"Ese discurso le habría gustado hasta a Goebbels", lamenta Zsuzsa Hegedus, hasta ahora amiga de Orbán, que denuncia que se ha cruzado "la línea de lo admisible".
En las últimas horas, medios locales publicaron que Hungría bloquearía la medida hasta que Kirill fuera borrado de la lista de sancionados. Avisó que diría no porque "afectaría la libertad de religión de las comunidades húngaras, sagrado e inviolable".
También se niega a expulsar diplomáticos por la matanza conocida en Bucha, como ha confirmado Orbán tras hablar este miércoles con su socio personal Putin.
La ciudadanía da la espalda al proyecto de Orbán para prohibir hablar a los menores de homosexualidad y cambio de género. Sin embargo, no afectará a la continuidad de la norma.
El líder de Fidest, iliberal de libro, ultranacionalista y ultracatólico, cada día menos proUE, ve amenazado su liderazgo por primera vez en 12 años. La alternativa es Péter Márki-Zay,
La fidelidad del ultraderechista Viktor Orban a su amigo Vladimir Putin se resquebraja ante la carnicería en suelo ucraniano y las presiones de la Alianza Atlántica.