Diccionario económico: Presupuestos Generales del Estado

Diccionario económico: Presupuestos Generales del Estado

El Gobierno aprobó este viernes las cuentas públicas de 2017, el Excel doméstico del Estado. ¿En qué consiste este enjambre de gastos, ingresos y partidas?

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Cada ejercicio, el mismo lenguaje encriptado. A los términos más comunes de ingresos, gastos y partidas se suman otros conceptos menos comprensibles como transferencias de capital, inversiones reales, fondo de contingencia... ¿Qué son los Presupuestos Generales del Estado? Ni más ni menos que el Excel de la contabilidad doméstica de la Administración Central del Estado pero con muchas más hojas que el de tu casa. Los Presupuestos no son otra cosa que las previsiones de ingresos y las previsiones de gasto para el año natural. En ellos se encuadran los ingresos por impuestos, tasas y otras fuentes; y los gastos de todos los ministerios y de los órganos constitucionales: la Casa del Rey, las Cortes Generales, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado y el Consejo General del Poder Judicial. Y, también, los gastos derivados del pago de la deuda pública.

La llaman la ley más importante del Estado, una suerte de hoja de ruta para el bolsillo de lo público, la programación de los ingresos y gastos en un año natural dado: aunque este 2017, dada la ausencia de un nuevo Gobierno hasta enero pasado, llegan con notable retraso, pues lo habitual es aprobarlos a finales del año anterior. Si el Gobierno Rajoy suma los 175 apoyos parlamentarios que necesita -los suyos y los de Ciudadanos ya le han dado el sí, quiero; faltan PNV (5), Coalición Canaria (1) y Nueva Canaria (1) por convencer-, tendremos Presupuestos en junio de este año.

DOS CARAS: UNA MATERIAL Y OTRA FORMAL

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE), la programación de ingresos y gastos, tienen dos caras: una material y otra formal.

  • La material recoge por escrito la política fiscal del Gobierno en el año que toque; es decir: lo que gasto, lo que ingreso y también cómo financio el gasto.
  • La formal plasma los números puros y duros, divididos en sus correspondientes partidas en una ley, una Ley impulsada por el Ejecutivo, que la de ha de desarrollar, pero que por su propia naturaleza debe ser sancionada por las Cortes. A este respecto os recomiendo la lectura del artículo 134 de la Constitución: el Gobierno los elabora, las Cortes los aprueban y se han de consignar todos los ingresos y gastos del sector público estatal así como los beneficios fiscales, no pudiéndose crear impuestos pero sí modificar los existentes si así lo prevé una Ley. Lo que queda ya de este año, nos libramos.

¿Económicos? También ideológicos puesto que los PGE determinan qué partidas son preferenciales a la hora de soltar dinero y cuáles no, definen de una primera pincelada presupuestaria la política de Estado.

Y VINO KEYNES A DAR LECCIONES

El Ejecutivo en general y el Ministerio de Hacienda en particular usan los PGE a modo de bomba; hidráulica y en sentido figurado, se entiende. Bien para estimular o complementar la demanda, bien para restringirla. Eso lo enseñó John Maynard Keynes (Teoría general del empleo, el interés y el dinero) y parece que gusta, porque son mayoría los gobiernos que juegan con las políticas de estímulos fiscales y expansivas para hacer despegar sus economías.

Cuando la economía se resiente y se consume menos, el Gobierno aumenta el gasto público para cebar el sistema, lo que decanta en situaciones de déficit o endeudamiento del Estado. Por contra, cuando la cosa va viento en popa, la Administración central gasta menos y guarda para cuando vengan peor dadas. No es distinto a lo que cualquiera hace con su economía doméstica.

¿Y si hay imprevistos, como en cualquier casa? El límite de gasto establecido los Presupuestos no es absoluto. Aprobados los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno puede presentar proyectos de ley que impliquen aumento del gasto público o disminución de los ingresos correspondientes al mismo ejercicio presupuestario.

Y EL BCE CON LA ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA

Con lo que sí no se juega es con la deuda. Por presiones de la Unión Europea, fundamentalmente desde el Banco Central Europeo, Zapatero promovió la reforma del artículo 135 de la Constitución Española, estabilidad presupuestaria. Cuestionado, alabado, polémico en definitiva, introducido en 2011 para dotar de estabilidad y sostenibilidad presupuestaria a la Administración central en plena crisis económica, obliga a contemplar el crédito necesario para pagar la deuda del Estado.

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