Combatir el ciberacoso LGTBfóbico: construyendo una sociedad más tolerante

Combatir el ciberacoso LGTBfóbico: construyendo una sociedad más tolerante

Internet y los medios electrónicos han abierto un nuevo campo a los delitos de odio contra la orientación e identidad sexual. El Ministerio del Interior registró en 2015 un total de 117 casos de delitos de odio en Internet y medios electrónicos. De ellos, el 13% tuvieron como objetivo la orientación e identidad sexual.

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Foto: EFE

Hoy 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, fecha que coincide con el aniversario de la despatologización de la homosexualidad. Según el Ministerio del Interior, entre los delitos de odio aquellos contra la orientación e identidad sexual fueron los más registrados en 2014 (40%, 513), si bien tuvieron un pronunciado descenso relativo y absoluto en 2015 (13%, 169). En el año 2016 parecen estar arreciando de nuevo los casos de comisión de éste delito, sólo en Madrid se han recogido 64 casos de delitos homofóbicos y transfóbicos en los cuatro primeros meses del año.

La homofobia y transfobia contra menores tuvo en 2015 un perfil más preocupante. Entre los 158 delitos de odio registrados contra menores, aproximadamente el 30% fue motivado por su orientación e identidad sexual. La cifra es si cabe más alarmante si añadimos que una parte significativa del acoso escolar tiene como origen la homofobia y transfobia. Según el estudio LGTBfobia en las aulas 2015, presentado recientemente por el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), un 60% del alumnado ha sido testigo de agresiones ocasionados por la orientación e identidad sexual en el entorno escolar.

Internet y los medios electrónicos han abierto un nuevo campo a los delitos de odio contra la orientación e identidad sexual. El Ministerio del Interior registró en 2015 un total de 117 casos de delitos de odio en Internet y medios electrónicos. De ellos, el 13% tuvieron como objetivo la orientación e identidad sexual. El informe del Ministerio del Interior no recoge la incidencia de los delitos de odio contra menores motivados por la orientación e identidad sexual realizados a través de medios electrónicos.

Sada la mayor incidencia del ciberacoso escolar sobre la población LGTB, se requiere, además, una mayor implicación de la comunidad escolar que permita detectar de modo temprano y actuar de modo eficiente contra la homofobia y transfobia.

El comportamiento en Internet de nuestros menores es un indicador de alta fiabilidad a la hora de predecir comportamientos sociales futuros. Basta recordar, por ejemplo, cómo el alto uso de las redes sociales entre adolescentes a finales de la primera década del presente siglo fue el heraldo de su adopción masiva por la sociedad. A falta de datos significativos de los delitos de odio homofóbico y transfóbico a través de Internet contra menores, los estudios de ciberacoso escolar motivados por orientación e identidad sexual pueden actuar de sustitutivo eficaz para diagnosticar el alcance de la homofobia y transfobia entre menores y adolescentes. Sin embargo, no ha sido hasta recientemente que se han realizado estudios que permitan un diagnóstico del ciberacoso escolar homofóbico y transfóbico.

De un lado, Save the Children público en febrero de 2016 su estudio genérico sobre acoso y ciberacoso escolar Yo no juego a eso. La ONG estimaba que un 4,2% de las víctimas y un 6,6% de los acosadores se sentían participes de casos ciberacoso escolar motivado por la orientación o identidad escolar. De otro lado, COGAM ha publicado en abril de 2016 el estudio Ciberbullying LGTB-fóbico, centrado en el ciberacoso escolar contra la orientación e identidad sexual con ámbito la Comunidad de Madrid y utilizando una metodología de una profundidad no contemplada en otro estudio previo nacional o europeo. Especialmente relevante resulta su estimación que el 15% de la población escolar LGTB sufre cibercacoso, el triple que la población escolar en general.

El estudio realizado por Save the Children, demanda incorporar la dimensión del ciberespacio en un plan integral contra la violencia en la infancia y adolescencia. Es necesario facilitar la profesorado las competencias para que les permitan detectar casos de ciberacoso, orientar a los centros educativos para incluir en los planes de convivencia escolar sanciones y acciones de reeducación por comportamientos de ciberacoso y que la ciudadanía digital sea parte de la educación en valores de nuestros hijos. Pero dada la mayor incidencia del ciberacoso escolar sobre la población LGTB, se requiere, además, una mayor implicación de la comunidad escolar que permita detectar de modo temprano y actuar de modo eficiente contra la homofobia y transfobia por medios electrónicos en la escuela.

El 17 de mayo se celebra también el día de Internet. Es también una conmemoración consolidada que refleja que Internet el espacio de socialización dónde permanecemos una parte creciente del tiempo de nuestras vidas. En el caso de los nativos digitales, los ciudadanos del futuro, su tiempo en Internet crece exponencialmente, conformando sus actitudes sociales presentes y futuras. Contrarrestar el ciberacoso escolar contra la orientación e identidad sexual es evitar los delitos de odio homofóbicos y transfóbicos del futuro. Una sociedad más tolerante del mañana la construimos hoy desde la red.