En 1994 se vivió una de las matanzas más brutales de la historia reciente. El odio al diferente rompió persecución étnica, tras décadas de un desencuentro alimentado por las potencias coloniales europeas.
El Sahel es quizás una de las regiones más ricas del mundo, dotada de recursos valiosos como el uranio, el oro y el petróleo, pero su gente sigue sumida en la pobreza extrema, el hambre y los conflictos.
Los países comunitarios retiran sus últimas tropas del Sahel, pese al auge del terrorismo yihadista. Sólo quedan instructores en Malí que se van a marchar.
Afirman que el organismo se encuentra "bajo la influencia de potencias extranjeras", ha traicionado sus "principios fundadores" y "se ha convertido en una amenaza para sus Estados miembros".
Los militares han anulado las elecciones generales y los resultados de estos, han disuelto todas las instituciones y han cerrado las fronteras "hasta nuevo aviso". Los Bongo gobiernan el país desde hace casi medio siglo. El presidente está bajo arresto domiciliario, "disfrutando de todos sus derechos", apuntan fuentes militares.
El continente y la explotación de sus bienes por parte de Occidente saltan a primera plana tras el golpe de estado en Níger y la pelea de poder de los Wagner en la zona.
La "Marcha de la Justicia" de junio ha acabado restando poder a los mercenarios de Wagner, que han abandonado, Ucrania, pero no hay disolución ni desaparición. Son necesarios para la maquinaria de guerra e influencia global del Kremlin.
El grupo de mercenarios se mantiene en África, donde sus lucrativos contratos con países poseedores de piedras preciosas o metales valiosos blinda su presente.
La junta golpista de Níger se niega a recibir a una misión tripartita de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental, Naciones Unidas y la Unión Africana.