El hijo de Colón y los libros naufragados

El hijo de Colón y los libros naufragados

Hernando Colón, un cosmógrafo cuya biblioteca se anticipó, según cuenta el académico Edward Wilson-Lee, a proyectos de la envergadura de Wikipedia.

Estatua de Cristóbal Colón, en Barcelona. ClaudioValdes via Getty Images

Cristóbal Colón tuvo dos hijos: Diego y Hernando. El primero fue el sucesor en el virreinato y gobierno de las Indias. Este texto trata sobre su otro hijo, Hernando Colón, un cosmógrafo cuya biblioteca se anticipó, según cuenta el académico Edward Wilson-Lee, a proyectos de la envergadura de Wikipedia. He conversado con Wilson-Lee para que nos hable de Memorial de los libros naufragados, su biografía sobre el hijo menor de Colón.

ANDRÉS LOMEÑA: ¿Qué le atrajo de Hernando Colón?

EDWARD WILSON-LEE: Mi interés por Hernando empezó con su bibliomanía. Investigo la historia del libro durante la época de la imprenta, cómo esta cambió nuestra forma de leer, pensar y ver el mundo, y un colega mío (José María Pérez Fernández de la Universidad de Granada) sugirió que trabajáramos en la extraordinaria colección de Hernando. Cuando descubrí más cosas sobre su vida, no me podía creer que no fuera una historia más conocida… es como una novela de Umberto Eco o de Borges, solo que en la vida real.

A.L.: ¿Entonces no sabe por qué no es más conocido en España?

E.W-L.: Creo que su figura permanece en la sombra porque solo ahora empezamos a comprender el poder de las tecnologías de la información para cambiar el mundo, y eso es exactamente lo que estaba haciendo Hernando; buscaba formas de organizar la información que le permitieran navegar por el mundo del conocimiento. Asimismo, fue una búsqueda emocional para Hernando: como no era hijo legítimo, sentía la angustia de probar que era un digno heredero del padre al que idolatraba.

A.L.: La biblioteca de Hernando Colón tuvo más de diez mil ejemplares y luego cayó en el olvido. ¿Por qué la ciudad de Sevilla dejó morir semejante bien cultural?

E.W-L.: La biblioteca encontró una localización fija en Sevilla en la última década de vida de Hernando. Allí construyó un plan para que esa colección creciera y quedara para la posteridad, atrayendo el conocimiento del mundo a orillas del Guadalquivir para que este fuera procesado y debidamente ordenado. Luis, el primer heredero en la línea sucesoria de Colón, tenía poco interés en los libros. Se trasladaron primero a un convento (donde Bartolomé de las Casas los usó para escribir su historia de América) y por último a la catedral de Sevilla. 

En realidad, nadie entendió del todo el proyecto de Hernando, que recopiló panfletillos, circulares, libros de cocina y baladas, incluso por delante de grandes obras de autores clásicos. Así que la biblioteca fue clausurada, eliminada por la Inquisición y olvidada durante siglos, hasta que el interés de los expertos por aquellos ejemplares empezó a crecer. Aunque la biblioteca se redujo a un tercio de su tamaño original, y a pesar de que faltaban imágenes y un buen número de “repertorios”, todavía es una de las colecciones de libros más grandes del mundo.

La biblioteca fue clausurada, eliminada por la Inquisición y olvidada durante siglos, hasta que el interés de los expertos por aquellos ejemplares empezó a crecer.

A.L.: El Libro de los Epítomes es un germen de la biblioteconomía. Usted fue este año a Copenhague a corroborar que ese catálogo era verídico. ¿Qué hacía en Dinamarca?

E.W-L.: La historia de Hernando sigue produciendo nuevos y deliciosos giros. El Libro de los Epítomes fue en muchos sentidos un crescendo en el proyecto de Hernando: se dio cuenta de que no era suficiente con reunir toda la información, que sería simplemente excesiva al no estar procesada, así que creó catálogos para ordenar la información y empleó a un puñado de lectores para sintetizar en pequeños resúmenes los contenidos de los volúmenes. Este volumen fue redescubierto en Copenhague, donde se cree que pudo haberlo adquirido un embajador sueco en el siglo XVII, antes de que fuera vendido a Arni Magnusson, un gran coleccionista de manuscritos escandinavos. El manuscrito no tiene portada, así que se quedó sin identificar hasta que la vida y la biblioteca de Hernando se conocieron mejor; de hecho, ahora que la biografía está publicada, me contactan habitualmente personas que han encontrado trocitos y pedazos de la colección de Hernando, lo cual ha supuesto uno de los aspectos más extraordinarios de mi indagación histórica.

A.L.: ¿Qué hay de valioso en Historia del Almirante, la biografía de Hernando sobre su padre?

E.W-L.: Es una hagiografía, pero no es solo el retrato de su padre, pues fue escrito en un momento crucial en el que la reputación y el legado de Colón estaba en juego. La biografía se escribió como un intento de crear un monumento imperecedero a su persona. Es un texto muy emotivo, una carta de amor de un hijo a un padre que perdió décadas atrás y que estaba siendo rápidamente olvidado por el mundo. Además, este documento es crucial para registrar la experiencia de las exploraciones europeas en América; no olvidemos que Hernando fue testigo de muchos de esos acontecimientos, como el cuarto y último viaje de Colón al Nuevo Mundo, donde Hernando acompañó a su padre.

A.L.: ¿Veremos en español su libro sobre la recepción de Shakespeare en los países africanos?

E.W-L.: De momento no hay planes para traducir Shakespeare in Swahililand, pero quién sabe. La historia de cómo esas obras fueron reinterpretadas y reimaginadas cuando atravesaron el mundo es fascinante. Me interesaba mostrar no tanto la naturaleza “universal” de nuestra estética y moralidad, sino cómo las obras de arte pueden tener una nueva vida y nuevos sentidos desde un ángulo distinto, cuando las leen personas con diferentes formas de pensar.

A.L.: ¿Cuál es su próximo proyecto?

E.W-L.: Estoy trabajando duro en un nuevo libro que se centrará en los contactos portugueses con la India durante la primera etapa de la globalización. Me asombra cómo la mente europea respondió al flujo de nueva información sobre el Nuevo Mundo, lo que desafió profundamente sus ideas sobre su lugar en el mapa, desestabilizando largos prejuicios acerca de la historia, el tiempo, el cuerpo, los alimentos y muchas otras cosas.

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Andrés Lomeña Cantos (Málaga, 1982) es licenciado en Periodismo y en Teoría de la Literatura. Es también doctor en Sociología y forma parte de Common Action Forum. Ha publicado 'Empacho Intelectual' (2008), 'Alienación Animal' (2010), 'Crónicas del Ciberespacio' (2013), 'En los Confines de la Fantasía' (2015), 'Ficcionología' (2016), 'El Periodista de Partículas' (2017), 'Filosofía a Sorbos' (2020), 'Filosofía en rebanadas' (2022) y 'Podio' (2022).