¡Europa, vuelta al trabajo!

¡Europa, vuelta al trabajo!

No debemos resignarnos al declive de una Europa capaz de generar entusiasmo con una narrativa propia y una épica de cohesión, justicia social y prosperidad. ¡Estamos todavía a tiempo, y debemos impedirlo recuperando Europa para los ciudadanos/as europeos!

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He dedicado mis últimas colaboraciones en este espacio de opinión a explicar la singularidad y envergadura del Parlamento Europeo (PE) y, dentro de su estructura, la agenda de temas y trabajos de la Comisión legislativa de Libertades, Justicia e Interior (LIBE).

La intensidad y el dinamismo del Parlamento Europeo contribuyen a que las posibilidades del parlamentario/a individual sean más abiertas, flexibles y efectivas de lo que es habitual en los Parlamentos nacionales. Ello no quiere decir que los Grupos Parlamentarios europeos (cuya delineación y composición numérica comenté en otra ocasión) no ejerzan, como es su obligación, la tarea de encuadrar la distribución de responsabilidades, así como la de orientar el voto de sus miembros en las miles de ocasiones en que se vota electrónicamente ("votación nominal", en la jerga europea), tanto en fase de enmiendas, en Comisión y en Pleno, como en votación final (votaciones que, a menudo consumen varias horas consecutivas, decidiendo sobre centenares o incluso miles de enmiendas).

Personalmente, en los últimos 4 años he desarrollado mis tareas en el ejercicio paralelo de dos áreas de responsabilidad: la de la presidencia y portavocía de la delegación socialista española, y la de la Comisión LIBE. En la primera condición he intervenido regularmente en todos los Plenos de la Legislatura, fijando posición en los debates centrales. A menudo, estos debates han tenido por objeto la preparación (anterior) o valoración (posterior) de los sucesivos -y sucesivamente fracasados- Consejos Europeos en la respuesta a la crisis: ¡nada menos que un total de 28 Cumbres históricas, todas fallidas!

A estas alturas, el balance desastroso de ese manejo de la crisis profundamente sesgado y escorado a la derecha se traduce, sin ambages, en haber transformado una crisis financiera en una Gran Recesión, interminable y agónica, que es ya la más profunda, en términos sociales y políticos, de toda la historia de la UE. Y todo ello sin haber acertado nunca a responder de manera oportuna y efectiva a la enormidad de esta crisis. ¡Too litte, too late, -demasiado poco, demasiado tarde-, hemos protestado muchos una y otra vez, desde los bancos de la izquierda!

Como presidente de LIBE, he conducido durante 4 años los debates y votaciones en Comisión sobre un extenso conjunto de asuntos políticamente sensibles, divisorios y espinosos, en la misma medida que trascendentales para el futuro de la UE: legislación de inmigración; legislación de asilo, legislación sobre Schengen; legislación sobre protección de datos; legislación de derechos procesales; orden de protección de víctimas; legislación penal y antiterrorista de la UE (incluyendo los Acuerdos con los EEUU y el Registro de pasajeros europeos, rechazados por el Parlamento Europeo en ocasiones señaladas) y el nuevo Reglamento de transparencia y acceso a los datos de la UE.

Además, en esta última condición he participado en todos los Plenos de la Eurocámara donde estos asuntos han sido discutidos o votados, interpelando a la Comisión sobre asuntos relevantes como el bloqueo de Schengen o del nuevo Sistema Común Europeo de Asilo; o sobre el siempre delicado equilibrio entre privacidad y seguridad en los derechos fundamentales de los europeos; o en los Acuerdos con EEUU y su impacto sobre la protección de los datos de los ciudadanos (caso ACTA sobre propiedad intelectual, o Acuerdo de comercio UE/EEUU), o sobre la observancia de la cláusula de respeto a los derechos humanos en la política exterior y la seguridad europea (Vecindad, Oriente Medio... etc.).

En concreto, entre otras actividades, además de mis intervenciones como presidente de LIBE, a lo largo de esta legislatura en el Parlamento Europeo he presentado 26 propuestas de resolución, he sido ponente de 11 opiniones parlamentarias, he intervenido 91 veces en Pleno y he formulado 33 preguntas parlamentarias.

En varios Estados miembros -no en todos- existen canales de TVE o radio especializados en el seguimiento del Parlamento, aún cuando sus cotas de audiencia sean consideradas todavía hoy minoritarias bien a pesar de la incuestionable ascendencia de los asuntos europeos en la determinación de las agendas y situaciones nacionales. He participado en un buen número de esas emisiones, en distintos formatos y lenguas. Especial recordatorio me suscita, quizás, haber debatido con Marine Le Pen en France 24 sobre inmigración y asilo en la UE, o con Nigel Farage (el cada vez más notorio líder de la extrema derecha eurófoba británica) en la segunda campaña de referéndum irlandés para la ratificación definitiva de Lisboa.

Quiero, reconocer en este punto la valiosa aportación del programa Europa 2013 de RTVE, canal internacional, (conducido por Carmen Romero y Clara Rivero), así como del programa Europa abierta de RNE internacional, conducido por Chema Fortes: sus programaciones compensan la sequía informativa de noticias europeas, cuando no el sesgo negativo, que venimos padeciendo en el Parlamento Europeo desde hace demasiado tiempo.

Agradezco también la oportunidad de hablar de la Eurocámara y la política europea en estas columnas. Especialmente, en un momento tan crítico de la UE -a mi juicio, la peor hora de su historia- y cuando tanto nos jugamos a un año de las elecciones europeas de 2014. Insisto: estas elecciones son la primera ocasión decisiva para que los ciudadanos puedan cambiar el rumbo de la catastrófica gestión de la crisis que nos ha conducido a este desastre, generando malestar y resentimiento en millones de europeos, de la mano de tanto empobrecimiento y tanta desigualdad.

Pero, como vengo advirtiendo, puede que sea también la última: si cuantos europeístas protestamos contra esta Europa no intervenimos -votando- en 2014, y si no lo hacemos apostando de veras por otra Europa, con otros contenidos, otra dirección, otra política y otra forma de hacerla, en las siguientes elecciones, en las de 2019, el daño será irreversible. No debemos resignarnos al declive de una Europa capaz de generar entusiasmo con una narrativa propia y una épica de cohesión, justicia social y prosperidad. ¡Estamos todavía a tiempo, y debemos impedirlo recuperando Europa para los ciudadanos/as europeos, concretando de una vez la agenda sobre el empleo, y poniendo de nuevo a la UE a trabajar!

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Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada con premio extraordinario, Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, becario de la Fundación Príncipe de Asturias en EE.UU, Máster en Derecho y Diplomacia por la Fletcher School of Law and Diplomacy (Tufts University, Boston, Massasachussetts), y Doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia, con premio extraordinario. Desde 1993 ocupa la Cátedra de Derecho Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es, además, titular de la Cátedra Jean Monnet de Derecho e Integración Europea desde 1999 y autor de una docena de libros. En 2000 fue elegido diputado por la provincia de Las Palmas y reelegido en 2004 y 2008 como cabeza de lista a la cámara baja de España. Desde 2004 a febrero 2007 fue ministro de Justicia en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En octubre de 2007 fue elegido Secretario general del PSC-PSOE, cargo que mantuvo hasta 2010. En el año 2009 encabezó la lista del PSOE para las elecciones europeas. Desde entonces hasta 2014 presidió la Delegación Socialista Española y ocupó la presidencia de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior en el Parlamento Europeo. En 2010 fue nombrado vicepresidente del Partido Socialista Europeo (PSE).