Ofensiva en Ucrania: reconquistas menores, muchas bajas pero moral elevada

Ofensiva en Ucrania: reconquistas menores, muchas bajas pero moral elevada

La primera semana formal de contraofensiva arroja la recuperación de siete pueblos rurales sin importancia estratégica y feroz resistencia rusa. Los aliados dicen que su ayuda "marca la diferencia" en el campo de batalla y que la mantendrán.

Soldados ucranianos posan con su bandera en la aldea de Storozheve, liberada esta semana de manos rusas.Mihail Ostrogradski 35th Brigade / Anadolu Agency via Getty Images

La contraofensiva de Ucrania contra los invasores rusos ya es una realidad. Tras meses de especulaciones, que casi llevan la operación de la anunciada primavera al verano, el presidente del país, Volodimir Zelenski, la dio por iniciada el pasado sábado. Ha pasado una semana y ha quedado claro que lo que llevaba tiempo siendo una guerra embarrada y anquilosada es nuevamente un conflicto muy vivo, con muchos frentes abiertos y activos. Sin embargo, la reconquista se encuentra aún en una fase embrionaria, hasta el punto de que Kiev sostiene que no la ha lanzado por completo, sino que hay zonas en las que sólo acomete "acciones ofensivas iniciales". 

Con sólo tiene días de rodaje -aunque medios internacionales presentes sobre el terreno ya daban la ofensiva por empezada hace al menos dos semanas, visto el desempeño en las trincheras-, es complicado hacer afirmaciones taxativas, pero sí que hay margen para los primeros balances: Ucrania dice haber recuperado siete de sus pueblos, unos 100 kilómetros cuadrados en total,  en las zonas de Donetsk y Zaporiyia, en el sureste, pero también reconoce importantes pérdidas de efectivos y que las defensas rusas están fuertes. 

El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, un tanque de pensamiento con sede en Washington) sostiene que actualmente la ofensiva se ha lanzado en tres direcciones. Además de la recuperación de Lobkove, Levadne, Novodarivka, Neskuchne, Storozheve, Makarivka y Blahodatne, según la viceministra de Defensa, Hanna Maliar, hay avances en Bajmut, la ciudad donde se lleva a cabo la ofensiva más larga de esta guerra, que Moscú había reivindicado como tomada pero donde se comen metros (de 200 a 500 en un día). También los hay cerca de la ciudad de Zaporiyia, entre 300 y 500 metros en el último viernes. Hay intentonas optimistas de avanzar en el oeste del oblast de Donetsk, dice el ISW, y Ucrania continúa "intentando mejorar sus posiciones tácticas" cerca de Vuhledar, a unos 30 kilómetros de la capital regional. 

"Las fuerzas ucranianas están aumentando el ritmo de las operaciones de contraofensiva en el área debido a las mejores condiciones climáticas", añaden igualmente los expertos que, pese a toda la información de que disponen -sobre el terreno, de inteligencia o de satélites- insisten en que todo está en una "fase inicial" y no están claros los objetivos por el momento. 

Hay avance territorial y eso es claramente bueno para los invadidos, pero no se pueden echar las campanas al vuelo: el alcance de su reconquista, aún, es minúsculo y Rusia sigue dominando aproximadamente el 20% de su territorio soberano. Las villas recuperadas no son estratégicas, sino aldeas rurales que en su mayoría estaban despobladas de civiles. Los soldados han entrado en mitad de una terrible destrucción y se han hecho fotos y vídeos con la bandera nacional y cara de evidente satisfacción, pero el frente total tiene casi 1.200 kilómetros. Una gota en un océano que, eso sí, ayuda muchísimo a subir la moral de los que avanzan, por el simbolismo de lo recuperado. Después de meses de estancamiento, es un chute de ilusión.

No obstante, ese terreno es secundario en comparación con el nudo gordiano de la guerra. La zona del territorio ruso más importante en esta campaña está en el sur: el área entre la ciudad de Zaporiyia y el mar de Azov. El llamado "corredor terrestre", que conecta Rusia con Crimea anexionada ilegalmente, apenas ha cambiado en la parte central de esa franja desde que empezó la invasión el año pasado. Es el mayor tesoro del Kremlin, porque une el territorio ruso con el que domina en el Dombás y con Crimea, la península que ya se anexionó ilegalmente hace nueve años

Si Ucrania puede dividir ese corredor en dos y mantener luego el terreno que ha recuperado, entonces su ofensiva habrá tenido un gran éxito. Cortaría el paso a las tropas rusas en el oeste y dificultaría el reabastecimiento de su guarnición en Crimea. No significa necesariamente el fin de la guerra -el común de los analistas reconoce que podría prolongarse durante años-, pero sí que pondría a Ucrania en una fuerte posición negociadora cuando finalmente se celebren las conversaciones de paz. Hoy parecen una quimera, pero a la postre serán inevitables y quien tenga esta zona parte con ventaja. 

Por cierto que hablando de negociar, esta semana han acudido a Kiev siete líderes africanos en un intento de buscar soluciones negociadas y se encontraron, como bienvenida, una nueva andanada de ataques sobre Kiev. En la misma semana en que se ha atacado a civiles, dejando una docena de muertos, hasta en el pueblo de Zelenski, Krivoi Rog. Todo detalles. 

Pero volvamos al campo de batalla. Ucrania quiere romper el pasillo ruso, pero Moscú sabe que lo intentará y por eso se ha reforzado y no se lo está poniendo sencillo. Mientras Ucrania enviaba a sus soldados a países de la OTAN para entrenarse y preparaba sus 12 brigadas blindadas para esta campaña, Putin dedicaba ese tiempo a construir lo que ahora se denomina "las más formidables fortificaciones defensivas del mundo", las "mayores en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", que constata el Centro de Estudios Estratégicos de Estados Unidos. 

Bloqueando el camino de Ucrania hacia la costa hay capa tras capa de campos de minas rusos, búnkeres de hormigón (los conocidos como dientes de dragón), posiciones de fuego y trincheras lo suficientemente anchas y profundas como para detener en seco a un tanque Leopard (los de origen alemán) o Abrams (estadounidense). "Todo está cubierto por zonas de impacto de artillería predeterminadas y calibradas para hacer llover explosivos de gran potencia sobre los blindados ucranianos mientras éstos y sus tripulaciones esperan a que sus ingenieros encuentren la forma de atravesarlas", explica la BBC.

Los primeros indicios apuntan a que las defensas rusas están resistiendo. Ucrania da pocos detalles, pertrechada en un silencio lógico y prudente, discreto, pero algunas fuentes oficiales han indicado al diario británico The Guardian que efectivamente las defensas rusas son duras y costosas de cruzar o anular. A ello se suman las bajas. Estos mismos funcionarios reconocen "importantes" daños en sus fuerzas aunque "avanzan en la dirección correcta". Un artículo del New York Times escrito por su especialista en Defensa Helene Cooper, se lee, ante la pregunta de si habrá muchas bajas ucranianas en esta ofensiva: "Eso ya está ocurriendo. Los funcionarios estadounidenses han confirmado que las tropas ucranianas han sufrido bajas y perdido equipo en las batallas iniciales. Hay poca información sobre las bajas rusas, pero los funcionarios señalan que los atacantes usualmente sufren mayores bajas iniciales que los defensores atrincherados, por las razones descritas anteriormente".

Funcionarios rusos afirman a medios afines que que Ucrania está perdiendo 1.000 soldados cada día durante la ofensiva, lo que significaría como mínimo 7.000 muertes hasta la fecha. No hay confirmación ni desmentido de Kiev de estos números. 

Ucrania aún no ha comprometido el grueso de sus fuerzas, por lo que se trata de ataques de sondeo y reconocimiento, diseñados para revelar el paradero de la artillería rusa y buscar zonas vulnerables en sus líneas. A favor de Ucrania está la moral. Sus soldados se encuentran muy motivados y luchan por liberar a su propio país de un invasor, dicen los corresponsales sobre el terreno que, pese a todo, no pueden acceder a las primeras líneas de combate porque es terreno vedado. 

También juega a favor de Ucrania la calidad del armamento proporcionado por los países de la OTAN. A diferencia de los vehículos blindados de diseño soviético, los tanques y vehículos de combate de infantería de la OTAN a menudo pueden resistir un impacto directo, o al menos lo suficiente para proteger a la tripulación que va dentro y que sobrevive para seguir luchando. Esta semana, el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, en distintas reuniones en Bruselas o Washington, ha indicado que la ayuda occidental está "marcando la diferencia" sobre el terreno y constata que Ucrania está logrando "avances". Ahora su prioridad es mantener la entrega de defensas aéreas, múnición y mantenimiento de tanques y otros equipos, para que la maquinaria siga engrasada y progresando. 

En concreto, hay que "asegurarse de que todos los sistemas que ya están allí funcionan como deberían, es decir, que tienen la munición, las piezas de repuesto, el mantenimiento y la capacidad de reparación para operar y sostenerse a lo largo de toda la ofensiva”, argumentó el político noruego. Ante las dudas por el ritmo en que se está quemando munición por parte de las Fuerzas Armadas ucranianas, también ha llegado un llamamiento a la calma por parte de EEUU: el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo antes de la misma reunión en el cuartel general aliado que "los ucranianos todavía tienen mucha capacidad de combate". Se refería, especialmente, a los vídeos difundido por Rusia esta semana en los que supuestamente se ve cómo revientan tanques aliados. La agencia AP los ha verificado y dice que pude tratarse de tractores, no de Leopard, lo que no impide que efectivamente Rusia haya destrozado ya tanques occidentales. Esto es la guerra.  

El jefe del Estado Mayor estadounidense, general Mark Milley, afirmó también que "podemos estar seguros de que este grupo de contacto le ha dado a Ucrania las herramientas que necesita para tener éxito", pero hay que darle tiempo a la reconquista. "Está en las primeras fases y es demasiado pronto para hacer valoraciones definitivas. Pero puedo decirles que, cada día, los ucranianos demuestran el valor y la tenacidad necesarios para recuperar metódicamente su territorio", apuntó desde Bruselas.

Stoltenberg, en una entrevista con el diario USA Today, dejó claro esta semana que ese apoyo seguirá hasta donde sea necesario, pero también lanzó un mensaje de aviso: la ofensiva que ya tenemos en marcha será "sangrienta y difícil", porque "los rusos han tenido tiempo de prepararte y porque tienen líneas defensivas densas, por lo que romperlas es una tarea exigente". 

De momento, los aliados van a lanzar su nuevo plan de acción de producción de defensa, con el fin de llenar los arsenales, ahora con déficit de reservas sobre todo por la ayuda dada a Ucrania. Debería estar listo el mes que viene, en la cumbre de Vilna. De los cazas no se habla, pero esta semana Alemania ha anunciado 100 tanques Leopard más (llegarán entre julio y final de año) y EEUU ha anunciado otros 320 millones de euros para blindados y lanzamisiles. El reguero de armamento no se detiene y se completa con otras cesiones menos vistosas pero igualmente necesarias como excavadoras de combate, puentes portátiles o camiones de combustible que, dice The Wall Street Journal,  Washington está entregando de forma masiva.

El presidente Vladimir Putin niega todo lo anterior. Ni la visión de Ucrania ni la de la OTAN o EEUU le parecen reales. Para él, la ofensiva está siendo "un desastre", con pérdidas "catastróficas". Se vanagloria de los daños al armamento occidental, en un intento de decir que es Moscú quien lleva la delantera, de desviar la atención de los logros de la ofensiva y de animar a su desmoralizada tropa (esto incluye a los enfadados mercenarios de Wagner). 

Putin, durante una extensa reunión con corresponsales militares y blogueros de guerra rusos, dijo el 14 de junio que su adversario perdió 160 tanques de batalla y más de 300 vehículos blindados, mientras que Rusia únicamente perdió 54 tanques. Añadió que la pérdida de vehículos blindados representa entre el 25% y el 30% de los que Occidente proporcionó a Ucrania y que su vecino ha perdido 10 veces más soldados que Rusia, algo imposible de verificar de forma independiente. Destacó con una sutil sonrisa que los tanques de batalla Leopard, de fabricación alemana, y los vehículos de combate de infantería Bradley, de fabricación estadounidense, "arden bastante bien".

Fue él quien inició esta guerra, sabe que si puede llevar a los ucranianos a un punto muerto que se prolongue hasta el próximo año, existe la posibilidad de que EEUU y otros aliados se cansen de apoyar este costoso esfuerzo bélico y empiecen a presionar a Kiev para que alcance un compromiso de alto el fuego, al menos parcial. Que la guerra, si sigue, sea de menor intensidad. Ya llevaba ocho años así, con Crimea y el Dombás, cuando lanzó su "operación militar especial" el 24 de febrero de 2022. 

De momento, este jueves, la Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia anunció la celebración de elecciones locales el próximo 10 de septiembre en las cuatro regiones ucranianas anexionadas en medio de la guerra y la ley marcial, a petición supuestamente de las autoridades impuestas por el Kremlin en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. "Las elecciones en las nuevas entidades constitutivas de la Federación Rusa se llevarán a cabo en un solo día de votación el 10 de septiembre de 2023. Esta decisión fue tomada hoy por la CEC de Rusia", indicó la institución dirigida por Ela Pamfílova. Un nuevo intento de aumentar el poder en unas zonas que realmente no están bajo el pleno control de Rusia y que puede calentar bastante los ánimos. 

Para entonces, a saber por dónde irá la contraofensiva...