Los 4 gladiadores de origen español que dejaron una huella inmortal en el Imperio Romano

Los 4 gladiadores de origen español que dejaron una huella inmortal en el Imperio Romano

Repasamos brevemente la trayectoria de gladiadores como Quintius Vettius Gracilis o Smaragdo.

Gladiadores romanos a punto de enfrentarse en una contienda epicaFreepik

No podemos afirmar que fuera uno de los más destacados luchadores de la antigua Roma, pues tales figuras eran escasas en número. Sin embargo, es innegable que el gladiador Borea, originario de León, debió ser un individuo formidable. 

Recientes descubrimientos revelan que era un 'provocator', ingresando en la arena equipado con un escudo legionario y una espada corta, lo que le valió reconocimiento en la Roma de Nerón y la concesión de una tésera de bronce, un honor reservado a aquellos que destacaban en su carrera. Junto con otros compatriotas, como Spiculus, el favorito del emperador, formó parte de la cohorte de luchadores hispanos que dejaron una huella indeleble en la Ciudad Eterna. 

Aunque la historia de estos gladiadores no fue narrada por los grandes escritores clásicos y, por ende, no ha sido abordada en los ensayos contemporáneos, sus vidas no pasaron desapercibidas en la Hispania del primer siglo d.C. La evidencia de sus hazañas se ha preservado en inscripciones sobre lápidas descubiertas en Córdoba en la década de 1950. 

Los registros indican que participaron en una serie de espectáculos celebrados en la provincia Bética durante las primeras décadas del siglo, en una región que era una de las más prósperas del Imperio romano y donde se erigió el tercer anfiteatro más grande del mundo.

Las historias de algunos de los héroes hispanos más antiguos

Uno de los primeros héroes hispanos registrados fue Quintius Vettius Gracilis. Los detalles de su vida, revelados por el historiador Antonio García y Bellido, son intrigantes pero limitados. Según una inscripción en Córdoba, falleció joven, a los 25 años, y empleaba técnicas de combate del pueblo tracio. Este tipo de gladiadores, según el historiador Alfonso Mañas, surgieron en Roma en el 80 a.C., cuando Sila introdujo a un grupo de prisioneros de guerra del ejército de Mitrídates en la capital. Vettius, luchando al estilo tracio, portaba un 'parma' en su mano izquierda y una 'sica' en la derecha, ganando reconocimiento por sus victorias.

Otro gladiador hispano, Smaragdo, de origen gaditano y posiblemente esclavo, apenas tiene registros de su vida más allá de la inscripción en su lápida. Sin embargo, se sabe que era especialista en 'hoplomachus', un tipo de luchador equipado con escudo circular, armadura completa y casco, armado con lanza y espada corta. Luego, hay un tercer gladiador hispano cuya inscripción, dañada, no permite una interpretación clara por parte de García y Bellido, pero se sospecha que también luchaba al estilo tracio.

El gladiador hispano mejor documentado es Marcus Ulpius Aracintus, aunque su historia se mezcla con suposiciones basadas en evidencia real. los historiadores, era un vacceo reclutado por el emperador Trajano, lo que no sería extraño considerando la reputación militar de su pueblo. La inscripción indica que luchó once veces y alcanzó el rango de 'primus palus', después de pasar por 'quartus palus', 'tertius palus' y 'secundus palus'. 

Las escuelas de gladiadores en Hispania

Aunque el número de gladiadores hispanos fue limitado debido al reclutamiento romano, existieron escuelas de gladiadores en Hispania, indicando una inscripción hallada en Barcelona que menciona a un tal L. Didius Marinus como inspector general de la región.

Estas escuelas, como la de Barcelona, eran cruciales en la formación de los gladiadores, donde aprendían bajo la tutela del 'lanista'. Los aspirantes pasaban por rigurosas pruebas para determinar sus habilidades y eran entrenados por un 'doctor' y un 'magister'. Una vez demostrada su valía, los novicios combatían entre sí para adquirir experiencia, tal como lo menciona César en sus escritos.