La mujer secuestrada y agredida con pegamento en la vagina: "No estoy muerta de momento"

La mujer secuestrada y agredida con pegamento en la vagina: "No estoy muerta de momento"

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La mujer que sufrió presuntamente la noche del pasado lunes una violenta agresión por parte de su expareja en Bembibre (León) ha reclamado protección ya que dice que se siente amenazada de muerte y que la va a matar.

La víctima, de 36 años, ha acudido este miércoles junto a su abogada, Emilia Esteban, al juzgado de instrucción número 5 de Ponferrada (León) para someterse a un examen forense y reclamar protección.

"Pido que me protejan, a mí y a mi hijo. Si no me va a matar", ha dicho la mujer, muy afectada por lo sucedido, en declaraciones a los periodistas a las puerta de los juzgados.

La denunciante tiene "múltiples" lesiones por todo el cuerpo, además de quemaduras producidas por el líquido corrosivo que le rociaron en la vagina, después de que fuera secuestrada en Fabero, donde reside, y trasladada hasta Bembibre, de donde es natural el presunto agresor.

"Estoy sentenciada. Me dijeron que denunciara para protegerme pero aún así me amenaza y no estoy muerta de momento", ha declarado. Por eso, tanto ella como su abogada reclaman que el acusado vuelva a prisión y no salga hasta que se celebre el juicio. "Esperamos que vaya a prisión y que no vuelva a salir. Es la única manera de que mi clienta podrá descansar", ha reclamado la letrada.

"SU LIBERTAD ES MI ENCIERRO"

Según ha relatado la víctima, las agresiones comenzaron cuando vivían juntos, relación que duró un año, pero empeoraron desde el momento en que ella decidió romperla.

"Su libertad es mi encierro", ha relatado la joven, quien denunció ayer ante la Guardia Civil que fue secuestrada y agredida por su expareja.

Según Esteban, "es necesario proteger las víctimas porque todas las denuncias que ha puesto no han servido para nada".

En cuanto a que el dispositivo de protección no sonara al acercarse su expareja en la noche del pasado lunes, ha explicado que no lo llevaba en ese momento encima porque había salido un momento a pasear al perro.

En todo caso, la abogada ha lamentado "que se hable más de la pulsera y no de la agresión en sí". "Cada caso es diferente. Un quebrantamiento de orden de alejamiento es un desprecio absoluto al juez y esto debería ser tenido en cuenta. Que no salga hasta que haya un juicio, y luego la sentencia ya dirá", ha reclamado la abogada.

La mujer ha recalcado que teme especialmente por su hijo, que no tiene ningún tipo de protección. "Le podían haber hecho algo a mi hijo en ese momento. Pido que lo encierren", ha insistido la víctima.

El detenido, I.R.G., de 35 años, pasará este miércoles a disposición judicial después de que el martes por la tarde fuera arrestado.

INVESTIGACIÓN EN CURSO

Mientras, la investigación trata de determinar si hay otra persona implicada, ya que la mujer ha declarado que su expareja iba acompañada por otro hombre cuando la secuestró.

La mujer denunció el martes que fue secuestrada la noche del lunes en Fabero (León) y posteriormente agredida y vejada por su expareja en Bembimbre.

Finalmente fue abandonada semidesnuda y maniatada en el barrio de la estación de la capital del Bierzo Alto y tras recibir los primeros auxilios, presentó la denuncia ante la Guardia Civil sobre las cuatro de la madrugada.

Ese mismo lunes la víctima había solicitado el reingreso en prisión de su expareja tras haber sido acosada durante el fin de semana.

El juzgado dejó en libertad al detenido el pasado viernes, aunque impuso al hombre la medida de llevar una pulsera telemática que controla la aproximación a su expareja.

La mujer denunció el pasado sábado que el hombre le había enviado un mensaje, por lo que solicitó de nuevo su ingreso en la cárcel, lo que motivó que lunes tuviera lugar una comparecencia en la que no se acreditó esa comunicación, según el TSJCyL.

Por lo tanto, el juzgado no decretó prisión para el acusado al entender que era suficiente la medida de control de la pulsera telemática.

La pulsera del hombre no avisó de la proximidad porque la mujer no llevaba el dispositivo de control correspondiente.