Por qué el álbum de Chuck Berry no es sólo un álbum más del pionero del 'rock and roll'

Por qué el álbum de Chuck Berry no es sólo un álbum más del pionero del 'rock and roll'

Análisis detallado de 'Chuck, el disco póstumo del creador de 'Johnny B. Goode'.

Chuck Berry recibiendo un premio en febrero de 2012.Jessica Rinaldi / Reuters

Hace un lustro que Chuck Berry anunció su intención de plastificar algunas canciones que tenía en el cajón, acumuladas a lo largo de las décadas, desde los ochenta. 38 años después de que este pionero del rock and roll publicara la que era hasta no hace mucho su última referencia discográfica (Rock It, 1979), por fin se puede disfrutar de nuevo material, aunque este venga tristemente marcado por la muerte previa de su protagonista, quien no tuvo la oportunidad de ver editada su obra más reciente.

CHUCK es un disco notable que contiene los clásicos de siempre, los que todos conocemos y hemos disfrutado en incontables ocasiones, los cuales se presentan aquí revestidos. Es el sillón de siempre, aquel en el que más cómodos nos sentimos, exhibiendo un nuevo tapizado. Diez canciones repletas de rock and roll y blues que, desde luego, no constituyen el elepé más relevante ni el más influyente de la carrera de Chuck Berry, pero no por ello se ha desprovisto de un enorme valor e importancia.

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A continuación, exponemos cinco motivos por los que el nuevo trabajo de Chuck Berry, su álbum póstumo, no es sólo un trabajo más entre la extensa producción discográfica del músico de San Luis y analizamos por qué precisa un reconocimiento.

En CHUCK no hay muestras de debilidad o cansancio, y nos da una valiosa lección: nunca se es demasiado viejo para el rock and roll. Ya lo demostró en el ecuador de la década de los cincuenta cuando, a pesar de sus casi treinta años, supo concebir un lenguaje y una actitud que conectaba con el sentimiento juvenil del momento, reflejando en sus canciones la vida de aquellos jóvenes ávidos de libertad y rebelión.

Ahora, el lenguaje musical y su capacidad de contar historias se mantienen intactos, aunque en determinadas ocasiones el sentimiento es otro: el de un hombre en su senectud que en varias ocasiones mira atrás para hacer balance y reflexionar sobre la vida, sobre su vida, y presentárnosla de la manera en la que mejor lo sabe hacer, con música y actitud, sin nostalgia, viviendo y celebrando el presente tal como exigía el viejo rock and roll cuando se erigió en la música revolucionaria de la América joven seis décadas atrás.

Este nuevo álbum contiene una decena de temas que constituyen todo un homenaje a los primeros años de su carrera discográfica, perfilando un LP semejante a aquellos que cimentaron su leyenda, tales como After School Session y One Dozen Berrys. Semejanzas estilísticas que rememoran una época y cierran el círculo musical y vital del creador de la eterna Johnny B. Goode (que sobrevuela el conjunto). Hablamos, en esencia, de una colección de canciones que reinterpretan el cancionero primigenio del músico, lo que hace de CHUCK un registro novedoso y conocido a la vez. La síntesis revestida de un legado esencial en la historia de la música popular urbana.

La discografía de Chuck Berry está repleta de piezas de blues, pero las aquí contenidas son particularmente especiales. No sabemos si Chuck Berry era consciente de su cercano final como lo fueron tanto Bowie como Leonard Cohen (en cuyos últimos títulos sobrevolaba la sombra de la muerte), pero la última referencia discográfica de Berry, como las dos mencionadas, constituye una explícita despedida, si bien no de la vida, sí del mundo de la música y del espectáculo, del mundo del rock and roll que él mismo contribuyó a construir y definir. "Mi amor, estoy envejeciendo. He trabajado mucho tiempo en este disco. Ahora puedo colgar mis zapatos", le decía a Themetta Berry, su mujer, en el comunicado que anunciaba su primer álbum de estudio en 38 años.

Pisó la cárcel en un par de ocasiones, subsistió en el circuito de la nostalgia cuando el rock and roll no era más que un estilo pasado de moda y ha sobrevivido a otros muchos protagonistas del gran circo del rock, tanto a coetáneos como a otras figuras de la música más jóvenes. Ahora, cargado de cicatrices por las estocadas de la vida, narra sus experiencias con la gravedad y convicción que solo un viejo bluesman es capaz de mostrar. Así lo evidencia en las reflexivas Dutchman, Eyes of Man y, especialmente, en la emotiva Darlin', donde el músico canta sobre la vida y la vejez acompañado por su hija Ingrid, a la que en una suerte de despedida le declara: "Cariño, tu padre está envejeciendo, cada año / los hilos grises se muestran más intensos, ven aquí / y coloca tu cabeza sobre mi hombro, querida / el tiempo pasa rápido".

A sus 90 años y tras toda una vida dedicada a la música, el músico de San Luis se mantiene fiel a sí mismo en un álbum convencional en el que, sin embargo, nos muestra una nueva cara que no conocíamos al desmarcarse de su esquema compositivo habitual. A pesar de que la colección de canciones que nos ocupa supone en muchas ocasiones una mera reescritura de algunos de sus temas más emblemáticos como Lady B. Goode (Johnny B. Goode), She Still Love You (Memphis, Tennessee y Little Marie) o Jamaica Moon (Havana Moon); 3/4 Times (Enchiladas) es un tema a ritmo de vals, como su propio título indica, con un marcado aire mexicano, según dejan entrever sus dejes vocales, y grabado en directo. No es difícil que nos coja desprevenidos, pero una vez recompuestos de la estupefacción inicial, se torna en una canción agradable, diferente, pegadiza y muy disfrutable, especialmente en sus sencillos y maravillosos interludios instrumentales.

Así fue y así lo presenta a sus seguidores y a las nuevas generaciones que tengan el arrojo de asomarse al pasado desde el presente. Con este trabajo nos acercamos a la música y al sentir de una época de la mano de uno de sus protagonistas, del artista del que hablan todos los libros de historia del rock. Aquella música, la misma, se mantiene viva a sesenta años de su explosión artística y comercial.

CHUCK supone un enorme acontecimiento para los melómanos empedernidos, que han tenido la oportunidad de vivir un hecho histórico y subjetivamente relevante: asistir al lanzamiento del eslabón que conecta con el principio de una cultura, con el inicio del movimiento musical más importante del siglo XX.

Chuck Berry es la raíz de toda una cultura guitarrera que ha ido creciendo rápida e implacablemente a lo largo de sesenta años, y sorprendentemente aquí está él, trayendo a nuestros días algo que se nos antoja tan remoto. Hoy los cincuenta no quedan tan lejos, Chuck Berry y el rock and roll son una historia viva, actual.

Puedes leer el artículo completo de José Olmo en 'El Quinto Beatle'

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