La economía española muestra más sombras que luces

La economía española muestra más sombras que luces

Los indicadores arrojan un claro descuelgue de la economía española, dadas las debilidades la menor resiliencia que presenta.

TexBr via Getty Images

La fase de reactivación y recuperación económica de la pandemia ha comenzado a darse en las distintas economías que integran nuestro planeta. Pese a las previsiones que asoman por el horizonte, así como los riesgos existentes de que puedan darse rebrotes en un futuro próximo, con mayor impacto del hasta ahora generado, la economía a comenzado a funcionar, con la reapertura de los comercios y el levantamiento de las medidas de distanciamiento social que impedían, además de la proximidad, la apertura de determinados sectores.

Sin embargo, pese a que estamos en la fase en la que la economía debería comenzar a dinamizarse, el daño causado por la pandemia deja secuelas que, en muchos países, podrían pasar factura más pronto que tarde. El caso de España, por ejemplo, es una muy buena muestra de lo comentado. Pues, como reflejaba el indicador compuesto de la OCDE, las debilidades internas, así como esa menor resiliencia ante los efectos causados por la pandemia en la economía, han dejado al país al borde de una situación de insostenibilidad muy preocupante. Una situación en la que, como pronostican los principales organismos, las vulnerabilidades pretenden ensancharse hasta límites insospechados.

En este sentido, hablamos de debilidades que, como la deuda, el déficit o el desempleo, impiden el crecimiento de la economía española, y con ello también, su recuperación. El indicador compuesto que citábamos, como arroja hasta ahora, muestra un claro descuelgue de la economía española en una recuperación que, si atendemos a los datos que se ofrecen para otros países, parece, a priori, generalizada para todos. Pero no para España. 

Es importante destacar que, igual que somos la economía que más empleo destruye, también somos la que menos empleo crea.

Hasta el momento, junto al indicador mencionado, se han ido publicando muchos indicadores que justifican dicha situación. Indicadores que, como decíamos y como ya ocurrió durante la crisis de 2008, siguen arrojando más pesimismo sobre la situación económica que atraviesa nuestro país.

Como decía, empezando por el indicador de la deuda, el nivel de endeudamiento de la economía española, ya antes, incluso, de entrar en esta crisis, se situaba en el 99% en la ratio deuda/PIB. Dicho nivel, además de comprometer el futuro de la economía española, limitaba la capacidad de actuación del país ante un fondo de maniobra que se presentaba inexistente. Esto, con unas previsiones que arrojaban un 125% de la ratio deuda/PIB al disiparse la pandemia, así como un déficit público que pretende dispararse por encima del 10%, dejó a la economía española en una situación de incapacidad para la puesta en marcha de políticas contracíclicas que, en cierta forma, traten de amortiguar el golpe del virus en nuestra economía.

Pues, de no ser por Europa y la movilización de recursos, España se mostraba incapaz de inyectar, de forma unilateral, dichos recursos en la economía. Un elevado endeudamiento que, pese a los años de crecimiento, no hemos sido capaces de reducir; metiéndonos, nuevamente, en una crisis de dimensiones destacables y con la necesidad de ser rescatados.

Por otro lado, debiendo resaltar otro aspecto destacable de nuestra economía, cabría citar la situación que presenta el empleo en nuestro país. En este sentido, el último informe que presenta BBVA Research, en consonancia con el citado, arroja un gran pesimismo sobre la situación española. Un pesimismo que se materializa por esta situación, en la que España se presenta como la economía más dañada por el COVID. Unos daños que han llevado a la economía a destruir cerca de un millón de empleos durante los meses de febrero y mayo. Datos que, en el contraste, sitúan a la economía española, otra vez, como la economía que más empleo ha destruido durante esta crisis.

La economía española está condenada, junto a todas sus debilidades internas, a funcionar a medio gas.

Sin embargo, junto a esto, es importante destacar que, igual que somos la economía que más empleo destruye, también somos la que menos empleo crea.  Así lo confirman las distintas organizaciones en sus pronósticos, donde se recogen distintos escenarios en los que la economía española podría quedar tras la pandemia. Y es que, con un mercado laboral que, tras su análisis, recoge un comportamiento muy peculiar y unas debilidades internas que le impiden relanzar nuestra economía, para ello, creando empleo.

Por último, junto a los indicadores, la deuda y el mercado laboral, cabe destacar otra debilidad que, especialmente en esta crisis, nos ha sacudido de lleno. Una debilidad que presenta nuestro modelo productivo y que nos ha llevado a esta situación que comentamos. En este sentido, me estoy refiriendo a la dependencia de España del sector turístico. Una dependencia que, como cifran los indicadores, justifica el 57% de la contracción prevista para este año. Y es que, con una economía que presenta un 14% de su PIB supeditado a dicho sector, en un escenario en el que el turismo se ha hundido casi íntegramente, España presenta una dificultad agregada que debe combatir, esta vez, combatiendo el virus directamente.

Pues, en un escenario en el que el virus siga presente, con esa gran dependencia que se equipara cuando observamos dicha dependencia por el lado del empleo, la economía española está condenada, junto a todas sus debilidades internas, a funcionar a medio gas hasta que la situación permita, ya sin la amenaza social que supone el virus, recuperar todos los sectores que componen nuestra economía y echar a andar, creando empleo y recuperando, en su totalidad, todo el empleo y la pérdida de capacidad productiva que, por causa de la crisis, ha sufrido nuestra economía.