Sables oxidados

Sables oxidados

La derecha democrática española debería hacer lo contrario que Orfeo: no mirar tanto atrás, salir de esas tinieblas nostálgicas y dejar de actuar en el marco de Vox.

Un soldado, formando a las puertas del Congreso. raspu via Getty Images

Cuando Orfeo bajó al Tártaro para buscar a su esposa, Eurídice, y traerla a la vida, Hades, el rey de los muertos, accedió a su petición con una única condición: que debía caminar sin mirar atrás hasta llegar a la luz del sol y que su amada lo seguiría mientras tocaba la lira. Orfeo, deseoso de verla, olvidó el acuerdo y volvió la vista cuando estaba a escasos metros de salir de la oscuridad. Y perdió a Eurídice para siempre.

Valga esta referencia de la mitología griega para recordar a los nostálgicos del franquismo que mirar atrás no te dirige a ningún sitio, que los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía, y que nuestra democracia es resistente a los que añoran esos tiempos lúgubres de tan infausto recuerdo y está a prueba de golpistas, como lo demostró en sus primeros años derrotando el intento de Tejero y otros mandos del Ejército. Esta semana hemos conocido las intolerables barrabasadas contenidas en chat de militares retirados favorables a un pronunciamiento (golpe de estado) y en el que se planteaba “fusilar a 26 millones de hijos de puta” que no comparten su “España, una, grande y libre”. Este lenguaje se asemeja mucho al modus operandi del régimen opresor franquista.

Paul Preston, uno de los académicos que con más profundidad ha investigado este periodo negro de nuestra historia, sostiene que la represión franquista fue un “plan de exterminio”, la sublevación militar perseguía “eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”. Y este ‘holocausto’ es lo que ansían repetir algunos de estos descerebrados, por fortuna, ya fuera de servicio de nuestras Fuerzas Armadas. No representan a nadie, o a casi nadie, aunque la extrema derecha los defina como “de los nuestros”. La democracia llegó a los cuarteles españoles hace mucho tiempo y para quedarse.

Es de una extraordinaria gravedad que este grupo de supuestos salvadores de la patria use un lenguaje tan violento, conspire para acabar con nuestro sistema democrático y, por si no fuera suficiente, intente meter en el lío al jefe del Estado con una inoportuna carta

Esta noticia, que se ha difundido en los días previos a la celebración de 42º aniversario de la Constitución, no se puede despachar como una simple anécdota de jubilados que matan de esta forma tan abyecta su tiempo libre. Es de una extraordinaria gravedad que este grupo de supuestos salvadores de la patria use un lenguaje tan violento, conspire para acabar con nuestro sistema democrático y, por si no fuera suficiente, intente meter en el lío al jefe del Estado con una inoportuna carta. Esta pandilla insurgente le hace un flaco favor al Rey y le complica la vida en unos momentos donde la monarquía ocupa primera plana de diarios e informativos. La reacción del Gobierno de España, a través de la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha sido rápida, rotunda y pertinente: poner a disposición de la Fiscalía las atrocidades vertidas y maquinadas en ese chat de militares de dudosa convicción democrática. La incitación al odio y la apología del golpismo no pueden quedar impunes en un estado de derecho.

Este ruido de sables, con más de cuatro décadas de andadura democrática, suena a trasnochado y se ve moteado de herrumbre. Es como una foto sepia y deshilachada en pleno siglo XXI. Lo llamativo no es que hoy exista aún un grupúsculo de prosélitos del Movimiento, sino que partidos políticos no corten de raíz y sin contemplaciones con esos amagos antidemocráticos. De Vox, herederos del franquismo, no se puede esperar nada: se han limitado a apelar a que se trata de conversaciones privadas y a hacerle algún que otro guiño cómplice… Y el Partido Popular ha tardado varios días en formular una condena sin ambages. Aquí a Pablo Casado le ha faltado determinación o convicción para la crítica. ¿Habría tardado tanto si el chat hubiera sido de personas vinculadas al independentismo catalán o del mundo abertzale? Seguro que no. Su reacción habría sido meteórica y con sonoro acompañamiento mediático. Estos cálculos no dicen mucho de los dirigentes del primer partido de la oposición.

El PP siempre se sitúa en una cierta equidistancia con respecto al franquismo, vitupera la memoria histórica y considera de segunda a las víctimas y a los represaliados de la dictadura. Ya vimos cómo todo el espectro ideológico de la derecha, desde la más extrema a la más moderada, se manifestó en contra de la exhumación de los restos del dictador del Valle de los Caídos. Todo un síntoma. La derecha democrática española debería hacer lo contrario que Orfeo: no mirar tanto atrás, salir de esas tinieblas nostálgicas y dejar de actuar en el marco de Vox.

Miguel Ángel Vázquez es senador del PSOE por Andalucía.