El voto emigrante o por qué el resultado de las gallegas puede cambiar a los 10 días del 18-F

El voto emigrante o por qué el resultado de las gallegas puede cambiar a los 10 días del 18-F

La supresión del voto rogado y un censo de cerca de medio millón de personas conforman la gran clave internacional de las elecciones autonómicas, un fiel reflejo de lo que ocurrió el año en que la izquierda desalojó a Fraga del poder.

Un elector gallego vota este jueves a las elecciones regionales de Galicia (España), en Sao Paulo (Brasil). Los 45.391 electores gallegos que residen en Brasil apuraron hasta este jueves, fecha límite para votar desde el exterior, para emitir su voto a las elecciones regionales de Galicia (España), que tendrán lugar el domingo, a través de los consulados del país. Brasil es el tercer país del mundo con más electores gallegos, por detrás de Argentina y Cuba. El consulado de São Paulo es la sede diplomática brasileña en la que hay más gallegos inscritos en el censo electoral extranjero, con una cifra que supera las 20.000 personas.EFE/ Sebastiao Moreira

19 de julio de 2005. En el cuartel general del PP de Galicia, Manuel Fraga celebraba con cierto entusiasmo el resultado de 37 escaños cosechados por los populares en las elecciones autonómicas que acabarían suponiendo un vuelco histórico al dominio del fundador de Alianza Popular. Una cuestión sorprendente, porque con ese resultado se quedaban a un escaño de la mayoría absoluta, pero todavía había un clavo ardiendo al que aferrarse. El voto emigrante.

Aquella compaña comparte reflejos muy claros del escenario actual de cara a los comicios del 18-F. Pérdida de afluencia de gente a los mítines, unas encuestas que presagiaban una pérdida de escaños aún mayor -quizás, el gran o único motivo de celebración aquella noche de 2005 en el PP-, pero también una mayor movilización de la izquierda.

¿A qué esperaba Fraga aquella noche y los tensos días que sucedieron al 19-J? Al recuento de las sacas de sufragios llegadas desde el extranjero, una cuestión de la que los cálculos del propio expresidente gallego apuntaban a que el 70% contendría una papeleta del PP. Aludió para ello a los contactos del partido con dos países clave de la diáspora gallega, Argentina y Venezuela. Días más tarde se confirmaba la debacle, no había cambiado nada en Pontevedra -necesitaban unos ocho mil votos- y se abría la posibilidad del bipartito que encabezarían el socialista Emilio Pérez Touriño y el nacionalista Anxo Quintana.

El resultado definitivo del 18-F podría quedar en el aire durante 10 días

En esta ocasión, 19 años más tarde, el voto emigrante vuelve a perfilarse como decisivo. Con la incógnita de los márgenes que dejará el pase por urnas de este domingo, la realidad es que si se cumplen los pronósticos de las últimas encuestas publicadas hasta este lunes todo puede quedar muy ajustado. Tanto, que hasta que se recuente por completo el voto exterior -es importante no confundirlo con el voto por correo que se contabiliza el mismo día-, la gobernabilidad podría quedar en el aire durante diez días ante un eventual baile de escaños.

Se debe a que esta vez el recuento del voto exterior excederá la semana -generalmente el recuento definitivo se realiza cinco días después de las elecciones-. El inicio del recuento del voto exterior arrancará el lunes 26 y finalizará el jueves 29, diez días después de que se haya conocido el 'presunto' arco parlamentario de O Hórreo.

No hay que irse muy lejos para comprender lo que ya sucedió en las últimas elecciones generales del 23-J en Madrid. El recuento del voto CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes) dejó cambios en la circunscripción madrileña, en la que el PSOE acabó cediendo un diputado en favor del PP. El guion de Ferraz siguió sobre lo previsto y Pedro Sánchez pudo articular los pactos que precedieron a la investidura, pero esa variación supuso que el PSOE quedase a merced del 'sí' de Junts -y de todo lo que ocurrió después y sigue ocurriendo-.

Las claves del voto emigrante el 18-F: subidón tras el fin del voto rogado y principales países

En este sentido, en Galicia es todavía más importante por sus características históricas y su vinculación a una feroz emigración. Estamos hablando de que el 17,7% de todo el censo gallego está en terceros países, conformando una ingente bolsa de 476.515 votantes. Casi medio millón de personas entre los que se encuentran incluso terceras generaciones que nunca han pisado Galicia o que desconocen la realidad política y económica de esa tierra.

Así, en honor a la apodada 'quinta provincia galega' en alusión a Buenos Aires, la radiografía deja tres países clave. Un tercio de ese casi medio millón de electores vota en una Argentina convulsa tras la irrupción del libertario y político ultra Javier Milei. El mismo al que apoyó el PP nacional, poniendo en aprietos al gallego, por el intento de colar restricciones a las empresas pesqueras de Galicia -muchas de ellas son mixtas con capital argentino- con la famosa 'ley ómnibus'.

Los otros países clave de la emigración gallega son Cuba, con 45.672 potenciales votantes, y Brasil, con 45.391. Es extremadamente difícil saber a quién beneficiarán los sufragios que lleguen desde ultramar y un error intentar hacer análisis según el signo del Gobierno del país de turno, ya sea el comunismo de un Miguel Díaz Canel que tomó el testigo de los Castro o el Brasil que retornó a las políticas izquierdistas del Partido dos Trabalhadores de Lula da Silva -afín al BNG-. Es necesario destacar que, tradicionalmente, el PP se ha visto beneficiado de este voto.

Todos los partidos se han implicado especialmente en captar este tipo de voto e incluso se han producido apoyos tan sorprendentes como potentes. Es el caso del exmandatario uruguayo José -Pepe- Mújica. El expresidente de Uruguay grabó un vídeo en el que pedía el voto para la candidata del Bloque, Ana Pontón. Y, sí, Montevideo es otro de los grandes puntos neurálgicos de la emigración.  

¿Qué puede ocurrir con el fin del voto rogado?

Sin embargo, algo muy importante ha cambiado respecto a estos comicios. En realidad, ya ocurrió el pasado julio con las generales, al cumplirse la demanda histórica de suprimir el voto rogado. ¿Voto qué? Básicamente, la obligación de realizar una serie de trámites previos para poder votar, algo que funcionaba como un auténtico repelente para que estos electores pudiesen ejercer sencilla y cómodamente su derecho a voto. 

Todas las formaciones que concurren al 18-F coinciden en que esperan una subida muy importante del voto CERA. Ocurrió el 23-J llegando a votar más del 10% del censo. No parece mucho, pero si se compara con la misma cita anterior, las generales del 2019, fueron cuatro puntos más.

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Antón Parada es redactor de actualidad en El HuffPost. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar aquí trabajó cinco años en La Voz de Galicia y pasó por los micrófonos de Radio Voz.

Puedes contactar con él escribiendo a: anton.parada@huffpost.es