El DIU, ¿hormonal o de cobre?

El DIU, ¿hormonal o de cobre?

A veces hay chicas que te piden directamente el DIU sin hormonas, sin saber que puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Dos DIU junto a un clip para apreciar su tamaño. Mónica Molner

En algunos comercios escuchamos: “Póngame un cuarto de esto y media cuarta de aquello”, y nadie se extraña; podemos elegir qué y cuánto comprar según necesitemos y podamos pagar.

Son incontables las veces que una mujer llega a mi consulta pidiéndome que le ponga un DIU sin saber ni cómo es. Lo que sí saben es que es un método anticonceptivo que se pone para mucho tiempo y lo más importante, que en algunas comunidades como la nuestra (la valenciana) se hace de forma gratuita en la sanidad pública.

Cuando les pregunto ¿cuál de todos? se me quedan mirando como diciendo “y yo qué sé”, y entonces empezamos de nuevo la consulta, se sientan y yo les voy preguntando para poder asesorarles sobre cuál puede ser el mejor método para ellas.

En el mundo de los dispositivos intrauterinos (conocidos por sus siglas DIU) tenemos los hormonales y los de cobre. A veces hay chicas que te piden directamente el DIU sin hormonas, sin saber que puede ser peor el remedio que la enfermedad. El efecto barrera que ejerce este dispositivo desde el interior del útero puede tener como consecuencia el aumento de las molestias de sus ciclos en forma de pinchazos o calambres y, sobre todo, el aumento en los sangrados en sus reglas con algún marcado fuera de ellas. Les suelo explicar que es como si la pared interior del útero (endometrio) estuviera mas blandita por el efecto del cobre y por eso cae más fácilmente. Si esta chica que te lo pide te cuenta que sus reglas son “para morirse”, les suelo decir que como no soy Freddy Krueger, no les recomiendo que tengan una Matanza de Texas en los primeros meses para volver a quitárselo antes de hacerles la revisión. Ya sea en forma de T o de bolitas enrolladas, este pequeño “aparatito” conseguirá alejar a los espermatozoides de su deseado tesoro, ese ovulito que seguirá paseándose desde el ovario hacia la trompa aunque algunas se empeñen en decir, hasta en Instagram, que esto nos anula las hormonas y tonterías similares. Así que este tipo de DIU será el ideal en las mujeres que no desean hormonas y sus reglas no son especialmente largas, ni abundantes ni dolorosas.

Para evitar los estragos que podía causar éste, llegó su primo, el DIU hormonal que contiene gestágenos, candidato ideal cuando estamos ante mujeres con anemia o dificultad para llevar vida normal por sus sangrados tan brutales o ante la existencia de miomas problemáticos. Este DIU conseguía salvar aquellos úteros que estaban en el corredor de la muerte esperando su extirpación como solución radical ante pérdidas sanguíneas imposibles y con el freno de la pared (atrofia del endometrio) mejoraba considerablemente la calidad de vida de estas mujeres. Como eso de olvidarse de los sangrados no era bien recibido por todas, apareció el hermano pequeño de este DIU, con menor carga hormonal para conseguir que el colchoncito que fabrica la pared uterina (endometrio) sea de tan poco grosor que cada vez que se descame provoque una “mini-regla” al igual que hacen sus colegas, los métodos hormonales combinados, con una gran diferencia, como dije y repito de nuevo: los DIU no frenan la función ovárica, y esto cuando tenemos ya una edad, nos puede venir genial para proteger nuestros huesos o nuestra circulación, o para seguir disfrutando de nuestras fases al igual que la luna. El  principal obstáculo para los espermatozoides va a estar en la puerta de entrada, donde el gestágeno fabrica una barrera de moco donde quedarán atrapados, y si alguno consigue colarse tendrá dificultado su ascenso.

Para poner un DIU sólo necesitamos dos cosas: 

  1. Un túnel (cuello útero) por el que pueda pasar con sus dos compuertas abiertas (orificios cervicales externo e interno) y
  2. Que la mujer no esté ya embarazada, más que nada porque al no ser abortivo, no serviría de nada ponerlo. 

Tanto el diu de cobre como el hormonal están incluidos en el grupo de métodos muy efectivos a largo plazo y reversibles (conocido por sus siglas en inglés como LARC) junto a los implantes y la depoprogevera. Aunque es frecuente escuchar que el DIU tiene muchos hijos repartidos, como si se tratara de un famoso, la tasa de fallo del de cobre es de menos de una de cada 100, y con el hormonal es todavía menor; ahora sí, para evitar sorpresas, no está de más acudir a las revisiones. Generalmente las realizamos anualmente, aunque si no hay problemas, se recomienda como mínimo cada tres años para aprovechar y hacer la citología.

A veces hay chicas que te piden directamente el DIU sin hormonas, sin saber que puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Puede ponerse a cualquier edad, incluso, aunque no se haya parido. Esto no siempre fue así, por lo que aún podemos encontrarnos entre las leyendas que circulan que no se pone si no has tenido hijos antes. Cuando el túnel está muy cerrado, disponemos de una medicación que la usuaria se pone la noche anterior y,  “abracadabra”, el DIU pasa. Todavía escucho prácticas en torno a la colocación del mismo que están más que desfasadas según las últimas revisiones, como lo de ponerlo siempre durante la regla o lo de dar antibióticos, pero ya se sabe, “cada maestrillo tiene su librillo” y no todos los maestros se van actualizando.

En las fichas técnicas de los DIU indica cuándo es necesario cambiarlo pero, a no ser que uno siga su propia pauta, a partir de los 40 años el DIU de cobre no pasa a ser radiactivo ni pierde su carga de cobre, por lo que hasta la menopausia podrá seguir con el mismo. En el caso de los hormonales, será la evolución en los sangrados la que nos determine si es preciso renovarlo o no. De todas formas, si usted es de las que va a consultas privadas y es más feliz pagándose el cambio porque no quedó convencida con mi exposición, es su dinero y puede hacer lo que quiera, pero le recomiendo pasearse por la página de la Sociedad Española de Contracepción para que vea que no son manías mías estas disertaciones que les cuento.

Por último, insistir que el DIU queda alojado en su casita (la cavidad uterina) y su hilo asoma por la puerta (el cuello del útero) por lo que si no hay pareja estable y no se utiliza el preservativo, hay peligro de que, cual Tarzán con su liana, suba una chlamydia por él y cree problemas donde no los había. Así que hayas parido o no, si no has encontrado a la pareja de tu vida todavía, protégete y tu DIU sólo te dará alegrías.

Un apunte más, ahora ya con toda esta información, si vas a la sanidad pública y no pagas nada por él, ten paciencia los primeros meses por los posibles secundarismos y, antes de ponértelo, calcula el próximo embarazo para que no te pase como a la chica que en el control de los dos primeros meses me pidió que se lo quitara porque había decidido ser madre. Supongo que si hubiera pagado los 300-400 euros que suelen cobrar en privado, se lo habría pensado antes.

Que usted lo disfrute.

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