Historia de un matrimonio: cronología del distanciamiento entre Juan Carlos I y doña Sofía

Historia de un matrimonio: cronología del distanciamiento entre Juan Carlos I y doña Sofía

Se cumplen 60 años de la boda de los reyes eméritos en Atenas.

Boda entre los reyes Juan Carlos y Sofía, en 1962.AFP via AFP via Getty Images

Era lunes, en las calles de Atenas lo vivieron con fervor y en España apenas tuvo repercusión por orden de Franco. El 14 de mayo de 1962, hace 60 años, los reyes Juan Carlos y Sofía se dieron el ‘Sí, quiero’ tres veces en tres ceremonias diferentes –católica, ortodoxa y civil— pero repetir la frase no les ha servido para vivir felices y comer perdices.

Los eméritos cumplen seis décadas de matrimonio más distanciados que nunca, física y emocionalmente. Juan Carlos I sigue en Abu Dabi, mientras que doña Sofía pasa su tiempo entre Madrid y viajes a Grecia y Suiza para visitar a su familia y a la infanta Cristina. A quien todavía no ha visto es al emérito y, según diversos periodistas expertos en Casa Real, cuando el padre de Felipe VI decidió hacer las maletas en medio de sus escándalos por corrupción, ni siquiera se despidió de la que fue su reina consorte durante casi cuarenta años.

La relación entre los reyes eméritos es gélida desde hace años, y la subida al trono de Felipe VI no hizo más que ahondar en la distancia entre ellos, que existe desde los primeros años de matrimonio. A pesar de que se contó que los reyes se habían casado enamorados, con el paso del tiempo se supo a través de cronistas y personas cercas a Casa Real que lo suyo fue una unión casi por azar.

Juan Carlos y Sofía se conocieron en 1954 en el crucero a bordo del yate Agamenón que organizó la madre de la entonces princesa, Federica de Grecia, pero no existió ni mucho menos un flechazo. Él quería casarse con María Gabriela de Saboya pero Franco no lo permitió, mientras que ella tenía todas las papeletas para cerrar un compromiso con Harald de Noruega, que terminó casándose con la plebeya de la que estaba enamorado, Sonia Haraldsen.

El matrimonio entre los que se convertirían en reyes de España se fraguó en 1961 en la boda de los duques de Kent, cuando se sentaron juntos para la ceremonia. Meses después, en septiembre, se anunció el compromiso y antes de que pasara un año, en mayo de 1962 estaban casándose en Atenas rodeados de las grandes familias reales europeas.

Tres hijos y un distanciamiento

Después de casarse, Juan Carlos y Sofía mantuvieron una relación basada en el cariño y se lanzaron a su misión para lograr que la monarquía volviera a reinar en España tras la muerte de Franco. Por ello, la todavía princesa renunció a sus derechos al trono griego y se convirtió al catolicismo. En julio de 1969, el dictador designó a Juan Carlos como su sucesor.

En ese tiempo, la pareja tuvo tres hijos, Elena, Cristina y Felipe. Fue ahí cuando, según han contado expertos en Casa Real y trabajadores, el matrimonio comenzó a distanciarse después de cumplir su deber y darle un heredero a la Corona.

  Los Borbón, en Mallorca, cuando parecían ser una familia perfecta.Gianni Ferrari via Getty Images

Una vez en el trono, comenzaron los problemas. Tanto es así que en los últimos años se ha sabido que la reina Sofía viajó a la India para refugiarse en su madre cuando comenzó a ser consciente de las infidelidades de su marido. Según la periodista Pilar Eyre, el divorció se le pasó por la cabeza, pero Federica de Grecia la disuadió. “No lo abandones nunca, no dejes de ser reina…”, le aconsejó, y la emérita cumplió. Durante estas seis décadas ha mantenido el tipo y ha intentado que los Borbón se mostraran al mundo como una familia feliz.

Las infidelidades

A pesar de las apariencias y del trato cordial, cada vez era más evidente que los reyes hacían vidas separadas. Durante años se guardó silencio al respecto, pero a día de hoy es sabido que el rey emérito mantuvo dos relaciones importantes al margen de la reina Sofía. Una en los noventa con Marta Gayá, que se evidenció cuando se filtraron varios audios grabados por el CNI, aunque en Mallorca, ciudad natal de la decoradora, toda la alta sociedad parecía estar al tanto del supuesto romance.

La relación le jugó una mala pasada al emérito en 1992, cuando se supo que estaba en Suiza porque no podía firmar una orden y Felipe González tuvo que excusarlo diciendo que no estaba. Entonces se dijo que estaba haciéndose un chequeo médico o de vacaciones, pero en realidad estaba con Gayá.

Sobre la otra ‘amiga especial’ del emérito, Corinna Larsen se ha hablado largo y tendido. Desde que su nombre se hizo público tras el accidente de Botsuana y se han ido conociendo revelaciones como que le había regalado millones de euros o que ella pasaba temporadas en una casa dentro del complejo de El Pardo. Actualmente, Corinna está inmersa en un proceso judicial ya que ha denunciado al emérito por amenazas y se ha despachado a gusto sobre la supuesta fortuna opaca de Juan Carlos I.

  Juan Carlos I y Corinna, en 2006.Carlos Alvarez via Getty Images

Últimos años de reinado y cada vez más desplantes

Juan Carlos y Sofía han seguido manteniendo el tipo en público mientras han permanecido en el trono. En el caso de la reina, ha intentado que la familia Borbón no se desmoronara para que Felipe VI tuviera la corona asegurada a pesar de que la mancha por los escándalos de corrupción de su padre.

Sin embargo, cada vez resultaba más difícil aparentar, especialmente en el caso del emérito, y en los últimos compases de su reinado los desplantes públicos hacia la reina se volvieron cada vez más frecuentes.

Una de las primeras, en 2008, cuando Juan Carlos le giró la cara a Sofía después de que ella se acercara a él para celebrar con un beso el gol de Torres en la final de la Eurocopa. Dos años más tarde, cuando el emérito se tropezó en la ofrenda al Apóstol Santiago, ella quiso ayudarle pero él la apartó bruscamente.

En los recibimientos oficiales la tensión entre ellos ha sido palpable. En 2011 se vivieron dos episodios: primero con los jeques de Qatar, cuando el rey apartó de la alfombra roja a doña Sofía utilizando su bastón. Después, en agosto, durante la llegada del papa Benedicto XVI a España. El pontífice se colocó en medio de los reyes, y Juan Carlos ordenó a Sofía que se apartara para quedar él en el centro, ante el gesto de resignación de la consorte.

Pero los dos mayores desplantes, aunque no quedara constancia gráfica, se produjeron durante dos ingresos hospitalarios en los que estaba presente Corinna. El primero, en 2010, cuando se le extrajo un nódulo del pulmón al rey. Entonces, doña Sofía acudió al hospital sin tener ni idea del diagnóstico de su marido, solo lo conocían el presidente del Gobierno y Larsen.

La puntilla la dio la cacería en Botsuana dos años después, mientras España vivía lo peor de la crisis financiera. Cuando la reina fue informada del accidente de Juan Carlos I y de que sería necesaria una intervención estaba en Atenas para celebrar la Pascua ortodoxa. Doña Sofía esperó un día para acudir al hospital, y trascendió a toda la prensa la presencia de Corina Larsen en el viaje y la relación que mantenía con el emérito.

  La última aparición de los reyes juntos, en febrero de 2020 en el funeral de Plácido Arango.Europa Press Entertainment via Europa Press via Getty Images

Si te he visto, no me acuerdo

Si el incidente de Botsuana fue un punto de inflexión en su relación de cara al público, la proclamación de Felipe VI fue el remate final. Con la agenda institucional cada vez más vacía, los eméritos no tenían ni que verse la cara en actos oficiales, salvo un puñado de excepciones cada vez menos frecuentes, como la Misa de Pascua de 2018, en la que se produjo el encontronazo entre las reinas Letizia y Sofía.

Esa distancia se hizo todavía mayor en agosto de 2020, cuando Juan Carlos I decidió marcharse a vivir a Abu Dabi en medio de una crisis de reputación de la monarquía. La reina emérita no ha ido a visitarle en estos casi dos años ni se espera que lo haga, a pesar de que sí lo han hecho sus hijas y nietos. La pareja ya no disimula y seis décadas después de jurar su amor tres veces, están más distanciados que nunca.