, religiosos y no religiosos pero una vez se sientan en una habitación para contar su dolor les une completamente. Se entienden entre ellos como nadie.

- ¿Has seguido en contacto con alguien de estas terapias?

Sí, sigo en contacto y de hecho, con la Asociación Alhelí, que me invitó a participar en estas terapias, está en Málaga y tengo a algunos de los miembros que me ha escrito diciendo que van a leer el libro. Espero que el libro, siendo una obra de ficción que espero que entretenga, creo que tiene un mensaje de esperanza positivo que pueden estar en este momento sufriendo por la pérdida de un ser querido.

- Uno de los personajes de Días Salvajes en una fiesta de la élite dice: "Hay políticos buenos y capacitados en este país pero se hacen los idiotas porque de lo contrario nadie les votaría". 

Eso es posible en algunos casos en el pasado, ahora los políticos que tenemos son tan malos como parecen. Ha habido una degradación de la preparación, de la educación y de la formación de nuestros líderes que por alguna razón es una evolución a la inversa, en vez de ser cada vez mejores nos encontramos que las decisiones las están tomando cada vez personas menos preparadas para estar ahí.

- Es jueves. Empecé a preparar la entrevista el lunes, había que meter algo de la situación política actual y dices pregunto por Milei, luego Palestina...

Fíjate la ridiculez que es que hasta los conflictos internacionales acaben convirtiéndose en peleas domésticas de España. La pelea política se está comiendo toda nuestra energía y no permite solucionar problemas porque al final se trata de denigrar al rival y quedan muchas cosas por resolver. Cuando veo el parlamento español me parece que en una clase de primaria hay discusiones de más nivel.

Me da la sensación de que en esta bajada general de la política al fango también un poco de intencionalidad de alejar a la gente más capaz, preparada y con más mérito, ¿quién en su sano juicio va a querer participar de esta política?

- También se habla de eso en la novela.

En Días Salvajes y en la realidad, esa élite que se queja luego nunca hace ningún sacrificio para mejorar. La élite no está dispuesta a ser menos élite a cambio de un beneficio general para todos. Veo mucha más conciencia de país en élites del entorno como Reino Unido y Francia que la que tenemos en España.

- ¿Te arrepientes de haber escrito El Director?

Al revés. Ahora estamos con Días Salvajes y nos encontramos con pequeñas censuras y vetos que vienen por El Director pero me resultan cómicas.

- O sea que en El Mundo no te van a entrevistar.

Eso lo puedo llegar a entender pero hay otros que se sienten aludidos por El Director que lo entiendo, es un país libre, que hagan lo que quieran, no me voy a poner en una posición de víctima cuando hay tantos lugares donde los periodistas pierden su vida por hacer su trabajo o acaban en la cárcel. 

Espacio Eco
Un proyecto de Ecoembes

No me arrepiento de haber escrito El Director, todo lo contrario. A parte de convertirse en un gran best seller y que se va a hacer una película sobre el libro me ha dado decenas de miles de lectores y abrió un debate necesario. Incluso los que criticaban el libro han ido desapareciendo según lo que se publicó en El Director se ha ido confirmando cierto. Como decía una persona de El Mundo: la primera mitad se ha confirmado verdadera y la segunda cierta.

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Álvaro Palazón es redactor de virales, televisión y de deporte en 'ElHuffPost' y trabaja desde Madrid. Es Licenciado por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Puedes contactar con él en alvaro.palazon@huffpost.es