El menú del día: un invento español y mucho español que los currelas mantienen con vida

El menú del día: un invento español y mucho español que los currelas mantienen con vida

Tres expertos analizan varios aspectos sobre uno de los conceptos más famosos de la gastronomía española.

Comida del bar Montanes in la Plaza de Santo Martino en León, Castilla y León. (Tim Graham/Getty Images)Tim Graham via Getty Images

Año 1965, un grupo de melenudos ingleses llamados Los Beatles llega a España para tocar en Madrid y en Barcelona. Pablo VI quiere visitar el país pero el dictador Francisco Franco, que gobernaba con puño de hierro desde 1939, no se lo permite y Manuel Fraga se saca de la manga un invento llamado menú del día que todavía hoy perdura.

Los expertos mencionan el año 65 como año capital en la historia de España: el país empieza a abrirse, los turistas del norte de Europa empiezan a llegar a las soleadas costas del Levante y el Spain is different resuena allende los mares.

La llegada masiva de turistas encendió la bombilla del ministro franquista —y fundador del PP— Manuel Fraga e implantó por ley el menú del día: cualquier local que sirviera comidas y bebidas debía ofrecer un menú turístico con un precio fijo.

Explica el periodista y director de El Comidista, Mikel Iturriaga, que, aunque se le atribuya a Fraga el invento antes ya se conocía algo similar llamado plato del día que ya se podía consumir en países como Francia.

Desde entonces, el menú del día se ha convertido en una institución en España y un símbolo de la alimentación de la clase obrera desde hace décadas. “La generalización se llevó a cabo con esto del menú turístico pero evolucionó a algo que se servía más a los trabajadores, a empleados de todo tipo: desde oficinistas a currelas”, afirma Iturriaga al teléfono. 

Si hay alguien capacitado para hablar de menús del día es el creador de contenido Sezar Blue. En su canal de YouTube —donde cuenta con más de 356.000 suscriptores— ha visitado cientos de restaurantes de todo tipo y condición y, claro está, ha probado decenas de menús del día. Los define como “algo muy nuestro” y hace hincapié en que en otros países de Europa no hay locales en los que te ofrezcan por un módico precio un primero, un segundo y un postre.

Al igual que Iturriaga, Sezar Blue considera que el menú del día tiene que ver con las clases sociales pero lo define como un acto social de hermandad con los compañeros de trabajo. También como ese momento del día en el que salir a despejarse después de una larga mañana de trabajo ya sea en una oficina o en un trabajo más físico.

“En un día frío, por mas que lleves el táper, si quieres salir para desconectar no te vas a comer el táper en la acera y por 7 u 8 euros puedes comer en un lugar en el que te atiendan, desconectar del trabajo o encontrarte con otras personas sin que suponga un mayor gasto para tu economía como sí lo sería irte a comer de carta”, asegura Blue. 

Hay otra parte importante a la hora de hablar de los menús del día: la de los hosteleros. Miquel Antonja es el dueño del concepto Foodlona y tiene varias tiendas repartidas por Cataluña en las que sirve menús del día para llevar. Además de su trabajo al frente de sus locales, Antonja es un conocido creador de contenido en Instagram donde suele mostrar las recetas que elabora en las cocinas de su restaurante.

Cuenta el cocinero que para los hosteleros el menú del día “es la identidad de la casa” el reclamo para que el cliente visite una vez el restaurante y repita varias veces. Antonja tira de romanticismo y añade que este es un concepto en el que “con muy poca cosa y con un precio ajustado hay que hacer un ejercicio de enamorar al comensal”.

“El menú del día es una manera de facilitar la cosas al cliente de poder comer rápido, bien, que te sirvan y desconectar de la jornada laboral y encima si puedes disfrutar mejor”, explica el cocinero. 

De los macarrones al vinagre de Módena

El concepto menú del día ha ido evolucionando con los años y atrás quedó el socorrido plato de macarrones cocidos blancos como la nieve con un chorretón de tomate Orlando y un filete con patatas fritas de bolsa.

Coinciden Mikel Iturriaga y Sezar Blue en que el menú del día se ha ido sofisticando con los años y, cómo no, subiendo de precio. Comenta Blue que hace unos años en el Bar Toledo de Alcalá de Henares, ciudad en la que reside, se comía por 300 pesetas cuando ya en otros restaurantes costaba la friolera de mil.

Explica el director de El Comidista que en Barcelona es difícil encontrar menús del día a buen precio porque en este tipo de ciudades tan grandes y masificadas el precio de los alquileres de los locales ha expulsado del centro este tipo de negocios, que han tenido que trasladarse a la periferia.

Cuenta el creador de contenido que con la llegada de la crisis de 2008 surgió un apaño llamado medio menú con el que se podía comer solo un plato por un precio todavía más asequible: “Es una buena manera de llegar a la gente y seguir abiertos. En plena crisis quién se gasta 20 o 30 euros, tendrías que ganar 3000 euros al mes”. 

Como ocurre con la situación política de España, explica Sezar Blue que el concepto menú del día “se ha polarizado”: “Hay caros y baratos. No hay termino medio. Hay lugares donde sigue por 6 euros, muy asequibles, tipo polígonos. Luego por el centro de 15-20 euros que han ofrecido más calidad y menos cantidad. El barato es más saciante, trae más comida y el menú ejecutivo es más caro, se come menos y hay más calidad”. 

Para Iturriaga han ido ganando en variedad y se han ido impregnando de las nuevas tendencias culinarias, algo que no siempre es bueno: “Ahora hay restaurantes que ofrecen menús para diferenciarse un poco, aunque sigan manteniendo el esquema de primer plato ligero y segundo más contundente. Se han añadido opciones vegetarianas y veganas pero noto mucho las modas, como la famosa ensalada con el rulo de queso de cabra y el chorretón de vinagre de Módena, eso hace 20 años no existía”.

Se han añadido opciones vegetarianas y veganas pero noto mucho las modas, como la famosa ensalada con el rulo de queso de cabra y el chorretón de vinagre de Módena.

Señala también Iturriaga que hace unos años el menú del día era más típico de locales “de batalla” y estaba asociado “a locales baratos” porque “aunque había buenos menús del día, era una fórmula no muy refinada, muy casera y de comida tradicional”. Ahora hay restaurantes más refinados que ofrecen menús a 30 euros “con mayor calidad de producto”.

“Hay sitios que llevan ofreciendo menús desde hace 40 años y lo siguen haciendo bien. No digo que esa comida popular no te la sigas encontrando de buena calidad, cada vez es más raro”, continúa Iturriaga, que señala que es complicado encontrar esos locales con solera en ciudades como Barcelona en los que había un buen primero y un buen segundo. 

Miquel Antonja aporta un nuevo punto de vista sobre el menú del día a lo largo de los años y explica que “ha ido evolucionando igual que los clientes”. Los comensales, explica el hostelero, ”buscan más esa rapidez y no solo el plato de pasta con tomate y el filete con roquefort” que puede hacer cualquier persona con un mínimo de conocimiento en la cocina. 

¿Pero cómo elabora un hostelero el menú del día? Antonja lo tiene claro: “Lo que hago es adaptarme al cliente. No es lo mismo en Barcelona, Badalona o Madrid. La ubicación influye y a partir de ahí es ir adaptando los platos a las necesidades. Hay que adaptar a los menús de tus clientes siempre partiendo de la cocina que te guste y de la emoción al cocinar los platos pero siempre buscando gustar al cliente”.

Muchos dudan de la rentabilidad de este tipo de concepto pero el cocinero también es tajante: “Con un menú de 10 euros se pueden hacer cosas muy buenas por tres euros. Ahí hay margen suficiente para ganarse la vida pero hay que poner corazón y cocina para que con cosas simples puedas emocionar a la gente”. 

Un menú de futuro

Lo que Fraga implantó hace más de 60 años que no lo detenga el hombre. Los tres expertos que han participado en el reportaje creen que al menú del día le queda gasolina de sobra.

“Yo le veo futuro. Lleva funcionando muchos años y sigue ahí. Desde el momento en que siga habiendo gente que come fuera de casa cuando trabaja seguirá habiendo menús”, cuenta convencido Iturriaga. 

Prosigue Iturriaga afirmando que siempre que haya un local con un buen menú del día cerca de donde se trabaja va a seguir existiendo y hace referencia a que muchos restaurantes nuevos que eran reticentes a implantar este concepto han acabado claudicando “porque es la manera de atraer a gente currela que al mediodía quiere comer una comida completa a un precio módico”.

Miquel Antonja, cómo no, le ve mucho futuro al menú del día: “Siempre estará entre nosotros”. Como ciudadano de a pie también le gusta decantarse por este tipo de ofertas y no siempre tiene que ser en un sitio tradicional de los de toda la vida porque también puedes ir a un japonés y probar lo que han cocinado para ese día por un módico precio.

Sezar Blue alza el puño izquierdo en alto, en sentido figurado, y señala que habrá menú del día mientras exista una clase trabajadora que lo pida y lo necesite: “El menú del día caro quizá haya menos, porque los ejecutivos cada día quieren más y prefieren a lo mejor ir a la carta y no van al menú, pero el menú batallero, los macarrones con tomate y el escalope con patatas fritas no va a morir nunca”.

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Álvaro Palazón es redactor de virales, televisión y de deporte en 'ElHuffPost' y trabaja desde Madrid. Es Licenciado por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Puedes contactar con él en alvaro.palazon@huffpost.es