Bibliotecas únicas: verdaderos remansos de paz y guardianes de la cultura
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    Bibliotecas únicas: verdaderos remansos de paz y guardianes de la cultura

    Cinco rincones secretos de Paradores donde disfrutar de la lectura.

    Biblioteca del Parador de Corias.PARADORES

    Desde que hace 4.500 años surgiera en Ebla, en la Antigua Mesopotamia, la primera biblioteca de la que se tiene noticia, estos espacios, recolectores de conocimiento y preservadores de memoria siglo tras siglo, se han convertido en los verdaderos transmisores de patrimonio para las generaciones venideras, sobreviviendo a destrucciones, a la censura y a todo tipo de conflictos.

    En España, la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, considerada una de las más bonitas del mundo, o la del Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), con una de las colecciones de libros antiguos más importantes de Europa, son ejemplos que han quedado a salvo del paso del tiempo y al servicio de la educación y el saber. Ahora, esos lugares son inspiradores y evocadores espacios, transmisores de cultura,  remansos de paz y armonía, y anfitriones de otros mundos cincelados por palabras en los que poder sucumbir al delicioso placer de la lectura.

    Buscar ese idílico ambiente de introspección y serenidad es el anhelado objetivo de algunos viajeros, que encuentran en el silencio y en las páginas de los libros momentos de auténtico placer. En busca de esa tranquilidad y de la desconexión, las bibliotecas de la red Paradores, en calidad de protectores de un abultado patrimonio histórico y artístico, son el escenario perfecto de la evocadora postal de la lectura con las mejores vistas en lugares increíbles. Una experiencia, sin duda, indescriptible.

    Parador de León

    La espectacular fachada del Parador de León.paradores

    La biblioteca Quevedo del Parador de León toma su nombre de uno de los más ilustres presos que pasó por San Marcos y uno de los escritores más influyentes del Siglo de Oro. 

    En este mítico hostal estuvo recluido el dramaturgo entre 1639 y 1643, cuando fue castigado por el Conde Duque de Olivares. Una época en la que, por cierto, el edificio que hoy alberga el Parador era un importante centro de estudios y los monjes gestionaban un inmenso patrimonio bibliográfico con multitud de tratados religiosos, libros de viajes, ensayos morales, textos clásicos y reflexiones humanistas de Ovidio, Platón Aristóteles, Dante, Petrarca o Boccaccio… Aunque la mayor parte desapareció con la desamortización del siglo XIX.

    Como homenaje a aquel esplendoroso pasado como gran archivo documental, el espacio que hoy se destina a biblioteca expone dos magníficos cantorales de los siglos XVII y XVIII, que servían para que el coro entonara el canto gregoriano. A ellos se añaden más de 500 libros, fruto de la aportación del Instituto Cervantes y del Instituto Leonés de Cultura, entre los que hay cabida para arte, gastronomía, cultura, legislación de la provincia, registros, historia… Abultado volumen en el que tampoco faltan ilustres escritores leoneses, como Josefina Aldecoa, Julio Llamazares o Antonio Gamoneda.

    Uno de los espacios más especiales del parador de León es su biblioteca.PARADORES

    Esta biblioteca actual se asoma al interior de la iglesia —desde donde contemplar el retablo de Juan de Peñalosa y la sillería coral, una de las más sobresalientes del renacimiento español—, una de las vistas más privilegiadas del Parador. Además, durante siglos acogió los triforios de la iglesia, un espacio que le permitía a los nobles poder asistir, desde sus balcones, a los oficios religiosos sin tener que mezclarse con la plebe. 

    Hoy, desde la comodidad del imponente sofá Chester rojo de cuero de tres metros de largo que domina el espacio, se puede disfrutar de la lectura de un buen libro que nos traslada a otro tiempo. 

    Eso sí, no olvides que el Parador de León tiene otros muchos rincones y maravillas por descubrir, como su claustro, la sala capitular, el vestíbulo, la imponente fachada y todo un compendio de piezas artísticas que hacen sentir como en un auténtico museo.

    Parador de Corias (Asturias)

      Claustro del Parador de Corias.paradores

    En la llamada biblioteca La Regenta del Parador de Corias se encuentra el mayor volumen literario de Paradores.  Desde su apertura en 2013, conviven cerca de 7.000 ejemplares, una colección nutrida con donaciones de diferentes entidades —4.200 ejemplares de la Fundación Mapfre en 2017, libros de Siruela, Tusquets, Seix Barral, Anagrama, Random House Mondadori y Lunwerg Editores, así como obras cedidas por Acción Cultural Española (AC/E) y Caja Rural de Asturias—. Todos los libros fueron, en su momento, catalogados y colocados por un grupo de voluntarios de Cangas de Narcea, apasionados por la cultura y la literatura. Con todos ellos se dio vida a la impresionante librería que ocupaba la biblioteca dominica original, mientras sus fondos se trasladaron, en su totalidad, a otro monasterio de la orden.

    La abultada muestra literaria convive, en esta misma estancia, con la obra del artista portugués Rui Macedo titulada Biblioteca de día. Se trata de 31 lienzos cedidos por ARS FUNDUM —entidad privada dedicada al coleccionismo y promoción del arte contemporáneo… en los que los marcos vacíos transfieren toda la relevancia a los nombres de los artistas. Autores con los que se referencian importantes obras de la historia del arte paisajístico, haciendo prescindible la pintura.

    Biblioteca del Parador de Corias.PARADORES

    Este espacio en el que conviven el arte y la literatura se encuentra en un monasterio románico custodiado por la comunidad de dominicos que reside en él desde hace 150 años —y que se encarga de gestionar la iglesia anexa—, convirtiéndose así en el único Parador de la red donde los viajeros comparten espacio con los inquilinos originales del edificio. 

    Un alojamiento, sin duda, muy especial que por su grandiosidad es conocido como El Escorial de Asturias y que además está rodeado de un incomparable entorno natural, a orillas del río Narcea, “al pie de cien montañas” por descubrir, como dice una canción popular de la zona.

    Parador de Costa da Morte (A Coruña)

    Parador de Costa da Morte.PARADORES

    La historia no es la única que da contexto a las bibliotecas de Paradores. Los nuevos y vanguardistas alojamientos de la red también reservan su espacio a la literatura, como el recién abierto Parador de Costa da Morte, el más nuevo de sus alojamientos. Custodiando la bella playa de Lourido, el edificio se ha adaptado magistralmente al paisaje y sus interiores consiguen mostrarse con una prolongación del exterior gracias al cristal y a elementos naturales que invocan al entorno.

    Es el caso de la gran biblioteca, un espacio abierto del inmenso hall rendido a la madera, que se concibió como uno de los rincones más especiales del alojamiento. Con el mar como auténtico protagonista de sus bonitas vistas, la biblioteca es el lugar en el que relajarse, descansar y, por supuesto, sucumbir a la poesía, la novela, el ensayo o el arte gallego contemporáneo con alguno de los más de 300 volúmenes de su fondo.

    La biblioteca del Parador de Costa da Morte con espectaculares vistas al mar.PARADORES

    Y es que si algo destaca a este Parador es la necesidad de hablar sobre la cultura local. Un diálogo que no sólo es manifiesto a través de este fondo bibliográfico, también mediante la colección de esculturas y fotografías vinculadas a esta tierra y que se exponen en cada rincón.

    Cangas de Onís (Asturias)

    La arquería de la Capilla de San Miguel del Parador de Cangas de Onís.Imagen M.A.S.

    Si hay un espacio que en los últimos años ha sido epicentro de la cultura de la comarca de los Picos de Europa, ese es el de la biblioteca Dulce María Prida, del Parador de Cangas de Onís. Su nombre rinde homenaje a la escritora y dinamizadora que durante más de siete años impulsó en el establecimiento encuentros culturales entre grandes ponentes, público local y huéspedes interesados en historia, ciencia, literatura, música…

    Fue horas antes de su fallecimiento, en febrero de 2020, cuando supo que llevaría su nombre. Hoy, gracias al equipo que compone el llamado “legado de Dulce”, entre los que se encuentra el director del Parador, se ha continuado con el proyecto en el que colabora Radio Cangas y al que también se ha sumado la universidad de Oviedo, para proporcionar ponentes entre sus profesores y catedráticos. Ellos son los que hacen posible un encuentro cada viernes, para seguir impulsando la cultura de la zona, siguiendo la política de Paradores para activar zonas despobladas del ámbito rural.

    Por supuesto, en la biblioteca, y como no podía ser de otra manera, los libros acaparan el protagonismo: unos 1.500 ejemplares de todo tipo, gracias a las donaciones de instituciones y clientes, entre los que destacan los de Parques Nacionales, los de historia de Asturias y, por supuesto, literatura asturiana.

    Este espacio, que para muchos de los clientes es el lugar con más paz del Parador, es un enclave muy especial que en otro tiempo acogió la biblioteca de los monjes benedictinos de San Pedro de Villanueva hasta que, con la desamortización de Mendizábal, en 1835, abandonaran el monasterio y con ello desaparecieron todos los libros y reseñas.

      Biblioteca Dulce María Prida, en el Parador de Cangas de Onís.PARADORES

    Un histórico lugar, sin duda, el que ocupa el Parador, uno de los más antiguos monasterios de Asturias. Originario del siglo VIII fue levantado por orden de Alfonso I, tercer rey de Asturias, para rendir homenaje al antecesor soberano, Favila, hijo de Don Pelayo, que a pesar de su breve reinado fue un monarca muy popular. A él están dedicados algunos uno de los magníficos capiteles de la portada románica del edificio, como el que narra el ataque del oso que le causó la muerte. Este Monumento Nacional con 1.200 años de historia presume además de una maravillosa iglesia románica del siglo XIII y de un entorno natural idílico y maravilloso.

    Parador de Ávila

    El torreón es uno de los elementos característicos del Parador de Ávila.PARADORES

    El Parador de Ávila, un palacio renacentista enclavado en pleno corazón de la ciudad, presumió en otro tiempo de una gran biblioteca. 

    Fue en el siglo XIX, cuando uno de sus últimos propietarios, el IX marqués de Benavites, ordenó construir el torreón que destaca en el perfil del edificio para darle tan literario uso —aunque hoy se ha transformado en dos acogedoras habitaciones—. Y vaya si lo consiguió: reunió una gran muestra de temática popular y taurina, constituyendo un pequeño museo etnográfico en el palacio, que abría sus puertas a interesados y curiosos para que pudieran disfrutar de la mejor colección privada de la ciudad.

      El Parador de Ávila cuenta con lugares idóneos para la lectura.PARADORES

    Hoy, el alojamiento, aunque no dispone explícitamente de una biblioteca como tal, es perfecto para sucumbir a la lectura en cualquiera de sus rincones. Por ejemplo, en su precioso jardín, que atesora una colección de esculturas al aire libre —con sarcófagos, un berraco del siglo IV a.C. y pilas bautismales—, mientras disfrutas de vistas a la muralla.

    MOSTRAR BIOGRAFíA

    Mila Fernández es editora de branded content y redactora de LIFE en 'El HuffPost'. Convertir a los lectores en seguidores fieles de nuestras marcas es su objetivo. Antes fue redactora de viajes, estilo de vida y entrevistadora en varias publicaciones femeninas y de viajes. Además, ha sido locutora y presentadora y esa espinita se la saca conduciendo nuestro podcast 'Tarjeta Morada'.