¿Qué es el 'hyperpop' y por qué triunfa en el Benidorm Fest 2023?

¿Qué es el 'hyperpop' y por qué triunfa en el Benidorm Fest 2023?

Este género musical, presente en el festival, se ha convertido en un estandarte del colectivo LGTBI y ha sacado la nostalgia de la Gen Z.

LCharli XCX en un concierto con motivo del Orgullo en Los Ángeles.Getty Images for LA Pride

Sintetizadores, voces totalmente despersonalizadas mediante vocoders, maquillajes imposibles, estética de purpurina, brillo, cuero y crop tops. Cualquiera diría que estas características podrían ser de Cher o de cualquier diva de los 2000 como Christina Aguilera, Lady Gaga o Britney Spears. Pero algo así también sonará en el Benidorm Fest 2023 este jueves de la mano de Rakky Ripper.

Aunque suene a algo que triunfaba hace más de 20 años, los jóvenes de entre 15 y 23 años de hoy en día están volviendo a esa hipérbole pop que se vivió entonces bajo una gran etiqueta: el hyperpop.

Este género pretende, tal y como define la revista Billboard, "acelerar y exagerar la música pop hasta el punto de abrasión y el absurdo". Básicamente toma los elementos del pop tradicional y los llevan a su máximo exponente, como si un chicle se estirara y quedara totalmente deformado.

Según la revista The Atlantic este sonido marcaría la contracultura de la década de los 2000 y así está siendo. El hyperpop ya tiene importantes exponentes a nivel internacional como Charli XCX, Kim Petras, Arca o Caroline Polachek y a nivel nacional con representantes como Rojuu, Rakky Ripper o Putochinomaricón e incluso la propia Rosalía tiene su propio toque hyperpop en Bizcochito o Diablo. Pero más allá de los sonidos, este género tiene un importante mensaje a nivel de construcción social de binarismo de género y del colectivo LGTBI.

La DJ, productora y programadora musical mexicana Julia Toporek define el hyperpop "más como un movimiento o corriente audiovisual que como un género musical". "Considero que está profundamente ligado a la comunidad LGBTTQ+ ya que muchos de los artistas que lo popularizaron pertenecen a esta comunidad (aunque no siempre es el caso)", explica.

Para Toporek, sonoramente incluye una serie de sonidos considerados "experimentales" para la música pop como sintetizadores, voces muy procesadas o con autotune y cantidad de efectos sonoros. "Se podría decir que es una mezcla entre el pop y la música electrónica experimental, ya que muchas veces respeta estructuras pop pero la propuesta viene en los sonidos que se utilizan para producir este pop, rompiendo con los esquemas del mainstream", recalca.

Liberación sexual, no binarismo y nuevos roles de género

El colectivo LGTBI ha tomado el hyperpop como una de sus enseñas, el motivo en parte es obvio. Como ha apuntado Toporek la mayoría de artistas que lanzaron el hyperpop a partir del sello PC Music hace una década eran parte del colectivo. 

Una gran representante de estos valores y de la visibilización del género dentro del colectivo fue SOPHIE, la cantante y DJ trans que falleció en mayo de 2021 con 34 años. También lo es la alemana Kim Petras —reconocida por su reciente colaboración con Sam Smith en su éxito Unholy—, que ha sido la primera artista trans en participar en unos premios MTV EMA, concretamente lo hizo en su edición en Budapest en 2021 a modo de reivindicación contra la ley anti-LGTBI del gobierno húngaro.

A pesar del activismo de muchos de estos artistas, como lo hace también en España Putochinomaricón, que reivindica el no binarismo y la pluma en cada una de sus puestas en escena y canciones, las letras no son reivindicativas como sí ocurre con otros géneros. Otra representante es Rakky Ripper, concursante del Benidorm Fest 2023, que ya dijo en una entrevista con Shangay, que en esta edición del festival había gran visibilidad. "Este año casi todos los artistas somos maricones", ha señalado la concursante del Benidorm Fest.

Esto se debe en gran parte a una necesidad de referentes artísticos para los jóvenes y adolescentes LGTBI que canten canciones sobre las temáticas de amor, desamor, fiesta o nostalgia sin necesidad de hacer reivindicaciones en sus letras. Además de la versatilidad que tienen los sintetizadores para unificar las voces y sonidos independientemente de la identidad de género o si el artista es cis o trans.

Así lo definía el cantante trans ElyOtto, autor del éxito viral Sugarcrash, en la revista Gay Times: "La música es una máscara y también una ventana para mostrar lo que estás sintiendo. Siento que el hyperpop es un género que suena muy trans en el que puedes manipular tu voz y usar todos estos sintetizadores locos y llamativos, pero aún se siente auténtico debido a la letra".

Toporek coincide con él. "Siento que el uso de estos elementos ayuda a los artistas a expresarse de maneras que no son posibles simplemente tocando un instrumento o cantando. Producir música electrónica lleva a la música a niveles que humanamente no serían posibles sin la tecnología", señala. Para ella, estos sintetizadores pueden permitir desde "cambiar el pitch de tu voz y hacer que parezca la de un robot o la de un alien a "tocar sintetizadores con sonidos de otro planeta".

La estética también juega un papel fundamental en este punto, los artistas de hyperpop entienden el concepto del no binarismo y la ropa sin género. Aunque los maquillajes y peinados puedan recordar a los de los artistas de glam rock de los años 70 en los que David Bowie era el máximo exponente de la sexualidad fluida, la estética va más allá. El artista se "disfraza" o se "deforma" al máximo hasta desfigurar su propia identidad.

La Gen Z también tiene su propia nostalgia

Aunque a muchos les haga sentir mayores, la generación Z ya alcanza en algunos casos más de 25 años. Y sí, ya tienen su propia nostalgia de la década de los 2000. Una época en la que el pop más comercial vivía su máximo esplendor. Claras son las referencias a divas como Lady Gaga, Rihanna o Beyoncé en sus letras, pero también a una estética que parece sacada de los primeros años del Fotolog.

"Crecimos viendo en la televisión los looks y la estética dosmilera pero no nos tocó experimentarla como adolescentes, entonces hacemos nuestra interpretación de cómo nos hubiéramos acercado a este estilo"
Julia Toporek, productora, DJ y programadora musical

"Al género lo acompaña una estética que hace referencia a los 2000s o al Y2K, pero que también tiene una visión futurista. Por eso, abunda el uso de texturas metálicas, glitch, referencias al internet, colores neón, texturas artificiales y temáticas como la feminidad, la liberación sexual, la no-binariedad, etc. y muchas veces podemos encontrar un sentido del humor un tanto irónico o absurdo", explica Toporek.

Para Toporek la gen Z no tuvo tiempo suficiente de exprimir los 90 y 2000 al ser muy pequeños y la nostalgia hace que lo perciban como una "mejor época". "Crecimos viendo en la televisión los looks y la estética dosmilera pero no nos tocó experimentarla como adolescentes, entonces hacemos nuestra interpretación de cómo nos hubiéramos acercado a este estilo. Obviamente con nuestro propio twist y con la influencia de todas las otras cosas que consumimos en internet", detalla.

No hace falta ir a EGB ni tener más de 35 años para sentir nostalgia de un tiempo pasado y la gen Z lo sabe bien. En lugar de hacer tributos o de elevarlos como "la mejor música reciente", ellos lo elevan al máximo exponente hasta la distorsión.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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