Esta es la vida fuera de la cárcel de Ángel María Villar: el presidente de la RFEF que vive a costa "de la mujer"

Esta es la vida fuera de la cárcel de Ángel María Villar: el presidente de la RFEF que vive a costa "de la mujer"

Fue suspendido de su cargo por su imputación en la operación Soule.

Ángel Maria Villar en un congreso de la FIFA en México. REUTERS/Henry RomeroHenry Romero / Reuters

Durante 29 años (de 1988 a 2017) Ángel María Villar fue el hombre más poderoso del fútbol español. Sin embargo, la operación Soule -una trama que desvió fondos tanto públicos como privados- le llevó a lo más bajo. Y el 20 de julio de 2017 ingresó en la cárcel de Soto del Real.

Estuvo solo doce días en prisión, pero desde entonces tienen embargadas sus cuentas bancarias y sus inmuebles. Todavía sigue tratando de demostrar su inocencia, después de quedar en libertad bajo fianza de 300.000 euros. 

Fue destituido de su cargo por el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo) por haber vulnerado la neutralidad en las elecciones de la Federación. En esta trama estaban también implicados su hijo Gorka y Juan Padrón, vicepresidente económico de la RFEF.

"Vivo de mi mujer"

A sus 83 años, Ángel María Villar sigue esperando el juicio. Mientras tanto, asegura estar llevando una vida muy tranquila, y disfrutando de sus amigos y de estar en casa en familia, como contó en una entrevista en Radio Marca Asturias el año pasado. 

Lleva la vida de un jubilado cualquiera: se levanta a las siete de la mañana, da un paseo de dos horas, lee libros de historia, se echa la siesta y habla con los conocidos del barrio. 

Tal y como el relataba en una entrevista concedida el año pasado a El Correo, en la cárcel vivió "un infierno". Y después de salir su situación no mejoró mucho. Desvela que "vivo de mi mujer y de la pensión que tengo 2.400 euros)" porque "me han embargado mis propiedades, siete, mis cuentas corrientes...". 

Aunque, si tiene que buscar algo positivo, valora que esta batalla judicial no le haya costado su salud "porque esos disgustos suelen matar". Pero su principal afán es "que me declaren inocente. Yo no hice nada y nunca me he sentido un delincuente ni un chorizo".