Eurovisión, ante el vértigo por un triunfo de Israel y la duda de si 'Zorra' gustará a Europa

Eurovisión, ante el vértigo por un triunfo de Israel y la duda de si 'Zorra' gustará a Europa

Los expertos ven muy posible la victoria de la israelí Eden Golan gracias al apoyo masivo del televoto, aunque Francia, Croacia o Suiza mantienen opciones. Malos augurios para España pese a ser una de las más aclamadas por los fans.

La representante israelí, Eden Golan, durante la segunda semifinal del festival de Eurovisión 2024dpa/picture alliance via Getty I

Eurovisión 2024 celebra este sábado la final más polémica de sus más de sesenta años de historia. La inclusión de Israel en el concurso, decisión acordada por los organizadores del festival pese a los diferentes llamamientos a su expulsión, ha centrado los titulares principales de la edición y ha convertido la gala de esta noche en una suerte de batalla política en la que todos asumen como posible el triunfo del Estado judío gracias a un masivo televoto que ya permitió a la representante israelí, Eden Golan, superar la criba de las semifinales. 

Tras interpretar su tema Hurricane en la gala del pasado jueves, las opciones de victoria de Israel comenzaron a dispararse al conocerse, por error, que en Italia fue la candidatura más votada con casi el 40% del respaldo de la audiencia, 33 puntos más que la siguiente opción. En las casas de apuestas, en cuestión de horas, pasó de un octavo puesto con un 2% de posibilidades a situarse ahora en la segunda plaza, sólo detrás de Croacia, con un 26% de oportunidades. 

Los analistas consultados por El HuffPost dan por hecho que Israel, por simpatía hacia el país o en "solidaridad" por las fuertes críticas que está recibiendo en estos últimos meses por una ofensiva en Gaza que ya suma casi 35.000 muertos, barrerá en el televoto y sus opciones quedarán supeditadas a un jurado también condicionado por la situación singular de la candidatura israelí. En todos los pases con público en los que Eden Golan ha cantado, ha recibido abucheos por parte de algunos espectadores del Malmö Arena, sede del certamen, pero también aplausos y alguna que otra ovación. 

Cerca queda la ola de solidaridad que el pueblo europeo demostró a Ucrania en el año 2022, apenas tres meses después de ser víctima de una invasión rusa que, a día de hoy, se mantiene en algunas partes del país. Por entonces, el grupo Kalush Orchestra sumó un meritorio cuarto puesto en los jurados, pero arrasó con 439 puntos en el televoto: se llevó los '12' de 28 de los otros 39 participantes y obtuvo el 93% de todos los votos máximos posibles. Su victoria fue irremediable e incontestable. 

La situación podría repetirse de nuevo este sábado, aunque bajo condiciones muy diferentes. Desde el ataque a Hamás del pasado 7 de octubre y la posterior respuesta israelí, diferentes asociaciones y partidos políticos han pedido de forma reiterada la salida de Israel de la competición, siguiendo el mismo procedimiento que se asumió con Rusia en 2022. La UER, sin embargo, señaló que la televisión pública israelí, la KAN, cumplía con todas las normas establecidas y que su situación era muy diferente a las de las televisiones rusas vetadas por la corporación, puesto que a la KAN no se la considera un aparato de propaganda del gobierno de Netanyahu. 

Dicha decisión provocó reiteradas peticiones de boicot hacia el longevo festival, concentraciones frente a las sedes de algunas televisiones participantes y protestas en la ciudad de Malmö, sede del concurso, como la prevista para esta tarde horas antes de la final. 

  Protestas en Malmö (Suecia), contra la participación de Israel en EurovisiónAnadolu via Getty Images

Un ambiente enrarecido que también ha salplicado a otros de los participantes de esta edición, que no han ocultado su apoyo público al pueblo palestino. Fue el caso de Bambie Thug, de Irlanda, que denunció la censura de la UER para no llevar pintados en su rostro lemas pidiendo el cese del fuego. O también el letón Dons, que en rueda de prensa tras la segunda semifinal - y con Eden Golan a su lado - dijo que "cada país en el mundo merece ser libre". En el mismo acto ante los periodistas, el neerlandés Joost decidió taparse la cara con una bandera mientras hablaba la representante israelí y la griega Marina Satti simuló quedarse dormida.

En un escenario de total crispación, en el estadio, en las calles, pero también en el backstage del concurso, - Joost ha sido este sábado expulsado del festival por un "incidente" con una miembro del equipo de producción del festival - la final de este sábado parece alejarse de lo estrictamente musical para meterse de lleno en una confrontación política que podría acarrear un gran daño de imagen a un concurso que siempre ha hecho bandera de su carácter "apolítico".

"Que ganara Israel sería devastador para la imagen del festival, para su credibilidad y para su viabilidad", señala a El HuffPost Rocío Muñoz, de la web Eurovision-Spain.com. "¿Quién organizaría el año que viene un festival en nombre de Israel? ¿Qué países participarían? ¿Y cuánta gente se negaría a viajar a Israel? Sería una situación muy preocupante. La gente es libre de votar una candidatura, pero lógicamente estamos viendo una tendencia de un voto masivo y organizado, que transgrede cualquier característica eurovisiva. Se vota a Israel para reivindicar al país, su victimización y para dar en las narices a los propalestinos", asegura.

Luis Mesa, de Euromovidas, también cree que puede repetirse algo parecido a lo de Ucrania en 2022. "Aquello fue espontáneo y solidario, pero lo de Israel es un intento propagandístico orquestado por su comunidad y su amplísima diáspora para reivindicar sus acciones en Gaza a través de Eurovisión y para contar con un gran gesto a nivel internacional que legimite lo que están haciendo", explica. 

Iván Iñarra, eurofán experto en historia del concurso, da por hecha la crisis si gana Israel y cree también que muchos seguidores, como él, pondrán fin a "su bonita relación de amistad" con el concurso. "La UER tendrá que decidir si mantiene un sponsor de origen israelí que mantenga vivo el festival, aunque muchos de los países abandonen", añade en relación a la presencia de Moroccanoil como patrocinador principal del festival desde 2019. 

Pese a la "sensación" de que Israel está más cerca del triunfo, los periodistas especializados creen que este es un año muy abierto y que otras candidaturas podrían finalmente imponerse pese a contar con la 'desventaja' del televoto para Israel. "El croata Baby Lasagna va primera en las apuestas y tendrá buen televoto, al igual que el francés Slimane entre los jurados. Y quizá pueda colarse una candidatura que puede sumar muchos puntos de los dos, como es el caso del suizo Nemo", señala Rocío.

Javier Herrero, de EFE, también cree que estamos ante un año muy difícil de pronosticar. "Me parece que va a depender mucho del orden de actuación y del nuevo sistema que permite votar desde que empiecen a cantar los artistas", asegura. Él destaca al francés Slimane, "muy conocido en su país, con muchas tablas en el escenario, aptitud y talento vocal. Además este año casi no hay baladas en la selección, así que destacaría con un tema muy francés que saciaría a quienes no vieron a Barbara Pravi alzarse con el micrófono de cristal en 2021", detalla. 

Hector Llanos, de El País, cree por su parte que "la originalidad y el talento" del suizo Nemo podría imponerse, al igual que "la propuesta barroca pero igualmente impactante" de le representante de Irlanda Bambie Thug, una de las revelaciones de este festival que, para su puesta en escena, cuenta con un director artístico español.

  Nebulossa cantando ZORRA en el ensayo de Malmö / Corinne CummingCorinne Cumming

¿Y qué pasará con la Zorra de Nebulossa? Todos los expertos consultados ven casi imposible estar dentro del top10, pero confían en un apoyo del televoto para obtener un decente puesto. "Creo que podemos dar una sorpresa y quizá arañar puntos del público, pero hay tantas candidaturas que están pugnando por ese televoto que quizá se concentre todo el apoyo del público en cuatro o cinco candidaturas y España acabe siendo una canción que gusta a casi todo el mundo, pero que nadie vota", lamenta Rocío. 

"España ha vivido una montaña rusa esta semana. Los ensayos fueron muy malos, pero la actuación de la semifinal fue muy buena y obtuvo un enorme aplauso. Es la canción que más fiesta transmite, pero temo que a la hora de la verdad no nos vote casi nadie. Como ocurrió con La Venda de Miki en 2019", señala Luis. Una opinión compartida por Sergio López, de El Independiente: "Creo que quedaremos en mitad de la tabla. A todo el mundo le gusta la canción y yo confío que los comentaristas puedan ayudarnos a que se entienda el mensaje en todos los países". Y Héctor de El País añade: "Con un poco de suerte, quizá quede en mejor posición que el 17 de Blanca Paloma el año pasado".

Más pesimista se muestra Herrero ante las opciones españolas. "La puesta en escena, que es bastante similar a la que se vio en Benidorm Fest, no permite que desde las casas europeas se conecte de la misma manera con la energía del tema y con quien lo relata desde un punto de vista personal, la propia Mery Bas. Aún así, estoy convencido de que con los años el tema va a quedar como canción muy querida de los eurofanes y que en Malmö Arena se va a corear mucho", augura.

Nieves Mira, de El Confidencial, cree que "nada nos salvará de quedar en la zona baja de la tabla", pero Zorra es "una canción disfrutona y que bailaremos mucho este verano". "Un diez a ellos y su actitud, que han ido mejorando con el paso de los ensayos", concluye.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es