Ocho cosas que te están impidiendo llegar al orgasmo

Ocho cosas que te están impidiendo llegar al orgasmo

(Y no le echamos la culpa a tu pareja).

Las mujeres suelen necesitar más tiempo para alcanzar un orgasmo que los hombres. Pero no sólo eso: se estima que en España el 40% de la población femenina sufre de manera reiterada un bloqueo que le impide superar la fase previa al orgasmo, especialmente a través de la estimulación coital. Y peor aún: una décima parte afirma no haber experimentado nunca un orgasmo, según informa la revista Muy Interesante.

"Hablo con muchas mujeres que creen que no pueden alcanzar el orgasmo o que no pueden conseguirlo ayudándose sólo con los dedos, sino que necesitan un vibrador", explicaba hace unos meses al HuffPost Alix Fox, experta en sexo y relaciones que trabaja para Durex.

Por tanto, si te cuesta llegar al clímax, te interesará leer estas ocho cosas que probablemente te están impidiendo cruzar (por poco) la línea de meta.

Muchos días sientes que te faltan horas para dejar todo hecho y las tareas se van acumulando en una lista infinita de lo que consideras prioritario. En medio de esa vida ajetreada, hay veces que sacas tiempo para un encuentro rápido, pero es imposible garantizar que el sexo con prisas te lleve donde quieres.

Según explica Alix Fox, "pocas personas se dan cuenta de lo mucho que se puede tardar. Es muy común que las mujeres necesiten como mínimo 20 minutos de estimulación repetitiva y constante para alcanzar el orgasmo, y no es nada raro que se necesiten 40 minutos (o más) de estimulación clitoriana para llegar al orgasmo".

Eve Fifer, responsable de juguetes sexuales en la tienda Ann Summers, afirma: "Las mujeres tienden a hacer malabarismos con muchos pensamientos a la vez, ya sea planeando una actividad futura o haciendo una lista mental de cosas que hacer, lo que les impide dejarse llevar completamente por el calor del momento".

Es irónico, pero el estrés que te provoca el hecho de no alcanzar el orgasmo te está alejando más de tan ansiado momento. Es un horrible ciclo que se retroalimenta.

En palabras de Fifer, "el estrés que resulta de un estilo de vida cada vez más exigente puede provocar más estrés, ansiedad y depresión, así que, en lo que a orgasmos se refiere, tienes que sacártelo de la cabeza si quieres pasarlo mejor en la cama".

Cualquier mujer que haya sufrido por no llegar al orgasmo sabrá que después de que ocurra la primera vez, es muy posible que tu confianza se resienta y que a partir de ahí te cueste más alcanzarlo en el futuro.

"Es muy posible que, si te pasa una vez, siempre lo tengas en mente. El problema es que al preocuparte sobre si cruzarás o no la frontera, te estás frenando. Te estás bloqueando", explica Fifer.

Los orgasmos no son sólo físicos. Mike Lousada, experto en terapia psicosexual, cuenta al HuffPost Reino Unido que el orgasmo femenino consiste sobre todo en que la mujer "se sienta a sí misma", por lo que las preocupaciones pueden funcionar como distracción mental.

El Sistema Nacional de Salud británico (NHS) advierte de que posiblemente el problema no seas tú, sino la persona con la que te estás acostando.

Quizás haya problemas de comunicación sobre lo que quieres o necesitas, o quizás ya no te gusta y te aburre vuestra vida sexual, en cuyo caso se trataría de una conversación totalmente diferente.

El dolor durante el sexo, conocido como dispareunia, puede ser resultado del vaginismo, que ocurre cuando los músculos del interior o alrededor de la vagina se contraen y hacen el coito doloroso o incluso imposible.

Esto puede deberse a que la mujer asocia el sexo al dolor o a algo que está mal, en caso de que haya tenido un trauma vaginal —como un parto traumático o una episiotomía— o en caso de sufrir problemas en la relación.

Si estás sufriendo problemas secundarios con el orgasmo (antes llegabas fácilmente pero ahora eres incapaz), podrían estar causados por cambios físicos en tu cuerpo, como la menopausia, que también puede provocar una pérdida de deseo y de apetito sexual.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano

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