La playa que escupe piezas de Lego desde hace 26 años

La playa que escupe piezas de Lego desde hace 26 años

Un atractivo turístico que, por otro lado, plantea un problema medioambiental.

Pieza de Lego aparecida en la playa de CornuallesLego lost at sea

El 13 de febrero de 1997, el Tokio Express, un mercante de bandera japonesa que había zarpado de Róterdam hacia Nueva York, perdió parte de su carga a 20 millas de la costa de Cornualles, después de que una potente tormenta lo sorprendiese en la puerta de entrada del Canal de La Mancha. Varios de los 62 contenedores que transportaba se perdieron en el océano, incluido uno que contenía casi cinco millones de piezas de Lego. 

El incidente del Tokio Express fue el primer episodio de El Gran Derrame de Lego, una serie que desde hace 26 años escribe un nuevo capítulo cada vez que alguien encuentra en alguna de las playas de Cornualles, una de las piezas de Lego que se hudieron. Curiosamente, muchas de temática marina: 28.700 balsas inflables amarillas, 52.000 propelas rojas, 4.200 pulpos negros, 33.427 dragones negros, 514 dragones verdes y más de 15.000 tiburones, como recoge la BBC

“Tenemos los números porque en 1997, el oceanógrafo doctor Curtis Ebbesmeyer le escribió a Lego y les preguntó qué había en el contenedor que se perdió”, le explica Tracy Williams a la BBC, una joven activista de Cornualles que gestiona una página de Facebook e Instagram donde publica fotos de las piezas que han aparecido en más de 100 playas de la región de Land's End.  

Sin embargo, lo que para muchos se ha convertido en una de búsqueda del tesoro por las playas de Cornualles, para otros supone un problema medioambiental. A principios de 2020, científicos de la Universidad de Plymouth (Reino Unido) publicaron un estudio en el que, después de comparar las piezas de Lego localizadas con otras de la misma marca, advirtieron sobre la presencia del polímero acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), un plástico no biodegradable que podría tardar entre 100 y 1.300 años en descomponerse.  

El ayuntamiento de Cornualles ha puesto en marcha varias campañas para limpiar las playas de las piezas de Lego, pero la tarea es difícil y costosa. A pesar de la preocupación ambiental, las playas de la región siguen siendo un atractivo para turistas.